Catorce personalidades internacionales comenzaron hoy en la capital uruguaya un debate de dos días acerca del futuro de América Latina, con base en un estudio del sociólogo francés Alain Touraine.
La creciente injusticia social de la región, la necesidad de alcanzar el progreso en democracia y con esos parámetros fortalecer los procesos de integración económica y cultural, son las principales preocupaciones de la cita, dijo el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Enrique Iglesias.
Touraine, un investigador especializado en América Latina, cree que los vertiginosos cambios operados en la región ponen en evidencia el riesgo de fracasos y de "enfrentamientos sociales abiertos".
Junto al presidente uruguayo Julio Sanguinetti, convocante de la reunión, y además de Iglesias y Touraine, participan del debate los ex presidentes Belisario Betancurt, de Colombia, y Felipe González, de España.
También intervienen el presidente de la Generalitat de Catalunya, Jordi Pujol, el ministro de Obras Públicas de Chile, Ricardo Lagos, el asesor de la presidencia de Brasil Luciano Martins, el director gerente del Fondo Monetario Internacional, Michel Camdessus, y el vicepresidente de la Comisión Europea, Manuel Marín.
La lista se completa con la presencia de Fernando Zumbado, director para América Latina del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el decano del Instituto de Estudios Políticos y Sociales de Brasil, Helio Jaguaribe, el investigador argentino Natalio Botana y el director del sistema de enseñanza pública de Uruguay, Germán Rama.
Los participantes redactarán este sábado un documento que servirá de base a expertos del PNUD para analizar, a partir de octubre, las perspectivas de América Latina en las áreas social, económica y política.
Así mismo, los organizadores del encuentro, titulado "Nuevos caminos de América Latina", sugirieron la posibilidad de creación del "Club de Montevideo", como ámbito permanente de estudio de la realidad latinoamericana.
Touraine, de 70 años, advirtió al inaugurar el encuentro que el intervencionismo del Estado destruye la economía y la democracia y afirmó que el desarrollo depende de lo político y lo social, más que de lo economómico.
A su juicio, América Latina "no tiene vocación liberal ni vocación revolucionaria" y "su elección está entre la democracia y el caos".
Uruguay redujo en una década de 17 a siete por ciento la proporción de personas con necesidades básicas insatisfechas, , pero su caso es una excepción y "la prioridad" debe ser en el resto de la región la lucha contra la desigualdad, dijo Touraine.
El experto francés exhortó a la "renovación de la vida intelectual" que permita, junto a los procesos de integración económica, la "integración del conocimiento".
"América Latina sólo podrá evolucionar política, social y económicamente si limita su transición liberal, creando una nueva forma de control social y político de la economía", dice el documento de Touraine.
Sanguinetti señaló que los habitantes de América Latina "tenemos un catálogo de los errores cometidos, pero no un manual de ruta del porvenir" que permita "transitar de un lado a otro" de los cambios producidos tras la caída del muro de Berlín.
"El derrumbe de los paradigmas nos ha dejado a todos sin esos grandes movimientos que nos explicaban un conjunto de ideales y de procedimientos. Hoy estamos llenos de certidumbres, pero también llenos de dudas", advirtió Sanguinetti.
Agregó que "la democracia triunfante y la economía de mercado coronada de laureles han demostrado sus insuficiencias. La democracia política nos ofrece ese ciudadano desertor, que mira de lejos, y la economía de mercado triunfa, pero vemos aparecer un fenómeno general de desempleo".
La mayoría de los países de América Latina lograron superar la hiperinflación y racionalizaron la economía, "pero aparecen nuevos fenómenos, como la marginalidad, de esencia cultural, de sectores informales que no integran la sociedad ni participan de sus valores", observó el presidente uruguayo.
Mientras, Iglesias destacó la necesidad de identificar el nuevo Estado que debe acompañar "este proceso de globalización y este tipo de economía donde la competitividad va a ser un factor muy importante".
El presidente del BID dijo que ese razonamiento conduce "necesariamente" a dilucidar "qué tipo de acción política y qué tipo de diálogo puede ejercerse en la democracia entre el Estado y la sociedad civil", para preservar adecuadamente ese sistema "en el que creemos todos". (FIN/IPS/rr/ff/ip/96)
