La prédica secesionista de los serbobosnios amenaza convertir las elecciones de este sábado en Bosnia-Herzegovina en antesala de la definitiva división del país, pese al esfuerzo de Occidente por impedirla.
"No hay casi posibilidades de que Bosnia-Herzegovina vuelva a integrarse" como estado, afirmó Aleksa Buha, jefe del Partido Democrático Serbio (PDS), el principal de la denominada República Serbia (de Bosnia), que no tiene reconocimiento internacional.
El enviado internacional Carl Bildt exhortó a la comunidad mundial a resistir la partición de Bosnia-Herzegovina después de las elecciones. Los acuerdos de paz firmados el último año en Dayton, Estados Unidos, prevén la recomposición de Bosnia como estado multiétnico.
Inspectores de la Organización de Seguridad y Cooperación en Europa, responsable de los comicios, aplicaron una multa de 50.000 dólares al PDS por sus llamados a la secesión.
También advirtieron que la reiteración de la prédica pública secesionista sería penalizada con la descalificación de sus candidatos.
Pero a juicio de Buha, que en julio reemplazó al frente del PSD a Radovan Karadzic, acusado de crímenes de guerra, los hechos conducen "a la división en dos y tal vez tres estados de la Bosnia-Herzegovina creada en Dayton".
"Larga vida a la República Serbia", exclamó Buha, en una concentración política realizada esta semana en la localidad de Bosanski Brod.
Biljana Plavsic, sustituta de Karadzic como "jefe de Estado" de la República Serbia, manifestó que "el estado serbio (de Bosnia) fue forjado con nuestras armas y sangre y no merece ser unido al resto de Bosnia".
De visita en Prijedor, la localidad en que 1992 fue descubierto el primer campo de concentración de los serbobosnios, Plavsic calificó de idea "monstruosa" el proyecto de reintegración de la República Serbia a Bosnia-Herzegovina.
"Si pudiéramos, también dividiríamos el aire que respiramos, para no compartirlo con los musulmanes", dijo otro funcionario en el mismo acto político. Sus palabras fueron recibidas con una ovación por miles de personas.
Plavsic también afirmó públicamente que no será posible el regreso de los refugiados no serbios a sus localidades de origen en la República Serbia.
El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) amenazó esta semana cortar la ayuda a la República Serbia después de que su enviado especial, Soren Jensen-Petersen, mantuviera una entrevista con Plavsic.
"La señora Plavsic declaró al ACNUR que el anexo humanitario al tratado de paz de Dayton, que garantiza el regreso de los refugiados y los desplazados a su hogar, es 'más teórico que otra cosa", informó el portavoz de la agencia, Kris Janowski.
Plavsic se manifestó convencida de "que el regreso de desplazados y refugiados a la República Serbia no se producirá en el futuro cercano", agregó Janowski.
La mayoría de los supervisores internacionales destacaron que ningún partido político anunció en la campaña electoral, finalizada el jueves a medianoche, proyectos para reconstruir el país, sino que sólo se escucharon consignas, incluso algunas de guerra.
El Grupo Internacional de Crisis (ICG), una organización no gubernamental que colabora en el proceso electoral de Bosnia- Herzegovina, señaló que "los serbios difunden el odio a los musulmanes y croatas y los musulmanes anuncian las represalias que tomarían".
"Eso significa que la población no votará por consolidar la paz, sino para asegurar la guerra", observó un delegado del ICG.
Residentes en el baluarta serbio de Palé consideran las elecciones el medio de legitimizar la división étnica de Bosnia- Herzegovina y algunos, como paso hacia la plena independencia.
"No nos importa quién gane, pues nuestro deseo es únicamente vivir apartados de los musulmanes", declararon Slobodan y Rajka Bajic, un matrimonio de Palé propietario de un pequeño comercio.
Funcionarios de la comisión electoral de Palé se hacen eco abiertamente de esa posición, burlándose del propósito de los acuerdos de Dayton de buscar la reconciliación entre las tres comunidades de Bosnia.
"El panorama se aclarará después de las elecciones, pues cada uno habrá tomado posición", dijo Nevenka Ristovic, secretaria de la comisión electoral de la municipalidad de Palé.
Dirigentes del PDS han anunciado la incorporación a Serbia propiamente dicha del territorio que los serbobosnios conquistaron en la guerra de 1992-1995, aunque varios comentaristas puntualizaron que el presidente serbio Slobodan Milosevic no acepta esa propuesta.
Según analistas independientes de Belgrado, hay un abismo ideológico entre el socialismo del ex comunista Milosevic y el PDS, que engloba a ultranacionalistas y monárquicos.
Así mismo, Serbia, hundida en una profunda crisis económica, no podría hacerse cargo de la población serbobosnia.
Milosevic apoya al Partido Socialista de Bosnia-Herzegovina, cuya dirigentes le responden, pero no espera la derrota del PDS.
El presidente recibió esta semana en Belgrado a cinco candidatos serbobosnios, entre los que no figuraban Plavsic y Buha. El gobierno comunció que Milosevic "otorgó pleno apoyo al esfuerzo de quienes promueven la paz y el desarrollo económico" de Bosnia-Herzegovina.
La prioridad para Serbia consiste en el completo levantamiento de las sanciones internacionales que le impuso la Organización de Naciones Unidas por fomentar la guerra de Bosnia.
La anulación de las sanciones, que se aguarda para 10 días después de las elecciones de este sábado en Bosnia, es asunto clave para la campaña de Milosevic con vistas a los comicios en la nueva República Federal de Yugoslavia, previstos para el 3 de noviembre.
Una delegación de Estados Unidos encabezada por Richard Holbrooke, negociador de los acuerdos de Dayton, llegará el domingo a Belgrado para considerar el levantamiento de las sanciones. (FIN/IPS/tra-en/vpz/rj/ff/ip/96