El gobierno de Honduras negociará con Estados Unidos el pago por el uso de las instalaciones de la base militar de Palmerola, ubicada en el central departamento de Comayagua.
Jorge Reina, vicepresidente del parlamento y hermano del mandatario Carlos Reina, dijo que Honduras esta listo para negociar con Estados Unidos el alquiler de la base militar.
"Estamos listos para hablar con ellos (Estados Unidos) y ver hasta que punto pueden ayudar a Honduras pagando por la permanencia de sus soldados en el país", dijo Reina.
El jefe de las Fuerzas Armadas, general Mario Hung, dijo que el tema ha sido analizado con el presidente, pero aún "no hay una propuesta formal".
El martes, la emisora radio América divulgó la versión que las Fuerzas Armadas propondrían al mandatario que cobre el alquiler de Palmerola.
Esta versión generó fuertes críticas de sectores políticos y grupos defensores de los derechos humanos, que calificaron la propuesta de "ofensiva a la dignidad nacional" y abogaron por una salida de las tropas estadounidenses de Honduras.
Ramón Custodio, presidente del Comité de Derechos Humanos, dijo que "el territorio hondureño no se vende ni alquila y lo razonable es que salgan las tropas norteamericanas".
En los mismos términos se pronunció el gubernamental comisionado de los Derechos Humanos, Leo Valladares, quien sostuvo lo procedente es que esas tropas salgan de Honduras.
En 1983, el ejército de Estados Unidos construyó en Palmerola un aeropuerto militar, depósitos de combustible, barracas y una estación de radar dentro de su política antisandinista hacia Nicaragua y contrainsurgente hacia El Salvador.
Tras la instalación de la base se estacionó la Fuerza de Tarea Bravo, con un millar de soldados, médicos y personal de servicio.
Durante la década pasada, los ejércitos de Honduras y Estados Unidos realizaron un intenso programa de maniobras militares. En el desarrollo de las mismas, el territorio hondureño albergó hasta 40.000 soldados para intimidar en ese entonces al gobierno sandinista en Nicaragua y la guerrilla de El Salvador.
Desde Palmerola, Estados Unidos espiaba, con modernos aviones a control remoto, los movimientos del ejército de Nicaragua que combatía a los rebelbes "contras" y de la guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional de El Salvador.
La intención de exigir un pago por la presencia militar coincidió con la solicitud de las Fuerzas Armadas para un aumento en 100 por ciento de su presupuesto para 1997.
Las Fuerzas Armadas solicitaron un aumento de 26 a 52 millones de dólares, pero el presidente en Consejo de Ministros desestimó el pedido y aprobó 29 millones de dólares.
Los militares alegaron que la implementación del servicio militar voluntario y educativo requiere de más fondos para la institución armada, al tiempo que el mayor incremento se destinaría a la policía, que en 1997 pasará del sector militar al civil.
En la década pasada, Estados Unidos elevó de tres a 75 millones de dólares su ayuda militar, y de 20 a 120 millones su cooperación económica.
El embajador de Estados Unidos en Honduras, James Creagan, dejó entrever que las tropas norteamericanas podrían cobrar por su labor de cooperación en este país centroamericano.
"Las tropas norteamericanas están a solicitud del gobierno de Honduras, dentro de los tratados de asistencia militar y de cooperación", dijo.
Durante su permanencia en Honduras, las tropas norteamericanas construyeron varios aeropuertos y carreteras, como parte de los ejercicios de su Guardia Nacional. (FIN/IPS/jrd/ag/ip/96