Ausencia de "paquetazos económicos" y sobresaltos inflacionarios son los "logros históricos" que Abdalá Bucaram señaló al analizar su primer mes de gestión como presidente de Ecuador.
En su primer mes, el mandatario conformó un equipo de gobierno en el que destacan varios amigos personales, dictó medidas contra la evasión fiscal y la delincuencia, jugó al fútbol, grabó discos compactos y descubrió la diplomacia, con un efectista encuentro con su par peruano Alberto Fujimori.
No obstante, muchos ecuatorianos consideran que el país ha vivido en un compás de espera, desde que Bucaram asumiera el poder el 10 de agosto.
Los ajustes económicos, según los especialistas y los estrategas del nuevo gobierno, tendrán que venir, pues hay que subsanar un déficit fiscal superior a cuatro por ciento del producto interno bruto si se pretende cumplir con las generosas promesas electorales.
Con un discurso de fuerte tono populista, Bucarám ofreció destinar el 30 por ciento del presupuesto a la educación, la construcción de 50.000 viviendas cada año y la creación de nuevos puestos de trabajo.
Pero el plan económico, que estará listo en las próximas semanas, cuenta con la asesoría del ex ministro argentino de Economía Domingo Cavallo, autor del plan de estabilización de contenido neoliberal vigente en su país.
Cavallo impartirá unas cuantas lecciones de economía al gobierno ecuatoriano, como reconoció el propio Bucaram, pero algunas de sus tesis ya comenzaron a ser consideradas, como la eliminación de los subsidios a los combustibles y una mayor recaudación tributaria.
Mientras tanto, las políticas sociales del gobierno, que son lideradas por la vicepresidenta Rosalía Arteaga, tendrán que esperar.
Algunos analistas subrayan la contradicción existente entre el discurso de Bucaram y las medidas económicas que pretende aplicar. Pero otros consideran que la contradicción se encuentra en la base del populismo, en el cual Bucaram se mueve como pez en el agua.
A sólo 24 horas de la ceremonia de investidura, Bucaram anunció la militarización de las aduanas para controlar la evasión generada en ese sector durante el gobierno anterior y firmó un decreto contra la delincuencia que facultó a las Fuerzas Armadas a intervenir en asuntos de seguridad ciudadana.
Poco más tarde, el gobierno ordenó la militarización de la petrolera Maxus, que mantenía un contrato de prestación de servicios con el Estado ecuatoriano considerado inconveniente para el país.
Las primeras medidas de gobierno fueron calificadas como drásticas y peligrosas, ya que podrían frenar el ingreso de capital externo, una de las condiciones necesarias para impulsar el crecimiento económico.
Bucaram asistió también en este primer mes a su primera gran rechifla pública en el estadio de Quito, donde el seleccionado nacional de fútbol enfrentó a Venezuela en las eliminatorias para la Copa del Mundo de Francia 1998.
La reacción se atribuyó en parte a las recientes declaraciones de Bucaram contra los jóvenes que usan ropa negra, pelo largo y escuchan música rock, y sorprendió a comentaristas locales que vieron en el hecho un preocupante síntoma de descontento popular a sólo 20 días de haber asumido la presidencia.
Sin embargo, las críticas cesaron cuando Bucaram entabló una relación con su par peruano en la ciudad boliviana de Cochabamba, en el marco de la Cumbre del Grupo de Río.
Desde que Ecuador y Perú libraron una guerra no declarada por un viejo diferendo limítrofe a principios de 1995, las negociaciones de paz se han llevado a nivel de cancilleres. Pero ahora Bucaram aceptó de inmediato una invitación que le formulara Fujimori para que visite Lima en enero próximo.
"Poco a poco el país va conociendo a un estadista pragmático, sin protocolo, que vive cerca del pueblo", comentó Bucaram a la prensa, mientras promocionaba un disco compacto que grabó con el grupo uruguayo Los Iracundos, en el estudio de su amigo Fernando Rosero, contralor general del Estado y pianista.
"Los que me quieran comprarán el disco para escucharme y los que me odien también lo comprarán, pues tendrán otro pretexto para odiarme", arguyó Bucaram. (FIN/IPS/mg/ag/ip/96
