La decisión del consejo municipal de la ciudad de Turín de proponer la legalización de las drogas consideradas "blandas" y autorizar la distribución de heroína a toxicodependientes provocó en Italia un amplio debate que dividió internamente a las fuerzas políticas.
Es la primera vez que una capital italiana (Turín lo es de la región norteña de Toscana, una de las más ricas del país) intenta seguir el ejemplo de ciudades europeas como Zurich (Suiza), Hamburgo, Francfort (Alemania), Amsterdam o Copenhague.
La coalición de centroizquierda en el gobierno, constituida por ex comunistas, ecologistas y grupos de centro provenientes de la ex Democracia Cristiana, se manifestó profundamente dividida por la propuesta de Turín, expuesta el día 12.
Las discrepancias internas fueron menores entre las fuerzas de oposición de centroderecha. Sólo dirigentes del Partido Radical como Marco Taradash insistieron en sus tesis antiprohibicionistas.
Una encuesta realizada después que se conoció la propuesta de Turín reveló que la mayoría de los italianos (68,1 por ciento) es contraria a que se legalice la adquisición, la producción y la venta de hashish y marihuana. En favor se pronució el 27 por ciento.
No obstante, la mayoría de los encuestados sostiene que la legalización de las drogas denominadas "blandas" atacaría uno de los principales negocios de la mafia local, que controla el narcotráfico.
En 1995 murieron en Italia por consumo excesivo de estupefacientes 1.098 personas, según cifras oficiales. Turín es una de las ciudades más afectadas del país, con 100 muertos por sobredosis este año.
Otras 21.851 personas fallecieron como consecuencia de la utilización de jeringas contaminadas con el virus del sida.
En las estructuras públicas hay unos 84.400 tóxicodependientes internados y 22.000 en las privadas, mientras que al menos dos terceras partes de los 50.000 detenidos en las cárceles del país fueron remitidos por delitos ligados al consumo de drogas.
Las autoridades administrativas emitieron ese año 66.000 sanciones por el uso de drogas ligeras.
Los integrantes del gobierno manifestaron opiniones divergentes respecto a la propuesta turinesa. En un mismo ministerio, el de Justicia, el titular y su subsecretario discreparon sobre el tema, al igual que lo hicieron dirigentes del mayoritario Partido Democrático de la Izquierda.
El senador "verde" Luigi Manconi, autor de uno de los cuatro proyectos presentados al parlamento para legalizar las drogas "blandas", sostuvo que con esa medida se pondría término a una de las actividades principales del crimen organizado.
Estudios especializados han demostrado que quienes consumen drogas de ese tipo no pasan necesariamente a utilizar otras consideradas "duras", indicó.
El subsecretario de Justicia, el también ecologista Franco Corleone, expresó su esperanza de que el gobierno envíe al Parlamento un proyecto para legalizar las drogas ligeras.
La propuesta fue rechazada por el primer ministro Romano Prodi, un católico de izquierda.
Prodi recordó que esa iniciativa no forma parte del programa con que las fuerzas progresistas de la coalición El Olivo triunfaron en las elecciones parlamentarias del 21 de abril.
La Iglesia Católica, que cuenta con numerosos centros de rehabilitación de tóxicodependientes, también es contraria a la legalización, según afirmó Antonio Mazzi, director de uno de esos establecimientos.
"El problema de la droga, que es tan grande, no se resuelve con anuncios sensacionalistas como el de Turín", señaló.
El número dos de la ex fascista Alianza Nacional, Mauricio Gasparri, constituyó a su vez en la Cámara de Diputados un grupo interparlamentario con el objeto de "rechazar cualquier forma de liberalización o distribución controlada de cualquier droga, incluso de aquellas impropiamente definidas suaves".
El Parlamento Europeo aprobó en 1994 un plan de acción para el periodo 1995-1996 con el fin de "intensificar la lucha contra el crimen organizado y ofrecer a los tóxicodependientes programas de asistencia sanitaria".
En los últimos años, las cumbres europeas concluyen con un documento que reitera la voluntad común de armonizar las legislaciones nacionales sobre temas ligados al combate a las drogas.
Suecia, considerado hasta hace poco un "paraíso" de los consumidores de drogas por su permisividad, admitió "errores" en ese plano.
Holanda disminuyó por su lado a la mitad el número de "coffeeshops" (lugares de expendio libre de drogas "blandas") y limitó a cinco gramos la tenencia permitida de haschish, contra 30 anteriormente.
En Zurich, el parque "Platzspitz", donde los consumidores podrían adquirir libremente estupefacientes bajo control médico, fue cerrado hace algunos años.
En cambio, en Alemania, la Corte Constitucional autorizó en 1994 la tenencia de drogas "blandas" para consumo personal, lo mismo que sucede en algunos barrios de Copenhague desde 1969. (FIN/IPS/jp/dg/ip-he-pr/96