Bill Clinton confía en que el Partido Demócrata conquistará otra vez y sin esfuerzo el voto de las grandes ciudades, mientras su rival republicano, Bob Dole, sigue la tradición de su sector y apela en forma casi excluyente al electorado suburbano.
Al parecer, esta es la razón por la cual los problemas urbanos parecen ausentes en la actual campaña. Pero Clinton y Dole son, según muchos expertos, los últimos candidatos de la historia del país que reclamarán fundamentalmente el voto suburbano mientras ignoran la crisis de las ciudades.
Este es un lamento repetido tras las convenciones de los partidos Demócrata y Republicano, durante las cuales los problemas de las ciudades estadounidenses fueron poco considerados, cuando no, lisa y llanamente, eludidos.
"Ninguno de los partidos está preocupado en hablar de las ciudades estadounidenses. Ambos están convencidos de que los votantes están en los suburbios", sostuvo Bob Hickey, codirector del instituto Campaña por el Futuro de América, con sede en Washington.
Pero las ciudades no pueden ser ignoradas por los políticos, según los especialistas. "En las pasadas tres décadas, las grandes ciudades han pasado por otra 'gran depresión"' como la registrada en la economía de Estados Unidos a partir de 1929, dijo Max Stamper, vocero de la Liga Urbana Nacional.
En muchos barrios, como en Harlem o Brooklin, Nueva York, o en South Side, Chicago, el desempleo alcanza a 70 por ciento, mientras el promedio nacional es de poco más de cinco por ciento.
Algunos estudios afirman que la crisis laboral urbana no se solucionará rápidamente, pues quienes procuran empleo superan la oferta en seis a uno en Chicago y en nueve a uno en el este de San Luis.
Estas estadísticas alimentan la crisis nacional del sistema de bienestar. "¿Cómo se puede quitar el subsidio de desempleo a más de 79.000 personas si el mercado de trabajo les ofrece menos de 5.700 puestos?", se preguntó el periódico The Washington Post.
Los dos partidos, según Stamper, fracasaron en su combate al desempleo masivo, el crimen y la decadencia que son el signo de estos tiempos en las ciudades estadounidenses.
Las únicas excepciones proceden del candidato republicano a la vicepresidencia, Jack Kemp, y el diputado demócrata por Nueva York Charles Rangel. Pero ambos ponen énfasis en el papel del sector privado para sacar a flote a las ciudades más que en iniciativas del gobierno.
Kemp se ha referido al establecimiento de "zonas empresariales urbanas" mediante rebajas de impuestos en áreas empobrecidas donde cunde el desempleo.
Por su parte, Rangel ha sido el portavoz de numerosos demócratas liberales que acuñaron el concepto de "zonas de oportunidad", también pensadas para maximizar el papel del sector privado en áreas urbanas críticas.
A pesar de decenios de dominio demócrata en el electorado de las grandes ciudades, Kemp fue el candidato que con mayor insistencia ha apelado al voto urbano, más aun que Clinton o el vicepresidente Al Gore.
"Si los dos partidos compiten por cada voto, será mejor para la comunidad negra, para la comunidad hispánica, para la comunidad urbana. Con todo el corazón les digo que queremos ganar sus votos", dijo Kemp en un gueto de Los Angeles el mes pasado.
Pero la visión del desarrollo urbano de Kemp se limita a las "zonas empresariales" y a la ayuda federal a quienes compran vivienda por primera vez.
"En el mejor de los casos, se trata de un subsidio a los empresarios", dijo Hickey, quien admitió que, de todos modos, el candidato introdujo a las ciudades en la discusión electoral.
Gore, encargado de detallar los logros del gobierno de Clinton en la convención del Partido Demócrata celebrada en Chicago la semana pasada, apenas pudo mencionar uno específicamente referido a las ciudades, las "zonas de fortalecimiento que devolvieron la vida a los vecindarios".
Las "zonas empresariales", "zonas de oportunidad" o "zonas de fortalecimiento" quizás no ofrezcan a las ciudades tantas ventajas como proclaman sus defensores, pues, según Hickey, solo generarán puestos de trabajo con bajos salarios.
Pero el experto agregó que los políticos procedentes de las ciudades, como Rangel, proponen estos conceptos "porque es lo único" que sus partidos les permiten ofrecer.
Joyce Purnick, columnista del periódico The New York Times, observó esta semana que "republicanos y demócratas difícilmente pronunciaron la palabra 'ciudad' en sus convenciones nacionales, a menos que se la acompañara de los equívocos conceptos de 'zonas de fortalecimiento' y 'zonas empresariales"'.
De cualquier manera, este debate limitado es la primera señal en muchos años de una discusión nacional sobre el destino de las ciudades.
Las últimas campañas electorales eludieron el problema por completo, pues los demócratas percibían los votos de negros y latinos de las ciudades como cautivos y los republicanos enfocaban sus discursos en los votantes blancos y suburbanos.
Esta ecuación cambió en los últimos años, pues las dos principales ciudades de Estados Unidos cambiaron sus alcaldes negros y demócratas por republicanos blancos.
Con sus fuertes apelaciones al combate contra el crimen, Rudolph Giuliani, de Nueva York, y Richard Riordan, de Los Angeles, demostraron que los demócratas no tenían el voto de las ciudades en un puño.
Pero Doug Henwood, editor de la revista The Left Business Observer, cree que las fallas de los dos partidos tendrá como efecto que muchos votantes les darán la espalda a ambos.
"Republicanos y demócratas tienen cada vez menos importancia en las ciudades. Los demócratas fracasaron miserablemente en el gobierno de las grandes ciudades, que se deterioraron en todos los sentidos", anotó Henwood.
Clinton se equivoca si cree que el tradicional desdén de los republicanos hacia las minorías, los inmigrantes y otros residentes urbanos le garantizará nuevamente una fuerte votación en las ciudades al Partido Demócrata, según el periodista.
"Creo que mucha gente preferirá, simplemente, quedarse en casa" en la elección de noviembre, concluyó Henwood. (FIN/IPS/tra- en/fah/jl/mj/ip pr dv/96