GHANA: La pequeña minería deja al país llena de agujeros

La pequeña minería de Ghana no ha dejado piedra sin dar vuelta en su búsqueda de diamantes y oro. Por eso se ganaron la inquina de agricultores, religiosos, educadores, grandes compañías mineras y, ahora, la del gobierno.

Los pertinaces mineros perforan patios de escuelas, iglesias y hasta cementerios, y los granjeros deben combatirlos como a la langosta cuando invaden sus tierras. Además, sus prácticas poco ortodoxas provocan serios daños ambientales, pues a su paso dejan kilómetros de pozos y túneles.

El viceministro de Ambiente, Ciencia y Tecnología, Sam Pee Yalley, admitió que el gobierno aprecia la contribución de la pequeña minería a la economía de Ghana, pero advirtió que no permitirá la destrucción de propiedad estatal o perjuicios a otros ciudadanos.

Los mineros, llamados por los ghaneses "galamsey" (por "gather them and sell", recógelos y vende), han recaudado 118 millones de dólares en oro y 76 millones de dólares en diamantes. Además, la actividad dio trabajo a más de 50.000 jóvenes de las ciudades del país.

Familias enteras dependen de la pequeña minería para sobrevivir. Las escuelas registran muchas inasistencias pues niños a partir de nueve años de edad, frecuentemente acompañados por sus propios profesores, se dedican a esa actividad.

Pero los "galamsey" cavan cualquier lugar donde sospechen que existen minerales preciosos.

Las escuelas e iglesias de Akwatia, en el oriente de Ghana, están surcadas de intricados túneles por esa causa. Los edificios de la Escuela Católica St. Roses, la Escuela Metodista y el Mausoleo Real fueron parcialmente destruidos por los mineros.

El pastor de la parroquia anglicana del poblado de Tarkwa informó que los mineros cavaron las aulas de la escuela local en busca de oro. El religioso teme que su templo sea el próximo objetivo.

Los "galamsey" de la región oriental de Bolgatanga destrozan cualquier rocas donde intuyen que se esconde el oro mediante molinos de cereal. El polvo se disemina por doquier y provoca serios daños al ambiente.

También destruyeron parte de las reservas de bosque destinadas a detener la desertización antes de que el ejército los echara del lugar.

El gobierno de Ghana legalizó la pequeña minería en 1989, después de muchos años de actividad clandestina, y ordenó entonces el pago inmediato de los minerales que se extrajeran. Pero ahora está demasiado furioso con los "galamsey", que cavaron debajo de las principales vías férreas del país.

Las líneas occidental y central de ferrocarriles quedaron seriamente dañadas tras una inversión de millones de dólares aportados por Italia para su restauración, que había mejorado el tráfico de cocoa, bauxita, manganeso y madera al puerto de Takoradi desde el interior del país.

Los "galamsey" cavaron túneles bajo las vías férreas en Tarkwa, Aboso, Amantin, Abontiakrom y el valle de Huni, áreas ricas en oro. Yalley inspeccionó las líneas con un grupo de periodistas.

En el viaje, el funcionario anunció a un grupo de ancianos y mujeres que extraían minerales a 200 metros de la vía que serían severamente juzgados, y les alertó que quienes contaminaran las fuentes de agua potable con mercurio tampoco serían perdonados.

Yalley no especificó que tipo de castigos sufrirían, pero, de todos modos, las autoridades no tienen personal ni estructura para vigilar las vías férreas.

Antes, los "galamsey" trabajaban de noche, pero ahora lo hacen a plena luz del día, sin hacer caso a las advertencias de las autoridades.

La relación de quienes se dedican a la pequeña minería con las grandes compañías de extracción de minerales, obviamente, está lejos de ser amigable.

Los mineros del poblado de Akrofuom chocaron en abril con los funcionarios de seguridad de la compañía Ashanti Goldfields (AGC). La policía debió operar varios días para acabar con los disturbios.

Al final, los vehículos de la empresa quedaron incendiados y 10.000 gallinas y pollos de una granja agrícola cercana resultaron muertos.

Los pobladores de Akrofuom afirman, sin embargo, que no se han visto beneficiados por la actividad de AGC, que extrae minerales en esas tierras desde 1898. La compañía produjo casi un millón de onzas de oro el año pasado, 93 por ciento de la extracción total del país.

La desocupación provocó en Obuasi y Akrofuom un auge de la minería ilegal.

"No podemos cultivar nuestra tierra pues fue destruida y nuestras fuentes de agua están contaminadas. Apenas podemos dedicarnos a esto y, aun así, la AGC dice que estamos invadiendo su propiedad", dijo Mensah Bonsu, un joven "galamsey".

AGC es la primera empresa multinacional originaria de Ghana, y posee ramas en Malí y Zimbabwe, así como permisos de prospección en Eritrea, Etiopía y Guinea.

Pero los mineros informales también tienen problemas con la compañía South African Company Golfields, en Prestea, y la especializada en diamantes De Beers, en la oriental Akwatia, que también han denunciado invasiones. (FIN/IPS/ea/pm/mj/en pr/96

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