La visita oficial de nueve días que cumple en Sudáfrica el viceprimer ministro de Taiwán, Hsu Li-Teh, pone de nuevo en primer plano las asentadas relaciones que Pretoria continúa manteniendo con ese país, colocado en séptimo lugar en las estadísticas del comercio exterior sudafricano.
Asimismo vuelve a plantear el dilema -que la diplomacia de la nueva Sudáfrica aún no ha logrado resolver- de conservar sus lazos políticos con Taiwán, al precio de sacrificar un pleno vínculo con China, o invertir la estrategia, como Beijing exige.
También el comercio recíproco entre Sudáfrica y China registró un crecimiento espectacular en los últimos dos años, tras el fin del apartheid en este país.
Li-Teh encabeza una delegación de 48 empresarios que se propone reforzar los lazos económicos con Sudáfrica, uno de los más ricos entre los 30 países que reconocen oficialmente a Taipei con preferencia sobre Beijing en el contexto del conflicto chino.
El presidente sudafricano, Nelson Mandela, reiteró este lunes, al comienzo de la misión taiwanesa, que Sudáfrica no interrumpirá sus lazos con Taiwán, ya que sería inmoral cortar relaciones con un pueblo que colaboró en la lucha contra el apartheid.
Li-Teh recibe tratamiento de jefe de Estado, algo que sería raro en otros países.
La visita permite recordar que también Beijing dio apoyo al Congreso Nacional Africano, ahora transformado en partido gobernante, cuando libraba su lucha como movimiento de liberación contra el régimen segregacionista.
Por esa razón, Mandela busca la forma de abrir relaciones diplomáticas también con China, sin perjuicio para Taiwan.
El régimen de Beijing sigue poniendo, sin embargo, la condición de que Pretoria corte previamente sus vínculos con esa "renegada" provincia china que ocupa la isla de Formosa.
El analista político Chris Landsberg, que pertenece al Centro de Estudios Políticos de Johannesburgo, comentó a IPS que, en vista de la "agresiva diplomacia de talonario de cheques abierto" que practica Taiwán, cabe esperar que Taipei mantenga su ventaja sobre Beijing en la disputa por Sudáfrica.
"Esa irresistible diplomacia de Taiwan encuentra suelo fértil en la política exterior sudafricana, guiada por una obsesión por la inversión y la cooperación extranjeras", dijo Landsberg.
"Cuando Mandela afirma que desea establecer relaciones con China continental, lo hace sabiendo que se trata de dos opciones excluyentes. El doble reconocimiento no es posible, de modo que el Presidente sólo hace un alarde sobre la cuestión".
Este dilema de política exterior que arrastra el gobierno de Sudáfrica, fue heredado de las relaciones creadas por el anterior gobierno, en la era del apartheid, cuando encontró en Taipei un socio que rompiera su aislamiento internacional.
Los dos países se encontraron unidos en su condición de parias mundiales, pese a lo cual Taipei no apoyó el segregacionismo de su aliado.
En los últimos dos años -desde que las elecciones democráticas dieron paso a una nueva Sudáfrica en 1994- Pretoria no ha sido capaz de elegir entre "las dos Chinas".
El ministro de Asuntos Exteriores, Alfred Nzo, visitó este año los dos países para informar de su propósito de mantener relaciones con ambos gobiernos. Se esperaba que el resultado de esa gestión pudiera conocerse en julio pasado, pero aún no hay ningún indicio de ello.
El portavoz del Ministerio, Enrico Kemp, dijo que la cuestión sigue estando muy abierta todavía. Añadió que la visita de Li-Teh no debe ser considerada como un adelanto de una decisión en favor de Taiwán, sino como parte de una estrategia para mejorar los vínculos económicos con las dos Chinas.
Ubicado en séptimo lugar en las cifras del comercio exterior de Sudáfrica, el intercambio con Taiwán sumó 1.740 millones de dólares el año pasado.
Las relaciones de inversión abarcan a más de 600 empresas por un valor de 1.500 millones de dólares, en las que trabajan alrededor de 45.000 personas.
China continental, por su parte, apenas figura en las estadísticas de inversión, aunque Beijing ha prometido impulsar un flujo de 50 millones de dólares hacia Sudáfrica si Pretoria cancela las relaciones políticas que mantiene con Taipei.
El comercio entre China y Sudáfrica tuvo un crecimiento espectacular después del fin del apartheid, pasando de 14 millones de dólares en 1994 a 1.330 millones el año pasado.
Según Landsberg, el momento crítico puede llegar el año que viene, cuando se produzca la reincorporación de Hong Kong a China, dando lugar al surgimiento de una enorme potencia económica. Según Landsberg, ello podría inducir un cambio en los objetivos de la política exterior sudafricana.
El producto interior bruto de China ha crecido al ritmo de 10 por ciento anual desde 1978, y sus intercambios comerciales se han incrementado en una proporción que dobla la tasa promedio de crecimiento anual del comercio mundial.
Con una población de 1.200 millones de personas, China ha pasado de ser una de las naciones más pobres, a una de las más grandes economías y uno de los mayores mercados del mundo. (FIN/IPS/tra-en/gm/pm/arl/ip/96