La viuda del ex presidente de Chile Salvador Allende, Hortensia Bussi, repudió los festejos conmemorativos del golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 y demandó justicia para las víctimas de la dictadura militar.
En el 23 aniversario del cruento pronunciamiento militar se produjeron violentos incidentes entre manifestantes de extrema izquierda y la policía de Carabineros en el Cementerio General de Santiago.
Una vez más, el país vivió el contraste entre las triunfalistas recordaciones del golpe en medios derechistas y castrenses y el dolor que acompaña las protestas de la izquierda y de las agrupaciones de defensa de los derechos humanos.
El general Augusto Pinochet, quien hace 23 años inició la dictadura que se prolongaría hasta el 11 de marzo de 1990, recibió los saludos de la guarnición militar de Santiago, de sus ex ministros y de los dirigentes de los partidos de derecha.
Mientras los festejos de los partidarios de Pinochet se concentraban en el sector oriental de Santiago, en el centro de la capital se realizaban los homenajes a Allende en el palacio presidencial de La Moneda.
La viuda y las hijas del fallecido mandatario, Isabel y Carmen Paz, encabezaron una delegación del cogobernante Partido Socialista que depositó una ofrenda floral en recuerdo de Allende y sus colaboradores muertos en el ataque militar a La Moneda.
Allende, un marxista y masón que ganó el poder por la vía electoral en 1970 como abanderado de la izquierdista coalición de la Unidad Popular, se suicidó tras una desesperada resistencia en el palacio presidencial, devastado por bombardeos aéreos.
El 11 de septiembre fue instituido como feriado nacional por Pinochet en 1974 y la mayoría que conforman en el Senado los partidos de derecha y los senadores designados ha rechazado proyectos de ley para que vuelva a ser un día laborable.
"Esta no es una fecha para celebrar ni festejar porque divide a los chilenos. Debiera ser un día de reflexión y meditación para que nunca más se repita", afirmó Bussi.
"Todos los años en septiembre se vive un clima de tensión política porque aún no se conoce el destino de los presos y desaparecidos y no puede haber reconciliación mientras no se conozca toda la verdad y haya justicia plena", agregó.
Según los últimos informes oficiales, las violaciones de derechos humanos cometidas por los cuerpos represivos durante la dictadura de Pinochet dejaron un saldo de más de 3.000 víctimas, entre asesinados y desaparecidos.
La presidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos- Deparecidos, Sola Sierra, reiteró también en esta fecha las demandas de verdad y justicia de los deudos de las víctimas, al igual que el Partido Comunista y otras agrupaciones políticas.
Patricio Walker, presidente de la Juventud Demócrata Cristiana, fustigó a los dirigentes de los dos grandes partidos de derecha, Renovación Nacional y Unión Demócrata Independiente, por los homenajes que rindieron en este día a Pinochet.
Según Walker, a la luz de las más de 3.000 víctimas de las violaciones de derechos humanos "ya no es posible considerar un héroe" al ex dictador, como lo hacen los partidos de la oposición derechista.
El acto central de rechazo al golpe y de homenaje a Allende y quienes cayeron con él en La Moneda, fue la marcha convocada por la Asamblea Nacional por los Derechos Humanos, desde el centro de Santiago hasta el Cementerio General.
Germán Quintana, intendente de la Región Metropolitana, ordenó un amplio dispositivo de la policía de Carabineros para que los miles de manifestantes respetaran el trayecto determinado y no pasaran por el palacio de La Moneda.
La movilización policial tuvo éxito y, al contrario de otros años, no se registraron incidentes en el centro de la capital y el masivo cortejo pudo llegar con normalidad hasta la tumba de Allende y el Memorial de los Desaparecidos y Ejecutados en el Cementerio General.
Sin embargo, en las cercanías del cementerio se comenzaron a producir actos de violencia, cuando un grupo, calificado de anarquista, intentó saquear una gasolinera, produciéndose enfrentamientos con la policía.
Los incidentes fueron aumentando y los carabineros reprimieron a los manifestantes que les lanzaban piedras con sus carros hidrantes y gases lacrimógenos, generándose momentos de gran tensión en el cementerio y sus alrededores.
Los primeros informes indican que hubo por lo menos una docena de detenidos y seis heridos, incluyendo a un reportero gráfico. (FIN/IPS/ggr/dg/hd-ip/96