La convención de la ONU para combatir el avance de los desiertos, un hecho que amenaza a 900 millones de personas en 100 países, tomará fuerza de ley probablemente antes de fin de año, según el Comité Intergubernamental de Negociación (INC) de ese tratado.
Presentada en junio de 1992 a la Conferencia de la ONU (Organización de Naciones Unidas) sobre Medio Ambiente y Desarrollo, que sesionó en Río de Janeiro, la Convención para Combatir la Desertización fue aprobada en París en junio de 1994.
Firmada por 115 países, fue ratificada por 40 parlamentos nacionales, 10 menos de los necesarios para convertirla en instrumento internacional vinculante.
"Confiamos en que las preceptivas 50 ratificaciones se logren pronto", declaró Hama Arba Diallo, secretario ejecutivo del secretariado interino de la convención.
El sueco Bo Kjellen, presidente del INC, manifestó el miércoles que la convención entrará posiblemente en vigor antes de fin de año.
Kjellen formuló su pronóstico en el curso de la reunión de 10 días que el INC mantiene en Nueva York para designar el secretariado permanente de la convención y crear un Mecanismo Global de recaudación de recursos financieros. Alemania, Canadá y España se ofrecieron como sede del secretariado.
Según Anders Wijkman, del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, la convención contra la desertización es "uno de los más significativos entre los acuerdos posteriores a la conferencia de Río de Janeiro".
El nuevo tratado contribuirá a "hacer operativo el concepto de desarrollo sostenible, a aliviar la pobreza y garantizar la seguridad alimentaria de las poblaciones de tierras secas", dijo Wijkman.
Pero Carlos Medina, de Honduras, calificó a la convención en la reunión de Nueva York de "paquete de sueños".
"La aplicación práctica de la convención dependerá de la buena voluntad de los países ricos y de la capacidad de los pobres para hacer uso de la ayuda", y "los antecedentes históricos no son promisorios", advirtió el delegado hondureño.
Medina exhortó a los donantes occidentales y a las instituciones de ayuda a asistir no sólo a los países pobres en los que ya existen desiertos, sino también a otros, como Honduras, que están bajo amenaza de desertización.
Varias organizaciones no gubernamentales se unieron el último año para crear la Red Internacional de Acción contra la Desertización, con el propósito de colaborar en la captación de los 40.000 millones de dólares necesarios para poner en marcha las previsiones de la convención.
Elizabeth Dowdeswell, directora ejecutiva del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), advirtió que esa suma no bastará para prevenir y combatir la desertización.
El PNUMA ha calculado que 81 países en desarrollo deberán gastar anualmente entre 800 y 2.400 millones de dólares en prevención, de 1.000 a 3.000 millones en medidas correctivas y entre 2.400 y 3.000 millones en rehabilitación, señaló Dowdeswell al INC.
La ONU estimó en 42.000 millones de dólares al año la pérdida de producción de alimentos debida a los efectos de la sobreexplotación de las tierras agrícolas y de pastoreo, de la deforestación y de la insuficiente irrrigación.
Africa y Asia son las regiones más afectadas por la desertización, y 74 por ciento de las tierras secas de Estados Unidos están afectadas, de acuerdo con la ONU. El problema también se manifiesta en España, Francia, Grecia, Italia y Portugal.
Dowdeswell indicó que el PNUMA asigna casi un décimo de su presupuesto al combate contra la desertización.
Así mismo, destacó "el papel fundamental" de la ciencia y la tecnología para mejorar las cosechas y aumentar su rendimiento, preservar la biodiversidad de las tierras secas, investigar las relaciones entre el clima y la desertización, reducir la demanda de energía y aumentar la retención de agua y hacer más eficiente su uso.
La ONU define la desertización como "la degradación de la tierra en áreas áridas, semiáridas, secas y subhúmedas, resulante de varios factores, entre los que se cuentan las variaciones del clima y la actividad humana". (FIN/IPS/tra-en/td/yjc/ff/en/96