Venezuela tuvo en julio la inflación más baja desde octubre de 1995, al crecer su tasa en cinco por ciento, pero ésta sigue siendo la más alta de América Latina, con un acumulado de 70,4 por ciento y una variación interanual de 112,8 por ciento.
El anuncio por el Banco Central de la desaceleración del indice de precios coincidió con un incremento del Impuesto General a las Ventas -un IVA local que no es pagado directamente por el consumidor final- y de las tarifas eléctricas, lo que anticipa otro mes negativo para el control inflacionario.
Venezuela es este año el punto negativo de la región en la estrategia de moderar los incrementos de precios, uno de los grandes objetivos de los planes de ajuste en las principales economías latinoamericanas
La alta inflación se combina con un tercer año recesivo, con una caída del producto interno bruto en el primer semestre de cuatro por ciento, si se exceptúa la actividad petrolera, y que se traduce en una desocupación de entre 12 y 19 por ciento, según las fuentes sean oficiales o laborales.
El incremento de precios fue impulsado en abril por la imposición de un drástico plan de liberalización y desregulación económica, tras dos años de fracasada política de controles, que tampoco contuvo la inflación, que en 1994 fue de 60,8 por ciento y en 1995 de 59,8 por ciento.
La inflación alcanzó en mayo el indice de 12,5 por ciento, para caer a 7,1 por ciento en junio, un mes que de todos modos pasará a la historia por ser la primera ocasión que este país sobrepasa el umbral interanual de 100 por ciento, al situarse en 108 por ciento.
El gobierno aspira a que en diciembre el indice de precios se haya estabilizado en una variación de dos por ciento, para lograr en 1997 una tasa de ifnlación inferior a 30 por ciento.
El Banco Central precisó que en julio todos los componentes del índice general de precios experimentaron una desaceleración, con excepción de los llamados gastos de hogar.
La autoridad monetaria consideró que la moderación en la tasa inflacionaria por segundo mes consecutivo se fundamental en la caída de las expectativas inflacionarias por la confianza en el programa de estabilización, junto con la fuerte contracción de la demanda y factores estacionales propicios.
Los precios del sector alimentaria básico tuvieron incluso caídas netas por las ofertas de los comercializadores ante caídas de la demanda que en casos como la leche llegó a 40 por ciento.
Esa circunstancia equilibró parcialmente el incremento de los costos de producción de los bienes agrícolas, que provocó una variación de precios de 14,5 por ciento en el sector.
Los incrementos estacionales en la matrícula de inscripción escolar y en las tarifas de servicios de teléfono y limpieza urbana, fueron otros nutrientes de la inflación, explicó el Banco Central. (FIN/IPS/eg/ag/if/96