La importancia que Beijing otorga a un tranquilo pasaje de la soberanía de Hong kong por parte de Gran Bretaña, fue subrayada por los pasos que están dando ahora las autoridades chinas para mejorar sus relaciones con Londres.
En particular, Beijing se muestra deseosa de zanjar diferencias antes de un crucial encuentro en Nueva York a fin de mes entre el ministro chino de Exteriores, Qian Qichen, y su homólogo británico, Malcolm Rifkind, destinado a remover los últimos obstáculos que dificultan la ceremonia de traspaso el 30 de junio de 1997.
"China es más conciente que el reloj avanza y todavía hay cuestiones irritantes para resolver, si es que pretende una transición sin sacudidas el año próximo", declaró Michael DeGolyer, de la Universidad Baptista de Hong Kong.
En las últimas semanas, en lugar de las constantes invectivas contra Gran Bretaña, el gobernador de Hong Kong, Chris Patten, y activistas prodemocráticos de la colonia, Beijing ha extendido ramos de olivo a pesar de las divergencias.
A comienzos de septiembre, funcionarios chinos proclamaron una tregua en su campaña de cuatro años contra Patten, quien enfureció a Beijing por impulsar reformas democráticas en Hong Kong.
El funcionario chino de mayor rango en Hong Kong, que constantemente ha tratado de evitar un encuentro con el gobernador colonial, llegó a decir que estrechará la mano de Patten durante el traspaso, si bien Michael Chugani, ex editor del "Hong Kong Standard", preguntó: "¿Quién dará el primer paso?".
Gran Bretaña y China han estado trabados en una amarga controversia acerca del papel de Patten en la ceremonia, con Londres insistiendo que debe ser protagónico y Beijing objetando todo excepto un rol en segundo plano.
"China aparentemente ha desarrollado un sentido de urgencia para resolver las diferencias", señaló Terry Cheng, un analista de Hong Kong. "Ya queda poco tiempo para soluciones amistosas".
Beijing tambien envió una carta a miembros del Partido Demócrata de Hong Kong en respuesta a otra de la agrupación, revirtiendo su política de incomunicación y rechazo de líderes políticos, a los cuales antes consideró "una banda de descastados".
Según analistas, los chinos temen que los demócratas organicen una ola de agitación y demostraciones durante y despues de la ceremonia de traspaso, que podrían perturbar la transición. Los dirigentes de Beijing se muestran deseosos de mitigar el resentimiento de la parte democrática mediante señales amistosas.
Demócratas y otros grupos que se oponen al propósito de Beijing de desmantelar la legislatura directamente electa de Hong Kong y reemplazarla con un nuevo parlamento provisorio, todavía no pueden viajar a China porque el gobierno les niega las visas de ingreso.
Michael Yahuda, de la Escuela de Economía de Londres, dijo que hay menos prejuicios de Beijing de considerar a las personas solo como partidarias de China o probritánicas.
Como una nueva muestra de la actitud conciliadora de China, analistas locales informaron que Beijing está considerando reunir su legislatura provisoria para Hong Kong fuera de la península, para evitar tensiones políticas con el gobierno colonial.
Sin embargo, otros analistas dijeron que esto podría proteger tambien a la legislatura provisoria de peticiones y demostraciones de grupos prodemocráticos, que amenazaron con salir a la calle para defender sus derechos, conferidos por el voto popular.
Algunos observadores creen que Beijing está deseosa de mostrarse conciliadora para asegurar la estabilidad, ya que cualquier señal de perturbación en torno al pasaje de poder podría causar una fuga en masa de inversiones y capitales del territorio.
"No es la primera vez que Beijing lanza una ofensiva amistosa", advirtió un portavoz del Partido Demócrata. "Sabemos bien que puede cambiar de actitud en cualquier momento". (FIN/IPS/tra-en/ys/cpg/ego/ip).
= 09180911 DAP001
