La aplicación de programas de ajuste estructural tuvo un claro costo en materia ambiental, confirmó un estudio realizado por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) en nueve países, entre los que se cuenta Venezuela.
Los países estudiados sufrieron deforestación, degradación de suelos y de fuentes de agua como consecuencia de esos programas, aseguró el WWF en un informe denominado "Ajuste estructural, el ambiente y el desarrollo sostenible".
Según David Reed, responsable de la investigación, el ajuste estructural obligó allí donde se impuso a aumentar actividades extractivas de fuerte efecto contaminante.
La fertilidad del suelo, los recursos hídricos y el manto vegetal resultaron afectados en Camerún, El Salvador, Jamaica, Mali, Pakistán, Tanzania, Venezuela, Vietnam y Zambia, los países analizados por el WWF.
"Con excepción de Vietnam, también se verificó un debilitamiento general de la capacidad operativa de los departamentos de recursos naturales" de esas naciones, debido a la reducción de personal, de presupuestos y de tareas asignadas, dijo Reed.
Pero el WWF puntualizó que la progresiva degradación del ambiente no debe atribuirse sólo a los programas de ajuste, pues ya estaba presente en los países considerados antes de comenzar la liberalización económica recomendada por el Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Incluso, algunas reformas tuvieron efecto positivo sobre el ambiente, como la eliminación de subsidios a la agricultura y la promoción de la producción agraria con fines comerciales, que determinaron el abandono de algunos prácticas erosivas, se consignó en el informe.
El ajuste estructural estimuló la ampliación y diversificación de cultivos comerciales. Pero, según Reed, no hay certeza de que esos beneficios alcanzaran a los pequeños granjeros y a las familias pobres del medio rural.
Mientras, otras reformas "tuvieron resultado negativo, como lo demuestran el aumento de la agricultura de supervivencia, la aceleración de la deforestación y la excesiva presión sobre la productividad del suelo", agregó.
"El ajuste estructural ha tenido un serio efecto ambiental y social. No hay duda de que los donantes son ahora más sensibles a las críticas, y las lecciones del pasado" determinaron cambios, visibles en "una nueva generación de programas de ajuste", declaró Angel Viñas, embajador de la Unión Europea en la Organización de Naciones Unidas.
La investigación del WWF evidencia que el costo social no fue tomado en cuenta en muchos casos y el resultado indirecto fue el daño ambiental causado por los sectores de población marginados por las políticas aplicadas.
En Zambia, que suscribió las recomendaciones del FMI en 1983, el empleo en el sector formal cayó de 24 por ciento de la población activa en 1980 a sólo 10 por ciento en 1990.
La creciente pobreza "puede haber obligado a la población a buscar fuentes alternativas de ingreso, muchas de las cuales son de uso intensivo de recursos naturales", se dijo en el informe.
El WWF observó que 45.000 personas se dedican en Zambia a la producción de carbón vegetal, una actividad que mucho influye en la defortestación. También se ha incrementado la elaboración artesanal de cerveza, que exige gran cantidad de leña.
Así mismo, el énfasis en las actividades de exportación propio de los porgramas de ajuste estructural alentó actividades industriales contaminantes.
Por ejemplo, la industria de la bauxita y del aluminio, la mayor fuente de ingresos externos de Jamaica, depende de tecnologías altamente contaminantes, señaló Reed.
La degradación del ambiente en el campo también favorece la migración a las ciudades y al exterior, un problema especialmente serio en Jamaica.
En cambio, la eliminación de políticas proteccionistas, otro capítulo básico de las reformas estructurales, determinó la desaparición en Pakistán de actividades industriales altamente contaminantes.
La WWF advirtió que el Banco Mundial y el FMI, junto a otras agencias financieras internacionales, deben establecer sus prioridades no sólo para impulsar el crecimiento económico, sino también para evitar al impacto social de los programas de ajuste.
Es preciso adoptar estrategias a largo plazo en las áreas ambiental y social, particularmente en los países de economía agrícola y minera, agregó.
La ayuda a los países del Sur "debe promover un modelo participativo de desarrollo que ponga énfasis en la decentralización y contemple las preocupaciones de la población", dijo Viñas. (FIN/IPS/tra-en/fah/yjc/ff/en/96