CIENCIA: Grupos indígenas advierten sobre proyecto genoma humano

Grupos indígenas de América del Sur y el Pacífico esperan que los testimonios presentados esta semana en esta ciudad persuadan a los científicos para que suspendan un proyecto que almacena muestras de su sangre para la investigación genética.

Miembros de comunidades indígenas de Colombia y las islas Salomón presentaron sus objeciones a la Academia Nacional de Ciencias, la cual aconsejará al gobierno de Estados Unidos sobre la continuidad de la financiación del proyecto que según científicos brindará datos clave sobre la especie humana.

La Academia escuchó quejas de los indígenas, según los cuales el potencialmente lucrativo Proyecto sobre Diversidad del Genoma Humano (PDGH) se desarrolla sin el consentimiento de los principales grupos afectados, los pueblos indígenas.

"Nosotros, los pueblos indígenas, rechazamos esta arrogancia científica. Nuestras comunidades no saben dónde están las muestras tomadas de nuestros cuerpos", dijo a la Academia Abadio Green Stocel, presidente de la Organización Nacional de Indígenas de Colombia (ONIC).

El Comité sobre Diversidad del Genoma Humano de la Academia realizó una audiencia pública este lunes. La Academia presentará sus recomendaciones sobre el proyecto en enero.

Ruth Liloqula, indígena de las islas Salomón, advirtió que el proyecto abre la puerta al control del monopolio privado sobre el material genético, y preguntó a los científicos cuántos países han sido consultados en la planificación del proyecto y cómo prevé informar a los indígenas sobre sus actividades.

Según lo proyectado en 1991 por cinco científicos basados en Estados Unidos, entre ellos el genetista de poblaciones Luca Cavalli-Sforza de la Universidad de Stanford y el antropólogo molecular Allan Wilson de la Universidad de California, Berkeley, muestras genéticas se recolectarían de 700 diversos grupos para investigar las culturas, lenguas y movimiento prehistórico de los pueblos, y la base genética de la vulnerabilidad a distintas enfermedades.

El proyecto prevé la obtención de células y ADN a partir de muestras de sangre, cabello y saliva tomadas especialmente de poblaciones geográficamente aisladas o con una cultura distintiva.

Los investigadores afirman que estas poblaciones tienen información más valiosa que las comunidades urbanas, genéticamente mezcladas.

John Moore, representante norteamericano del proyecto en la Universidad de Florida, dijo que está básicamente interesado en la evolución y la adaptación humana en varias regiones del mundo.

El Comité Norteamericano del PDGH desarrolla un protocolo ético para guiar la recolección de muestras de ADN, dijo Moore.

La campaña contra el proyecto ha sido liderada en los últimos tres años por la Fundación Internacional para el Avance Rural (RAFI), un grupo con sede en Ottawa dedicado a la lucha contra la explotación de corporaciones occidentales de especies vegetales de países en desarrollo.

Aunque autoridades del PDGH insisten en que el proyecto no tiene ambiciones comerciales, RAFI afirma que el plan no debería seguir adelante hasta que enfrente adecuadamente las implicaciones éticas y comerciales del almacenamiento de ADN de pueblos remotos para la investigación.

Científicos que desarrollan tratamientos para el sida, la leucemia, la obesidad, el asma, la enfermedad de Alzheimer y otros trastornos, utilizan ADN de cromosomas humanos, el cual integra el genoma humano y lleva la información genética heredada por un individuo.

Los gentes patentados son uno de los pilares de grandes empresas de la biotecnología. Muchas drogas contra la anemia, para promover el crecimiento y evitar los ataques cardíacos, son producidas con genes patentados y generan millones de dólares en ventas anuales.

Cuestiones de derechos humanos, soberanía nacional y reclamos de patentes sobre material genético humano "no han sido adecuadamente encaradas por el PDGH", dijo a la Academia Hope Shand, integrante de RAFI.

El tema se hizo evidente el año pasado, cuando el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos recibió la patente de células de una persona indígena de Papúa Nueva Guinea.

Se trató "de la primera vez, según nuestro conocimiento, que el gobierno de un país permitió la patente de material genético de un ciudadano indígena en otro país", dijo Shand.

"Las patentes de genes humanos serán más polémicas si se generan ganancias a partir de personas pobres cuya supervivencia física está en peligro", dijo Shand.

RAFI sostiene que el protocolo ético elaborado por el Comité Norteamericano del PDGH carece de "mecanismos plausibles que aseguren el cumplimiento, y que si se descubren muestras viables de ADN, no hay un mecanismo que impida a las empresas que obtengan ventajas de la población que donó las muestras".

Varias preguntas clave aún no tienen respuesta. "?Quién es el PDGH? ¿Quién estará obligado por este protocolo?", preguntó Shand, y agregó que aunque se ha dicho que el PDGH no es operativo, "a menudo los científicos se identifican como miembros del proyecto". (FIN/IPS/tra-en/yjc/jl/lp/pr-ip/96

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