La instalación de una base naval estadounidense en la isla Petit Martinique, una iniciativa que el gobierno de Grenada juzgó simple y viable, se ha convertido en una batalla entre residentes y funcionarios oficiales.
El gobierno ratificó que seguirá adelante con la base, cuya construcción comenzará el año próximo, pero los isleños siguen desafiantes y sostienen que eso no ocurrirá si pueden evitarlo.
"Estamos convencidos que una base de guardacostas patrocinada por Estados Unidos sobre el terreno de juegos de una escuela elemental y preprimaria acarreará más daño que beneficio, no solo en terminos de lucha internacional contra el narcotráfico, sino sobre todo a los niños", sostuvo el activista Michael Caesar.
"Esos niños que pasan del jardín de infantes a la escuela primaria, se verán influenciados cada día directamente por el estilo de vida y la notoria reputación asociada a una instalación militar de ese tipo", acotó.
Sin embargo, la respuesta del gobierno fue que ese proyecto representa un nuevo paso en su lucha contra el tráfico ilegal de drogas, y seguirá adelante a pesar de las protestas.
"El problema fundamental es que disponemos de significativa evidencia de narcotráfico en las Grenadinas, y me han advertido que si fracaso en tomar las medidas adecuadas, entonces seré responsable", declaró el primer ministro Keith Mitchell.
Funcionarios estadounidenses y el gobierno de Grenada están convencidos que esa base en un área donde convergen docenas de islas pequeñas y que ha convertido en puerto popular de recalada para muchas embarcaciones, tiene una ubicación ideal para entrenar a fuerzas encargadas de reprimir el narcotráfico.
También confían que la base servirá como factor de disuasión para potenciales traficantes.
Los gobiernos de la región se han mostrado preocupados recientemente que la situación geográfica de islas y países las convierta en una ruta ideal para el narcotráfico.
Autoridades policiales de la región han estado previniendo que todo el Caribe ha sido tomado como punto de tránsito de los embarques ilegales procedentes de productores sudamericanos, imposibilitados de usar las rutas tradicionales.
Algunos afirman que las drogas son canalizadas a través de Venezuela y Guayana hacia Trinidad-Tobago y la cadena de islas caribeñas. No se han dado cifras sobre el valor del tráfico pero ha sido estimado en miles de millones de dólares.
Residentes de Petite Martinique, situada a 41 kilómetros al norte Grenada, afirmaron que no existe ningún problema de drogas en la isla y la instalación de la base será una perturbación.
La base costará alrededor de 22 millones de dólares y su construcción comenzará entre abril y mayo de 1997, cuando unos 100 soldados estadounidenses lleguen a la isla.
El mes pasado, un equipo de funcionarios militares y de la embajada estadounidense, incluyendo los comandantes Mike Schaefer, del Comando Atlántico de EE.UU., y Jesse Dickens, oficial de enlace de su embajada en Barbados, asi como el comisario de Policía de Grenada, Néstor Ogilvie, se reunieron para discutir el tema.
Cuando llegaron a las isla sus 1.000 residentes expresaron a viva voz su protesta.
"La mayoría de la gente es contraria a la base porque el gobierno no la consultó. Es una isla pacífica, sin problemas y con un estilo de vida basado en la pesca y la construcción de embarcaciones, y no creo que (el gobierno) deba decidir por nosotros", dijo Reynold Belmar, empleado de una gasolinera.
"No tenemos problemas de drogas. Ciertamente nuestra gente no, porque carece del dinero para eso. Nuestra subsistencia se basa sobre todo en la fabricación de embarcaciones", reiteró.
Primero colonizada por los franceses, Grenada fue una colonia británica desde 1783 a 1958, cuando se unió a la Federación de las Indias Occidentales. Ganó completo autogobierno y condición de estado asociado en 1967. El país se independizó en 1974, pero en 1979 el gobierno electo fue derribado por un golpe de estado.
La revolución de tendencia socialista y procubana finalizó en 1983 con una invasión de fuerzas estadounidenses. Desde entonces Washington ha ejercido una suerte de tutela compulsiva sobre el país que ha suscitado siempre el rechazo de sus habitantes. (FIN/IPS/tra-en/mb/cb/cb/ego/ip).
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