A sólo dos días del paro general de 36 horas contra el ajuste en Argentina, se conoció un informe del Banco Mundial que señala que la iniciativa oficial de reforma laboral bajará la desocupación mediante una caída del salario real y un repliegue del poder de los sindicatos.
El gobierno negó que esos sean sus objetivos y sigue adelante con el proyecto, que ingresará esta semana al Congreso, a pesar de las críticas y advertencias de la Confederación General del Trabajo (CGT), que el jueves y viernes últimos condujo el paro más contundente contra el gobierno de Carlos Menem en siete años.
Una encuesta realizada por el Centro de Estudios de Opinión Pública señala que 64 por ciento de los argentinos cree que el proyecto oficial de flexibilización laboral no creará empleos.
De ese total, más de un tercio opinó que la iniciativa "perjudica" al trabajador.
El informe del Banco Mundial había sido difundido parcialmente por el gobierno argentino hace dos semanas, a fin de mostrar el respaldo internacional a su proyecto para combatir el desempleo, que despierta fuertes resistencias en los sectores del trabajo.
Pero sólo se divulgaron los párrafos que muestran los efectos positivos del programa que impulsa la administración Menem para bajar la tasa de desempleo de 17 por ciento actual a 12 por ciento de la población económicamente activa en pocos años.
Este lunes, el diario Clarín reveló otras facetas del informe que circula en Washington. Allí se admite también que la disminución del costo laboral llegará por una caída del salario neto y por el fin del monopolio de la negociación sindical, ya que los empleados negociarán directamente con sus empleadores.
"La aguda disminución del salario relativo de los trabajadores con baja productividad a fines de la década del 80 contribuyó a obtener importantes logros en el empleo", indica el informe, conocido al comenzar la semana en la que el gobierno iba a intentar retomar el diálogo con la central sindical.
El jefe de gabinete, Jorge Rodríguez, negó que la reforma apunte a bajar los salarios o a atacar la estructura sindical. En cambio, aclaró que lo que quiere el gobierno es "reducir el costo laboral y mejorar el funcionamiento de las convenciones colectivas de trabajo".
La iniciativa que el gobierno enviará esta semana al Congreso prevé la eliminación de la tradicional indemnización por despido y su reemplazo por un fondo de capitalización que se nutriría del aporte de los empleadores, aunque las empresas no comparten este punto y piden también el aporte del trabajador.
También incluye la flexibilización horaria al punto de permitir jornadas de 12 horas alternadas con períodos en los que no se trabaja, de acuerdo a requerimientos de la empresa. Lo mismo ocurriría con la oportunidad de escoger las vacaciones. El salario tendrá un componente variable de acuerdo a productividad.
De esta manera, el Ejecutivo busca reducir el costo laboral y ofrecer condiciones para la incorporación de los desocupados a la actividad privada, aunque sea de manera temporaria.
Sin embargo, el proyecto recoge numerosas críticas, y aún quienes lo respaldan consideran que es insuficiente para el fin que persigue.
El secretario general de la CGT, Rodolfo Daer, sostuvo que en los últimos años mediante una treintena de leyes y decretos hubo una "flexibilización de hecho" en muchos sectores, incluido el suyo -alimentación-, y no obstante la desocupación no bajó.
"La reforma traerá una enorme imprevisibilidad a la familia argentina", vaticina Daer, en alusión a que los horarios, el período de vacaciones y el salario serán variables mes a mes.
También destacó que no habrá seguridad de futuro, ya que muchos contratos serán temporarios y se estudia eliminar la relación de dependencia entre los profesionales o empleados de sueldos altos.
El jefe del bloque de diputados del gubernamental Partido Justicialista, Jorge Matzkin, advirtió este lunes que "la flexibilización es una condición necesaria pero no suficiente para bajar la desocupación". "Sin actividad económica creciente, no se logrará el objetivo", remarcó.
Del mismo modo se expresan los representantes de la oposición y numerosos expertos en el tema laboral. El economista Claudio Lozano aseguró que la flexibilidad no genera empleo. "En los últimos cinco años el costo laboral bajó 18 por ciento y la tasa de desempleo se triplicó", subrayó.
Para otro economista, Javier Lindemboin, las altas tasas de desocupación no están relacionadas con los niveles de protección al trabajador.
La socióloga laboral Adriana Marshall considera a su vez que más que los cambios en la regulación laboral lo que impacta en la generación de empleos es la política de inversión y crecimiento.
En este sentido, la economía argentina, que creció a un ritmode siete por ciento promedio anual entre 1991 y 1994, destruyó empleos en ese período. La tasa de desocupación se triplicó, al pasar de seis a 18,4 por ciento.
La recesión que sobrevino en 1995 tras la crisis mexicana retrajo el producto 4,4 por ciento y actualmente la tasa de desempleo es de 17,1 por ciento.
Un porcentaje muy similar de trabajadores está subempleado. Se trata de aproximadamente cuatro millones de personas, sobre una población económicamente activa de 16 millones.
El Frente País Solidario y la Unión Cívica Radical, ambos de oposición, invitaron al gobierno y a los distintos sectores a analizar las propuestas para combatir el desempleo en una sesión extraordinaria a realizarse el miércoles.
Pero el oficialismo ya anticipó que no concurrirá a la cita. "Como bloque mayoritario tenemos el derecho a la iniciativa, así que la oportunidad del debate la vamos a fijar nosotros cuando los distintos proyectos entren al parlamento", afirmó Matzkin. (FIN/IPS/mv/dg/ip-lb-pr/96)