Los pilotos occidentales, bajo el mando de Estados Unidos, realizarán este miércoles las más peligrosas misiones de patrullaje que hasta ahora han debido cumplir sobre las dos zonas de exclusión en territorio de Iraq, desafiando al presidente Saddam Hussein, quien hoy dijo que serían derribados.
Los ataques balísticos lanzados por Estados Unidos este martes sobre el comando de defensa aérea iraquí, además de una advertencia contra cualquier otra acción militar de Saddam Hussein en las áreas de seguridad declaradas por la ONU, se propusieron reforzar la eficacia de las zonas de exclusión.
Estados Unidos agregó al ataque la decisión de extender a 30 millas (48 kilómetros) al sur de la capital iraquí, Bagdad -a partir de este miércoles-, la zona de exclusión que fue implantada por la ONU en el sur del país.
Saddam Hussein apareció este martes ante las cámaras de televisión, después de producirse el ataque estadounidense, para proclamar que las zonas de exclusión son "nulas y sin valor", y exhortar a sus fuerzas de defensa a derribar tantos bombarderos occidentales como les sea posible.
Washington se encuentra peligrosamente comprometido por el reiterado énfasis que ha puesto en que sean observadas las zonas de exclusión.
Sin contar las sanciones internacionales, las zonas de exclusión implantadas por la ONU (Organización de las Naciones Unidas) en el norte y el sur de Iraq son las únicas medidas que, por iniciativa de Estados Unidos, aún permanecen en vigencia en relación con Iraq y dentro del territorio del país.
Al haber fracasado los esfuerzos diplomáticos para unir a las diversas facciones del pueblo kurdo que se concentra en el norte, la observación de las zonas de exclusión resulta vital para los intereses de Estados Unidos.
En vista de que algunos aliados de Estados Unidos expresan su resistencia a las opciones militares -en especial Turquía, que es clave en la región por tener en su territorio bases aéreas de la OTAN con fuerzas bajo mando estadounidense-, Saddam Hussein puede contemplar con satisfacción una escalada de la situación bélica.
Para los iraquíes se trata simplemente de una cuestión de soberanía sobre su propia tierra, pues consideran que las zonas de exclusión son una violación de su derecho soberano.
Bagdad también afirma que las resoluciones de la ONU, que crearon esas zonas de seguridad después de la Guerra del Golfo de 1991 para proteger a los kurdos y los chiitas de los ataques de Bagdad, no autorizan una acción militar como la de esta jornada.
"La zona de exclusión no fue impuesta por la ONU, sino por Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos", afirmó el viceprimer ministro iraquí Tariq Aziz en declaraciones a la cadena televisiva estadounidense CNN.
"No la reconoceremos más, porque ya no tiene sentido ni justificación legítima. Debemos ejercer nuestra soberanía tanto en el aire como en la tierra", agregó Aziz.
Aun a riesgo de perder otras bases militares, Saddam Hussein podría aspirar a ganar más, en términos políticos y de seguridad general, al lanzarse a terminar su diversas guerras internas contra la minoría kurda en el norte y los chiitas en el sur.
Para el líder iraquí, "probar a su pueblo y a sus vecinos que él aún es quien manda en su país podría ser más importante que la destrucción de algunas de sus bases aéreas o depósitos de municiones", señaló un analista británico.
El ataque de Estados Unidos con misiles crucero se produjo luego de la caída este fin de semana de la ciudad de Irbil, principal bastión de la Unión Patriótica del Kurdistán, en manos del Partido Democrático del Kurdistán, respaldado por tropas iraquíes.
El opositor Congreso Nacional Iraquí sugirió que estas fuerzas se dirigirán a Suleimaniya, segunda ciudad de la región, en persecución de sus rivales. La ciudad está situada al sur y fuera de la zona de seguridad y de la principal área operativa de las fuerzas aéreas comandadas por Estados Unidos. (FIN/IPS/tra-en/jmr/ao/ab/mom/rj/arl-ml/ip/96