El fantasma de la República, que parecía enterrado por un consenso unánime de apoyo al Rey Juan Carlos, volvió a agitarse en España invocado por declaraciones de Julio Anguita, líder de la coalición Izquierda Unida (IU) y secretario general del Partido Comunista.
Anguita cosechó un aluvión de críticas, incluso de un sector minoritario de IU, tras anunciar en una fiesta del PC de este fin de semana que reclamará la República si quienes deben desarrollar el Estado democrático no lo hacen, en especial el gobierno.
La Segunda República (1931-39) fue abatida tras una cruenta guerra civil iniciada por la rebelión del general Francisco Franco.
A la muerte de éste en 1975, las fuerzas políticas y sociales apoyaron por consenso a la monarquía personalizada en el rey Juan Carlos, para lograr una transición pacífica a la democracia.
Después, el parlamento constituyente, elegido sin ningún partido o fuerza política proscripto, elaboró una Constitución, también por consenso, y ésta fue aprobada a través de un referéndum, celebrado el 6 de diciembre de 1978.
El líder comunista señaló este lunes en rueda de prensa, tras negar que el eje de su discurso sea un atanque a la monarquía, que existe una involución democrática y un intento de conseguir un pueblo sumiso y resignado.
También afirmó que "hay poderes económicos, fuerzas políticas, grupos sociales y colectivos enquistados en los aparatos del Estado con prácticas anticonstitucionales".
Anguita objeta la política económica, que califica de neoliberal, la decisión de integrar a España en la estructura militar de la Otan y la negativa del gobierno de facilitar a la justicia documentos que implicarían en la "guerra sucia" en el país vasco al gobierno presidido por Felipe González.
El PC, recordó el líder comunista, aceptó la monarquía parlamentaria porque la Constitución recogió principios que apoyaba ese partido: derecho al trabajo y al pleno empleo, sanidad pública, pensiones adecuadas, solidaridad y justicia.
Uno de los aspectos que más duelen a Anguita es el de la guerra sucia (1983-87).
El jefe del gobierno, José María Aznar, ha mentido a sus votantes al pedirles su voto con la promesa de la regeneración de la vida pública o ha sido obligado a no desclasificar los papeles vinculados a la guerra sucia, añadió.
Aludió también a la existencia de presiones o chantajes a los que estaría cediendo Aznar. Algunos columnistas, como Pablo Sebastián y Javier Ortiz, en el diario El Mundo, insinuaron que esas presiones provendrían del Rey, quien habría impuesto en el cargo al ministro de Defensa, Eduardo Serra.
La posición de éste ha sido decisiva para que el gobierno no entregue los documentos a la justicia, según afirmaciones de dos de sus compañeros de gabinete.
Aznar negó que el Ministro le haya sido impuesto, y quienes conocen bien a la Casa del Rey señalan que Serra no es una persona próxima al monarca y que antes de ser nombrado para el cargo nunca había concurrido al Palacio de la Zarzuela, residencia de Juan Carlos de Borbón.
Pero Anguita no se limitó a reivindicar el derecho del PC a volver a reclamar la República como forma de gobierno, sino que también alzó otros dos principios que provocan escozor en los dos partidos mayoritarios, el gobernante Partido Popular (PP) y el opositor Partido Socialista Obrero Español (PSOE).
Esos dos principios son el del estado federal y la autodeterminación.
La Constitución define a España como una nación unitaria, organizada en comunidades autónomas, y la autodeterminación es un tema "tabú" para la mayoría, aunque el Partido Nacionalista Vasco (PNV) y los independentistas vascos radicales la reivindiquen.
Las palabras de Anguita, a las que él mismo ha quitado este lunes el valor de una propuesta específica, le sirven para consolidar su liderazgo en el PC pero, al mismo tiempo, provocan un rechazo generalizado en las demás fuerzas políticas.
Angel Acebes, coordinador general del PP, calificó a la propuesta de Anguita de estrategia calculada y de grave error.
Porque, añadió "plantea un debate que no existe en la sociedad española, ni siquiera en la izquierda, y que se aleja del sentimiento mayoritario". Alude así a todas las encuestas de opinión, que colocan al Rey como la personalidad mejor valorada por los españoles.
Los socialistas también lo criticaron y advirtieron que en todos los países europeos donde se ha ejercido el derecho a la autodeterminación ha habido violencia. Por lo demás, dijo el diputado socialista Jesús Caldera, España es lo más parecido a un modelo federal, aunque no se lo denomine así.
Por último, la crítica le llegó también desde su antecesor en el liderazgo comunista, el veterano Santiago Carrillo. Este fue, cuando regresó en 1977 del exilio, quien pactó el apoyo a la transición democrática y aceptó la monarquía parlamentaria como forma de gobierno.
Anguita, dijo este lunes Carrillo, "está fuera de órbita" y "es un (Umberto) Bossi a la española", en alusión al político separatista del Norte de Italia, que se moviliza en ese sentido sabiendo que carece de posibilidades de hacerlo.
Mas, en órbita o fuera de ella, llamándose Julio o Umberto, el líder comunista español ha logrado resucitar un fantasma al que todos daban por muerto. Y en las urnas Anguita recogió en las últimas elecciones diez por ciento de los votos, convirtiéndose en la tercera fuerza parlamentaria. (FIN/IPS/td/jc/ip/96