/DERECHOS HUMANOS/SUDAFRICA: Pena de muerte vuelve a la agenda del gobierno

La pena de muerte está nuevamente presente en la agenda del gobierno de Sudáfrica, pese a haber sido declarada inconstitucional el año pasado.

El gobernante Congreso Nacional Africano (CNA) ordenó a un comité partidario reconsiderar el tema debido a la insistencia de la opinión pública en la reintroducción de la pena capital, ante una de las tasas de criminalidad más altas del mundo.

Cada día, los periódicos sudafricanos informan sobre nuevos secuestros, violaciones y asesinatos. La variedad de historias de horror es infinita, desde pandillas que violan y abren los vientres de mujeres embarazadas hasta pedófilos que raptan niños en salas de cine y secuestradores de automovilistas que rutinariamente asesinan a sus víctimas.

El crimen se ha vuelto la amenaza más seria a las conquistas alcanzadas por el gobierno democrático instaurado en 1994, haciendo que algunos inversores hayan amenazado con retirarse del país.

En respuesta a la creciente frustración pública por el fracaso de la administración del presidente Nelson Mandela en el abordaje del problema, el CNA acordó reabrir el debate sobre la pena capital.

"El CNA, como principal fuerza democrática y de liberación de nuestro país, en representación de la voluntad del pueblo, no debería temer una reconsideración de su posición respecto de la pena de muerte", manifestó el ministro de Justicia Dullah Omar.

Aunque el partido de gobierno siempre se opuso a la pena capital, cada vez recibe más presión, especialmente del opositor Partido Nacional, para reintroducir la horca y restaurar el orden en un país que hoy se considera uno de los más violentos del mundo.

Según las estadísticas nacionales, un vehículo es secuestrado cada 54 minutos, una persona es asesinada cada 30 minutos y se produce una violación cada 18 minutos.

En las últimas dos semanas, un presunto jefe narcotraficante fue quemado vivo frente a una estación de policía en Ciudad del Cabo, un juez fue asaltado, el ministro de Justicia debió huir de su casa, que estaba siendo vigilada, y el padre de la estrella nacional de fútbol Doctor Khumalo fue asesinado en su automóvil.

El índice de asesinatos es patológicamente alto: 45 por 100.000, de acuerdo con el Servicio de Policía Sudafricano. Un estudio de 1994 situó la tasa promedio a nivel mundial en 5,5 cada 100.000.

Este escenario tiene como telón de fondo una de las mayores desigualdades de ingreso del mundo.

La tasa de desempleo se estima hasta en 50 por ciento dentro de la comunidad negra, el número de viviendas construidas es el menor de los últimos 15 años, los recursos de bienestar social no han aumentado notoriamente y la diferencia de ingresos entre blancos y negros está en crecimiento.

Sumado a esto, la policía tiene demasiado trabajo y escasa remuneración, además de trabajar en condiciones de extrema violencia. La proporción de delincuentes condenados también es muy baja, debido a los magros salarios y a la escasez de funcionarios judiciales.

"Debemos hacer nuestras leyes más estrictas para prevenir el crimen", manifestó Barry Nilsson, presidente del grupo de presión Alianza por la Justicia y la Libertad (JAFA). "Deberíamos ejecutar a un par de tipos para demostrar que hablamos en serio", agregó.

"Es la única forma eficaz de poner fin a esta creciente epidemia criminal. Si endurecemos el sistema judicial, restauraremos la confianza de los inversores", opinó el comerciante Graham Botha, de Johannesburgo.

El debate sobre la pena de muerte en Sudáfrica siempre ha tenido una dimensión racial. Quienes más reclaman la reintroducción del castigo son los blancos, que constituyen el grupo de mayor riqueza y por lo tanto el más tiene que perder con la alta tasa de criminalidad.

La comunidad negra, por otra parte, generalmente se opone a la pena capital, en el pasado aplicada por el régimen del apartheid casi exclusivamente a los negros, que constituyen el grupo mayoritario y más pobre.

"Los blancos consideran que los delincuentes, la mayoría de los cuales son negros, no pueden ser rehabilitados y por lo tanto deben ser mandados a la horca", señaló el estudiante universitario Ephraim Mokgaba, quien destacó que en ninguna parte del mundo la pena de muerte ha desalentado el crimen.

"Es estúpido que el CNA finja estar debatiendo el tema, porque es sabido que el partido se opone a la pena capital y no modificará esta posición", añadió.

Como para confirmar la visión de Mokgaba, el portavoz del CNA Carl Niehaus aseguró que la posición de su partido no ha cambiado. "Simplemente se sugirió que el CNA considere la solicitud de reintroducción de la pena de muerte", declaró. (FIN/IPS/tra-en/gm/kb/ml/hd-ip/96

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