María Kodama, viuda del escritor argentino Jorge Luis Borges, reveló que el fallecido autor de "El Aleph" había sido advertido desde Suecia de que no recibiría el premio Nóbel de Literatura si viajaba a Chile bajo la dictadura del general Augusto Pinochet.
Kodama confirmó así la versión que se acaba de publicar en el libro "Los dos Borges", del chileno Volodia Teitelboin, quien estaba exiliado en Moscú por su compromiso con el Partido Comunista cuando la visita que Borges realizó a Santiago en 1976.
La fuente de Teitelboin es un miembro del jurado de la academia sueca, Arthur Lundkvist, que, según la biógrafa de Borges María Esther Vázquez, había sido ridiculizado por el autor literato argentino años antes de integrar el tribunal durante una reunión de escritores en Estocolmo.
Teitelboin cree que Borges no recibió el Nóbel por ir a Chile y saludar a Pinochet. Vázquez, sin descartar la versión, agrega que el argentino ofendió a uno de los miembros del tribunal, hiriéndolo en su orgullo profesional. Kodama confirma que su marido fue advertido del riesgo del viaje, y lo hizo igual.
"Antes de aquella visita a Chile, Borges recibió un llamado de Suecia para disuadirlo del viaje", relató la viuda este lunes al matutino Clarín de Buenos Aires. "Creo que era un periodista, le dijo que no fuera porque si lo hacía perdería la posibilidad de recibir el Nóbel", recordó.
"Borges le contestó que hay dos cosas que un hombre no puede permitir: amenazar y ser amenazado, así que a partir de aquel llamado tenía que ir a Chile", subrayó la viuda a 10 años de la muerte del escritor, que estuvo muchas veces nominado pero nunca obtuvo el mayor galardón de la literatura universal.
Los críticos mas entusiastas de la obra de Borges consideran que ningún escritor argentino de su generación, ni siquiera los ahora propuestos Ernesto Sábato y Adolfo Bioy Casares, deberían aceptar el premio que no tuvo el célebre autor por razones presuntamente políticas y no literarias.
La tradición del Nóbel y sus reglamentos muestran que las opciones contemplan no sólo la obra de un autor sino también su compromiso social.
El último argentino en recibir un premio de la academia fue Adolfo Pérez Esquivel, galardonado con el Nóbel de la Paz por su trabajo humanitario durante la dictadura militar, en la que desaparecieron 30.000 personas (1976-83).
Por eso, algunos críticos consideran que Sábato, que presidió una comisión de notables que investigó sobre los desaparecidos, tiene más posibilidades que Bioy Casares, amigo de Borges y coautor con él de una serie de cuentos.
Teitelboin cita el testimonio del sueco Lundkvist, quien declaró ser un "tenaz opositor" a conceder el premio a Borges por su reunión con Pinochet, que según él contribuyó a una "operación cosmética" del régimen militar chileno.
"Si Lundkvist lo dijo, así será, pero Borges no fue a Chile para eso, sino para recibir el doctorado y el presidente (Pinochet) lo recibió como se hace con cualquier personalidad", aclaró Kodama, y añadió que el escritor "era una persona muy libre a la que no le interesaba lo que decía un gobierno".
En 1976, Borges extendió su mano a Pinochet y dijo: "Yo declaro preferir la espada, la clara espada a la furtiva dinamita. (…) Creo que merecemos salir de la ciénaga en la que estuvimos. Ya estamos saliendo por obra de las espadas, precisamente".
En su obra "Borges. Esplendor y derrota", María Esther Vázquez suma otra versión. Cuenta que durante una visita de Borges a Estocolmo un joven sueco le leyó entusiasmado un poema suyo cuyo tema era el ir y venir de un iceberg en el Mar del Norte.
Borges, luego de oírlo, se apartó con una excusa y luego comentó la banalidad del tema elegido, dejando en ridículo al poeta ante otros colegas. Se trataba del mismo Lundkvist que más tarde sería secretario de la academia.
Vázquez revela además que Borges le dijo que no le significaba un golpe no recibir ese premio cada año, pero su madre, Leonor Acevedo, confesó en cambio que su hijo le había prometido llevarla a Estocolmo si se lo otorgaban.
Borges solía ironizar sobre el premio. Kodama relató que prefería formar parte de la tradición escandinava por no haber recibido el Nóbel y no ser uno más de la lista de los premiados.
"Qué curioso, un premio tan importante y las personas que lo otorgan no lo son, nadie recuerda el nombre de un académico sueco y yo tampoco", criticó en otra oportunidad.
Pero otras veces, sus justificaciones eran de otro tipo. "Yo no tengo una obra, realmente, sólo cuatro o cinco buenos cuentos".
Borges nunca escribió una novela, sólo cuentos, poemas y ensayos. Sin embargo, la calidad de sus escritos lo convirtió en uno de los escritores más destacados de la literatura universal. (FIN/IPS/mv/dg/cr/96