Las exportaciones agrícolas de América Latina aumentarán con los acuerdos que crearon la Organización Mundial de Comercio (OMC), pero varios países de la región tendrán a la vez un mayor gasto por importaciones de alimentos.
Los impactos en la región de los acuerdos de la Ronda Uruguay preocupan a la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) que dio a conocer en Santiago una serie de análisis sobre el tema.
El problema interesa a todas las regiones en desarrollo, y estará en la agenda de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación, convocada por la FAO desde el 13 al 17 de noviembre en su sede central en Roma con motivo de su 50 aniversario.
El brasileño Severino de Melo Araujo, director de la oficina regional de FAO para América Latina y el Caribe, dijo que en esa cita mundial deben analizarse los problemas del comercio agrícola "al más alto nivel político".
La oficina regional de la FAO y el Banco Mundial reunieron en noviembre de 1995 a expertos de 18 países americanos, incluyendo a Estados Unidos y Canadá, y de organismos internacionales, en un taller sobre la agricultura y la OMC.
Las conclusiones y principales documentos de ese taller fueron recopilados en un libro lanzado a fines de agosto por la oficina regional de la FAO con sede en Santiago.
Uno de los estudios más importantes fue elaborado por tres expertos de la Dirección de Productos Básicos y Comercio de la FAO y dimensiona el impacto de la Ronda Uruguay sobre la agricultura mundial y particularmente en América Latina y el Caribe.
Se prevé que como consecuencia del desmontamiento del proteccionismo agrícola propiciado por la OMC, aumentará el comercio internacional de alimentos, lo cual se traducirá a su vez en incrementos de la producción.
En América Latina y el Caribe la mayor producción redundará en un alza de ingresos netos por concepto de exportaciones de alrededor de 2.600 millones de dólares más en el 2000 con respecto a lo que la región captaría sin los acuerdos de la OMC.
El cálculo, hecho sobre la base de precios constantes del período 1987-90, incluye mayores ingresos para la región de 346 millones de dólares por ventas de cereales y de 500 millones en las exportaciones de materias grasas, aceites y proteínas oleaginosas.
Los productos lácteos aumentarán hacia el 2000 sus exportaciones en 200 millones de dólares, el café en 212 y el azúcar en 720 millones de dólares, de acuerdo al estudio de los expertos de la FAO.
Pero los beneficios previstos para la región no serán compartidos de manera equitativa por todos los países latinoamericanos y caribeños, según el mismo documento.
El texto advierte que los importadores netos de cereales en la subregión del Caribe y América Central pueden resultar desfavorecidos.
Esta situación se verificará "si el mayor costo de las importaciones y la disminución de los beneficios resultantes de los esquemas preferenciales no se compensan con mayores precios y volúmenes de sus exportaciones principales como banano, azúcar y bebidas tropicales".
En la visión de los expertos, los efectos del nuevo marco comercial a través de la OMC no serán espectaculares, ya que su puesta en marcha está regulada por una serie de normas que regulan la transición del proteccionismo a la apertura.
Los acuerdos de la Ronda Uruguay permitirán a la región ampliar su acceso a mercados internacionales, ya sea por el menor proteccionismo en Europa, o por la apertura de áreas hasta ahora poco exploradas por la oferta agrícola, como es el caso de la cuenca del Asia-Pacífico.
Pero al mismo tiempo, según se refleja en los documentos del taller, tanto la liberalización de los mercados como la multiplicación de tratados comerciales conllevará reconversiones de la agricultura en varios países latinoamericanos y caribeños.
Melo Araujo acota que este proceso debería llevar a una revalorización de la agricultura y su papel en el desarrollo latinoamericano, ya que el sector ha sido "injustamente perjudicado" en los planes de ajustes de los últimos años.
"Los efectos negativos (para la agricultura) se han agravado por el acentuado retraso en el tipo de cambio, la elevación de las tasas de interés y la ausencia en muchos casos de una política sectorial adecuada al nuevo entorno económico nacional e internacional", dijo.
En el nuevo orden comercial gravitan aún varios problemas no resueltos, entre ellos "cómo compatibilizar el aumento del comercio con un desarrollo sustentable por un lado y cómo evitar que el tema del medio ambiente pueda convertirse en una barrera no arancelaria", señaló el director regional.
A juicio de la FAO, todo el debate técnico y político en torno al comercio agríocola no debe perder de vista el principal desafío: el hambre y la desnutrición que afectan a cientos de millones de seres humanos, sobre todo en los países más pobres del planeta.
Una nación cubre las demandas proteicas y nutricionales de sus habitantes por la vía de producción propia de alimentos y de la importación de aquellos en que no tiene autosuficiencia, pero para importar se necesitan recursos.
Uno de los nudos gordianos a desenredar en la cumbre de noviembre será precisamente cómo dotar de alimentos a naciones que no son autosuficientes y que no tienen recursos para importar, debido generalmente al bajo precio de los productos que venden. (FIN/IPS/ggr/jc/if-pr/96