El presidente argentino Carlos Menem intentó hoy relativizar las advertencias formuladas a dirigentes de su partido sobre la existencia de "enemigos" de su gestión, tras las duras críticas de la oposición, el sindicalismo y analistas, que lo calificaron de "agresivo" y "desesperado".
"Cuando hablé de enemigos, no quise aludir a mis adversarios sino a quienes provocan el desorden, atacan las instituciones y procuran destruir los logros de mi gobierno", puntualizó Menem apuntando aparentemente a la oposición política, a 24 horas de advertir al oficialismo que "el enemigo acecha".
Sin embargo, cuando se le pidió que identificara a esos enemigos, mencionó a "quienes volaron la Embajada de Israel", un atentado ocurrido hace cuatro años, "y quienes volaron la AMIA" (la Asociación Mutual Israelita Argentina) en 1994.
"Sería muy torpe de mi parte calificar de enemigos a mis adversarios políticos", aclaró Menem, quien fue severamente criticado en la prensa de este viernes por recrear antinomias del pasado entre los principales partidos políticos.
De esta manera, el mandatario intentó diluir el efecto adverso que provocó su discurso de este jueves, considerado "de barricada" o de "arenga" por analistas de la noticia, en los principales partidos de oposición y en los sindicatos, que tienen previstos actos de repudio al ajuste económico este mismo mes.
El presidente de la opositora Unión Cívica Radical, Rodolfo Terragno, consideró que el presidente atraviesa una "crisis emocional", que sus datos sobre la realidad muestran que "vive en otro país", y que demuestra "agresividad e intolerancia".
Por su parte, el presidente del centroizquierdista Frente Grande, el diputado Carlos Alvarez, dijo que "el enemigo que acecha", una frase utilizada en la víspera por Menem, "es la desocupación, la pobreza, la marginalidad y la corrupción", y no la oposición política o social al modelo económico.
"Cuando el presidente estaba fuerte, su mensaje era ecuménico como el de un papa, cuando es débil agita, agrede, humilla y descalifica", acusó Alvarez.
El líder del Frente Grande impulsa un apagón eléctrico voluntario como medida de protesta, que se realizará el jueves 12 junto con el radicalismo y otros sectores de la producción, estudiantes y jubilados.
El discurso, vertido ante dirigentes, legisladores y gobernadores provinciales del gubernamental Partido Justicialista tampoco cayó bien en algunos empresarios, que esperaban anuncios, más que un balance de una gestión a la que le quedan aún tres años, ni entre muchos de los miembros del oficialismo.
Sobre un total de 18 gobernadores justicialistas, dos no asisiteron a la reunión cumbre. De 129 diputados del bloque, sólo fueron 82 y de los 39 senadores, concurrieron 19 a la residencia del presidente para escuchar un discurso en el que se les pidió unidad ante el ajuste, y una defensa más encendida de su gestión.
La central sindical Confederación General del Trabajo, identificada con el Partido Justicialista, no solo no asistió sino que realizó un congreso paralelo en el que se decidió realizar una huelga general los días 26 y 27 de este mes.
En el encuentro sindical se eligió una nueva conducción que manifestó su voluntad de romper lazos con el gobierno de Menem.
Las diferencias de miembros del oficialismo con la política económica, que consistió en los últimos meses en varias iniciativas de ajuste fiscal y ninguna propuesta de reactivación económica y reducción del alto desempleo (17,1 por ciento), fue una de las razones de la inédita convocatoria presidencial.
Pero la mecánica de la reunión, en la que no se permitió expresar el disenso, decidió a muchos a no asisitr, y algunos expresaron luego su preocupación por la ausencia de menciones al problema del desempleo y la corrupción, los dos temas que más inquietan a la gente según los sondeos de opinión.
Una encuesta de la empresa Gallup realizada hace una semana señaló que Menem tiene actualmente apenas 18 por ciento de respaldo, un porcentaje magro comparado con el 50 por ciento de votantes que lo reeligieron hace apenas 18 meses.
El periodista y analista político Mariano Grondona, duramente descalificado hace una semana por el mandatario debido a las críticas que hizo a su gestión, interpretó que Menem atraviesa las dificultades propias de "un jefe de Estado que pasa a ser jefe de gobierno".
Grondona, conductor del programa periodístico con mayoru audiencia de la televisión local, se refirió así al fenómeno de liderazgo único que surgió recientemente tras la caída del ministro de Economía, Domingo Cavallo, ocurrida a fines de julio.
"Menem y Cavallo habían conformado un 'duopolio', que permitía al presidente jugar al golf, viajar y estar en un segundo plano mientras Cavallo peleaba cada medida. Pero ahora Cavallo no está y su sucesor (Roque Fernández) es un tecnócrata, por eso Menem está obligado a salir a pelear", explicó. (FIN/IPS/mv/jc/ip/96