/AMBIENTE/BRASIL: Rezago en la protección a la capa de ozono

Brasil se arriesga a recobrar la imagen de villano ambiental, a causa de su rezago en la sustitución de gases que destruyen la capa de ozono.

La lentitud del programa de sustitución del clorofluorcarbono (CFC) es reconocida por las propias autoridades del Ministerio del Medio Ambiente, preocupadas por un mayor consumo del gas, impulsado por el éxito del plan económico de 1994.

La venta de refrigeradores creció más de 30 por ciento en los dos últimos años y otros equipos domésticos que también utilizan el CFC, como los acondicionadores de aire, registraron fuerte incremento. La moneda estable permitió mayor poder de compra a la población.

Como los países ricos ya eliminaron el gas nocivo, los países de desarrollo mediano y gran población, como China, India y Brasil, pasaron a encabezar el uso del gas nocivo, que el país sudamericano llega a 10 toneladas por año.

El programa brasileño deberá despegar en los dos próximos años, confía Fernando Ribeiro, coordinador del área ambiental de la Financiadora de Estudios y Proyectos (FINEP), órgano oficial de fomento tecnológico. Se acerca el plazo final y habrá mayor presión de los países ricos, argumentó.

Los países en desarrollo disponen de 10 años adicionales para abolir las sustancias más agresivas al ozono, en relación al plazo fijado por el Protocolo de Montreal para el mundo desarrollado, el final de 1995. Pero Brasil pretende suprimir el CFC a partir de 2001.

Para eso debe "aprobarse una legislación específica, más rigurosa, y establecer mecanismos fiscales, como mayor carga sobre el CFC e incentivos para empresas que lo sustituyan", para acelerar el proceso, según Ribeiro.

Es normal, aunque preocupante, que las empresas vayan postergando su reconversión. Una decisión que involucra costos "exige motivos", como una presión del mercado, que aún no apareció con fuerza, o mejores condiciones de financiación, explicó el funcionario.

La FINEP está financiando, a fondo perdido, proyectos industriales destinados a sustituir el CFC y otras sustancias que destruyen la capa de ozono. Para eso recibió 10 millones de dólares del Banco Mundial.

Se trata de recursos del Fondo Multilateral, creado por el Protocolo de Montreal firmado en 1987 para ayudar a los países en desarrollo. Además del Banco Mundial, tres agencias de Naciones Unidas, dedicadas al desarrollo, la industria y el medio ambiente, intervienen en su aplicación.

Una primera estimación del gobierno brasileño indicó que serían necesarios 900 millones de dólares para la reconversión total de la industria del país.

La sustitución del CFC avanzó algo en el sector de refrigeración, donde "hay mayor movilización empresarial", señaló Ribeiro. Los fabricantes de acondicionadores de aire ya utilizan HCFC (hidroclofluorcarbono), que causa menos daño y tiene plazo hasta 2015 para ser eliminado.

Algunas empresas se destacaron con iniciativas aisladas. Es el caso de la Poly-Urethane, que sustituyó el CFC por aceite de recino, girasol y maní en la producción de poliuretano, otra gran fuente de contaminación.

Por ese hecho, la empresa obtuvo el premio concedido por el gobierno del estado de Sao Paulo con motivo del Día Internacional de Protección a la Capa de Ozono, para estimular proyectos en su defensa.

Otra empresa premiada fue Coca-Cola, por haber exigido de todos sus proveedores, a partir de enero de 1995, equipos sin gases nocivos. Esto representa 230.000 puntos de venta que pasaron a utilizar refrigeradores y máquinas automáticas sin CFC, destacó Marcio Amazonas, director ambiental de la transnacional.

La medida obligó a unas 10 empresas industriales a modificar sus productos, para no perder el importante mercado, y así adoptar tecnologías que en el futuro emplearán en toda producción.

"Hubo resistencias iniciales por el costo, luego superadas", señaló Amazonas, quien admitió que "más difícil es cambiar la refrigeración en las fábricas" y 56 talleres embotelladores, con equipos enormes que no pueden sustituirse de un momento a otro.

Para esos casos Coca-Cola estimula el reciclaje, reutilización y aplicación de procesos que reduzcan al mínimo el escape de gases, hasta llegar el momento de reemplazar los equipos que tienen vida útil de más de 10 años, afirmó el directivo de la empresa. (FIN/IPS/mo/ag/en/96

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