ARGENTINA: Menem ante una grave crisis de liderazgo

El paro general que cumplió hoy su segunda jornada en Argentina, es la cuarta y más contundente manifestación de rechazo popular al gobierno de Carlos Menem en tres meses, un dato que revela síntomas de la crisis de liderazgo del mandatario cuando restan tres años para terminar su mandato.

La huelga de 36 horas convocada por la Confederación General del Trabajo con apoyo de los principales partidos de oposición y de pequeños y medianos productores y comerciantes, comenzó este jueves con un acto en la calle que fue el más multitudinario organizado por el sindicalismo en los últimos 20 años.

Este viernes, el paro fue casi total en el transporte público, en escuelas y hospitales de todo el país y en la administración pública, y tuvo menos adhesión en el comercio. Por primera vez, mucha gente fue a trabajar y no asistió al acto pero manifestó su adhesión por otros medios.

Comerciantes, taxistas, operarios de la industria, e incluso empleados bancarios y de la administración estatal, admitieron ante medios periodísticos que estaban de acuerdo con la medida de fuerza pero no podían adherir por temor a ser despedidos, o por la imposibilidad de renunciar a parte de sus ingresos.

La huelga fue convocada para protestar contra la política de ajuste, al alto desempleo -17,1 por ciento-, la apertura comercial y la regresividad tributaria, pero cobró fuerza en los últimos días por la amenaza oficial de hacer una reforma laboral que, a juicio de los sindicatos, precarizará empleo y salarios.

El presidente Menem calificó al paro de "fracaso rotundo", dijo que el descontento "quizás sea de algunos dirigentes y no de la gente" y aseguró que no ocurrirá "absolutamente nada" tras la huelga porque el gobierno no cambiará el rumbo de la economía ni su iniciativa de reforma laboral.

Sin embargo, pocas horas después ordenó a sus colaboradores que intenten retomar el diálogo con los sindicatos la próxima semana, para consguir consenso para el proyexto de flexibilizar las normas de contratación laboral.

La mayoría de los analistas políticos advirtieron que el paro fue "un punto de inflexión" en la relación entre el gobierno y los trabajadores, "un quiebre", "un divorcio" o "el fin del romance" en esa alianza entre empresarios y trabajadores que sustenta al gobierno desde 1989.

Para algunos observadores, después de muchos años de acompañar la política de estabilidad, la población retomó la vía de la protesta para mostrar su descontento por el desempleo, la recesión, el aumento de impuestos, y la corrupción, este último un tema que no integraba las consignas de convocatoria.

"Nadie pone en duda la legitimidad del gobierno al que aún le quedan tres años, pero después del acto del jueves se terminó el romance, algo se quebró porque la mayoría de la gente que fue al acto era votante de Menem que le gritaba 'traidor"', destacó el comentarista político Alfredo Leuco.

"Tengo serias sospechas de que el liderazgo de Menem se terminó, y que todavía nadie ocupa ese lugar", añadió Leuco, en relación a la imagen del presidente, que según la encuesta de la empresa Ricardo Rouvier tiene apenas 14 por ciento de respaldo a sólo 18 meses de ser reelecto con 50 por ciento de los votos.

El columnista político del matutino Página 12, José Pasquini, consideró que el acto del jueves es una "nueva" muestra del descontento popular que comenzó a expresarse en los comicios del 30 de junio para elegir alcalde de Buenos Aires, cuando más de 80 por ciento votó contra el candidato oficialista.

El 8 de agosto se realizó una huelga general de 24 horas que tuvo un alto nivel de acatamiento, más incluso de lo que esperaban los organizadores. El 12 de setiembre se llevó a cabo un apagón de protesta con golpes de cacerola que contó también con gran adhesión. Ahora fue el paro de 36 horas.

"Es un proceso sin dueños ni programa pero expresa de modo categórico que la política de ajuste quedó en minoría y que terminó el 'milagro argentino' que reunía en un mismo bloque a la economía de mercado con el voto mayoritario", señaló Pasquini este viernes.

Rosendo Fraga, analista político y encuestador, señaló que la relación de fuerzas en el aspecto social es hoy contraria al gobierno, sin embargo, señaló que en el escenario político el presidente sigue teniendo la iniciativa por falta de liderazgo de la oposición.

Fraga aludió así a la aprobación en el Congreso del paquete fiscal esta misma semana, con el respaldo mayoritario de los legisladores de su partido, el peronismo, incluso el de algunos de los que prefirieron manifestar su adhesión al paro.

También el columnista político del rotativo La Nación, Atilio Cadorín, consideró que este paro marca un "punto de inflexión" en la relación del gobierno con los sindicatos. La Confederación General del Trabajo fue siempre el principal sustento del peronismo.

Sin embargo, la movilización del jueves, que colmó la Plaza de Mayo -el paseo público situado frente a la sede del gobierno- se erigió en un acto opositor. "Nos sentimos defraudados por este gobierno", clamó el secretario general de la central sindical, Rodolfo Daer.

"Acá hubo un divorcio, y el gobierno tiene que entender, tiene que escuchar a los trabajadores", señaló el sindiclista mercantil Armando Cavalieri. "Hace siete años que estamos sentados dialogando y ahora no se puede más, hay que luchar", sostuvo el sindicalista metalúrgico Lorenzo Miguel. (FIN/IPS/mv/jc/ip-lb/96

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