Expertos de rodo el mundo se reunirán la semana próxima en Costa Rica para intentar asegurar la protección de grandes ciudades latinoamericanas situadas en zonas propensas a desastres naturales.
El IV Simposio Latinoamericano sobre riesgos geológicos en áreas urbanas apuntará a hacer un recuento de lo que América Latina ha alcanzado en los últimos años en materia de protección de riesgos y a servir de motivación para mejorar el diálogo entre científicos y tomadores de decisiones.
El seminario se realizará entre los días 9 y 13 con participación de unos 300 expertos de América Latina, Canadá y Japón.
Sergio Paniagua, director de la Escuela Centroamericana de Geología de la Universidad de Costa Rica, destacó la necesidad de trasladar la información científica a sectores de decisión para reducir la vulnerabilidad de los habitantes ante eventuales desastres.
Los científicos pretenden que el estudio de riesgo de desastre se incorpore como condición de cualquier proyecto, como se logró ya con los trabajos de impacto ambiental, indicó.
Subrayó también la urgencia de empezar a trabajar en el área de la prevención y no sólo en la emergencia o el "postdesastre".
En ese sentido, mencionó que 90 por ciento de la ayuda de los organismos internacionales en la materia se entrega para el "postdesastre" y sólo 10 por ciento se destina a prevención.
Guillermo Alvarado, geólogo del Instituto Costarricense de Electricidad, afirmó que desde 1988 Costa Rica ha perdido más de 2.000 millones de dólares como consecuencia de desastres naturales.
Sólo el terremoto de 7,7 grados en la escala Ritcher que se produjo en 1991 dejó pérdidas económicas estimadas en 300 millones de dólares, sin contar los daños al ambiente y la paralización de industrias.
Más de tres millones de personas murieron desde 1960 en todo el planeta a causa de fenómenos naturales, entre los que se contabilizan las 22.000 víctimas de la erupción del volcán Nevado del Ruiz, en 1985, en Colombia.
Manuel Obando, director de la Comisión Nacional de Emergencias de Costa Rica, estimó que actualmente no parece haber más amenazas de desastre que en el pasado, sino que las poblaciones son más vulnerables.
Para el año 2000 -por ejemplo- se calcula que 70 por ciento de la población mundial vivirá en zonas urbanas, con lo cual aumenta el riesgo por el deterioro que produce la excesiva demanda de servicios.
Señaló el caso de Costa Rica, donde un porcentaje importante de las inundaciones en áreas urbanas obedece al mal manejo de cuencas y de la basura que taponea la red de alcantarillas.
"Los expertos no podemos hacer pronósticos, pero la información científica actual es suficiente para estimular la planificación de las áreas urbanas", indicó.
Elena Molin, coordinadora de Naciones Unidas del decenio para la prevención de los desastres naturales, apuntó que en los últimos diez años América Latina ha hecho esfuerzos en prevención.
En América Central, "vemos ahora que se producen menos muertos que en tragedias de décadas atrás porque hay mayor prevención y mejor preparación", dijo.
La pobreza es un factor que traba la prevención y la minimización de loss riesgos, señaló. Indicño en ese sentido que a la población de escasos recursos "no le preocupa el riesgo, lo que quiere es tener un lugar donde vivir, y hacen falta reglamentos para impedir que la gente habite zonas de riesgo". (FIN/IPS/mso/dg/en/96)