AFRICA: Medicina tradicional ocupa nuevos espacios

Los indígenas de Africa suelen decir que la naturaleza brinda una cura para cada enfermedad, y que el antídoto de cualquier planta venenosa crece muy cerca de ella.

Aunque la política colonialista asoció la medicina tradicional al primitivismo, marginalizando sabias prácticas, según señala la Organización Mundial de la Salud (OMS), la medicina tradicional y las hierbas locales aún son la principal fuente de atención primaria de 80 por ciento de la población mundial.

En la actualidad, no obstante, la medicina tradicional recibe cada vez más un lugar en la planificación de la salud en Africa.

Esto se debe en parte al reconocimiento del uso generalizado que de ella hace la población, y a la incapacidad de los modernos sistemas de salud para llegar al grueso de los africanos, en particular en la era de la privatización y servicios médicos cada vez más caros.

En el distrito de Kwahu, en Ghana, hay un sanador tradicional cada 224 personas, contra un médico universittario cada 21.000 personas. En Swazilandia, hay un sanador cada 110 personas, y un doctor cada 10.000 habitantes.

La medicina tradicional es muy importante en Africa, "en términos reales", dijo Wahida Shah, de la organización no gubernamental Energía Ambiental de Kenia (KENGO), que investiga sobre derechos de propiedad intelectual de las comunidades locales.

Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Población (FNUAP), la mayoría de los habitantes de Africa, o 66 por ciento, vive en áreas rurales, y, señala Shah, "la mayoría de las comunidades que viven en estrecha relación con los recursos naturales los utilizan" para alimentarse y con fines medicinales.

Un problema común entre los sanadores tradicionales es cómo preservar su conocimiento y transmitirlo a las nuevas generaciones.

"Mi abuelo siempre explicó cuidadosamente, incluso a los niños y a mí cuando cuidábamos el ganado, los nombres y usos de las plantas y cómo pueden curar", dijo el sanador Gitau Njoroge, fundador de la Sociedad Cooperativa para la Medicina Tradicional.

Mientras Njoroge se interesa en que los jóvenes accedan a la sabiduría tradicional, comparte sus conocimientos con investigadores universitarios, y en varias ocasiones ha participado en proyectos forestales.

La mayor atención prestada por los gobiernos a las hierbas de la medicina naturista tiene su origen más allá del respeto por los sanadores tradicionales.

El interés en las plantas medicinales de compañías farmacéuticas transnacionales y la industria de productos naturales en Europa y Estados Unidos ha influido sobre la actitud de las autoridades. Las ventas de esta industria solamente en Estados Unidos excederán este año los 2.000 millones de dólares anuales.

Por este motivo, la preservación del conocimiento indígena y la compensación adecuada a las comunidades que lo han desarrollado durante siglos son dos cuestiones clave en el actual debate sobre derechos de propiedad intelectual.

Las patentes pueden ser una buena herramienta para preservar el conocimiento indígena, "pero tenemos que ser cuidadosos", dijo Shah, y destacó que la gran mayoría de las patentes de plantas africanas fueron tramitadas por empresas o instituciones de investigación occidentales.

La escasez de hierbas y el agotamiento de los recursos vegetales es cada vez mayor, como resultado de los daños ambientales y el uso de las tierras para la agricultura, la extracción de la madera y el turismo.

La discusión sobre los derechos de propiedad intelectual tiene poco significado si las comunidades son incapacs de administrar y controlar el uso de sus recursos naturales.

Aún no hay una idea clara de lo que significa la participación comunitaria en la gestión de recursos, señaló Shah, y añadió que, en general, las personas han sido excluidas de la actividad por legislaciones y políticas pensadas exactamente para eso.

Un proyecto de cuatro años sobre Plantas Medicinales y Comunidades Locales se iniciará con la meta de satisfacer algunas de las necesidades de los sanadores tradicionales.

El programa, financiado por el Centro Internacional de Investigación para el Desarrollo (IDRC), una institución canadiense, y ejecutado por el Centro Internacional de Enlace para el Ambiente (ELCI), se desarrollará en República Centroafricana, Congo, Costa de Marfil, Guinea, Kenia, Malawi y Sudáfrica.

Los objetivos son determinar el uso actual de la medicina tradicional, ayudar a las comunidades locales a determinar las restricciones para el amplio uso de su conocimiento, y desarrollar herramientas para la promoción y validación de los derechos de propiedad intelectual de las comunidades locales, dijo Ernest Rukangira, de ELCI, una organización no gubernamental.

Rukangira citó el sistema de salud de Guinea como posible modelo para la expansión de la medicina tradicional. La Universidad de Guinea ofrece cursos sobre medicina tradicional y plantas medicinales, y en el Ministerio de Salud hay un departamento específico encargado de la medicina naturista.

Algunos sanadores tradicionales se están ajustando a los nuevos tiempos. Njoroge relata que aprendió a construir un procesador para elevar la cantidad y cantidad de sus medicinas, aunque carece de fondos para los materiales.

Además, enseña su conocimiento a su nieta, lo cual la convertirá en una de las pocas mujeres sanadoras en Kenia. Las mujeres han sido pocas en la sanación porque en el pasado no se ocupaban del ganado, sino de otras tareas en la casa. (FIN/IPS/tra-en/lmw/kb/lp/he-en/96

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