/REPETICION/ GRUPO DE RIO: De la democracia a la lucha contra la pobreza

La décima Cumbre Presidencial del Grupo de Río que se efectuará los días 3 y 4 de septiembre en Cochabamba, Bolivia, marca el fin del proceso de una década dedicada a la defensa de la democracia y el comienzo de un desafío mayor: la derrota de la pobreza en la región.

Fue creado en 1986 en Río de Janeiro tras la experiencia del Grupo Contadora en la pacificación de Centroamérica, más tarde ampliado en el Grupo de los Ocho con los países democratizados del Cono Sur.

A partir de ese momento, el Grupo de Río se ha convertido en el principal interlocutor de la región frente a otros bloques del mundo.

En estos 10 años de existencia, ha concentrado sus esfuerzos principalmente en la defensa de la democracia en un continente convulsionado por una década y media previa de regímenes militares.

En los últimos años, el Grupo se convirtió en el espacio de consulta, concertación y diseño de políticas exteriores conjuntas para conversaciones colectivas con la Unión Europea y Estados Unidos, pero ese proceso parece ahora trasladarse a los bloques económicos como el Mercosur y la Comunidad Andina.

"El Grupo de Río es el defensor y vigilante de la democracia en la región", dijo a IPS el secretario nacional de Relaciones Internacionales de la Cancillería y coordinador de Bolivia ante el grupo, Jaime Aparicio.

El ejemplo más fresco en la memoria del continente es la condena pública y la presencia de representantes del Grupo de Río en Asunción ante el reciente intento de golpe de Estado en Paraguay.

El Grupo de Río tiene ahora frente a sí el compromiso de asumir una tarea conjunta en la lucha contra la pobreza en el continente.

"Luego del proceso de consolidación de los espacios democráticos en la región, en todos los países del continente se aplicaron medidas de ajuste estructural a costa del deterioro de la situación social. Revertir esta situación es ahora el principal desafío para el Grupo", señaló Aparicio.

Y ese será uno de los tres principales temas de la agenda del encuentro de Cochabamba, ciudad situada 370 kilómetros al este de La Paz, además de la lucha contra el narcotráfico y el futuro de la democracia en la región.

Para el país anfitrión, que este año es sede de la secretaría rotativa del grupo, el tema del narcotráfico tiene una especial importancia, pues por ser productor de coca y cocaína se siente inquieto por la mirada vigilante de Estados Unidos desde que se aplica la política de la "descertificación".

Bolivia insistirá en la cumbre en el reconocimiento de la "corresponsabilidad" de las naciones productoras y consumidoras de droga en el delito el narcotráfico y sus consecuencias.

"Bolivia está luchando (contra el narcotráfico) y es un ejemplo continental y mundial, y creo que (los presidentes) escucharán nuestra voz. Obviamente, primero estará el llegar a consensos y ojalá que éstos se reflejen en el Grupo", declaró el presidente de Bolivia, Gonzalo Sánchez de Lozada.

Desde otro enfoque, el Grupo de Río tiene el desafío de definir su papel frente a los procesos de integración de la región, discutir su institucionalidad como mecanismo de consulta, y priorizar y jerarquizar los temas de su agenda.

Tiene que definir por ejemplo si debe coadyuvar en la convergencia de procesos de integración que tienen su propia dinámica, como el caso del Mercado Común del Sur (Mercosur) que dialoga directamente con la Unión Europea.

La tendencia más visible es que el Grupo de Río ponga el énfasis en su función de consulta y concertación política, en lugar de tener un papel activo en el proceso de integración económica, afirma Raúl Barrios, director de la Unidad de Análisis de Política Exterior de la cancillería de Bolivia.

"La preocupación es la sobreposición o duplicación de diálogos políticos de la región con otras regiones", opina Barrios.

La Comunidad Andina, el otro gran bloque económico de Sudamérica, también busca establecer su propio diálogo político y comercial con la Unión Europea, como ocurre con el Mercosur.

Frente a la amplia diversidad del temario de la agenda del Grupo de Río, una opción es la de concentrarse en pocos temas y ser más eficientes en ellos, opinó el funcionario.

Y, finalmente, el Grupo también debe discutir si su secretaría rotativa quiere contar con mayores atribuciones, de manera que las decisiones conjuntas sean más o menos vinculantes, o que apunten a mejorar la gestión del consenso, señala Barrios.

La secretaría del grupo confirmó la presencia de los presidentes Carlos Menem de Argentina, Gonzalo Sánchez de Lozada de Bolivia, Fernando Henrique Cardoso de Brasil, Eduardo Frei de Chile, Ernesto Samper de Colombia y Abdalá Bucaram de Ecuador.

También confirmó que participarán Ernesto Zedillo de México, Ernesto Pérez Balladares de Panamá, Juan Carlos Wasmosy de Paraguay, Alberto Fujimori de Perú y Rafael Caldera de Venezuela.

Por Uruguay concurrirá su vicepresidente, Hugo Batalla. En representación de Centroamérica llegará el presidente José María Figueres de Costa Rica, y el primer ministro Basdeo Pandal de Trinidad y Tobago por los países del Caribe.

Además, asistirán a la Cumbre el secretario general de la OEA, César Gaviria, el secretario general de la CEPAL, Gert Rosenthal, los secretarios permanentes del SELA, Carlos Moneta, y de ALADI, Antonio Antúnez, el representante del BID, Carlos Ferdinand y el presidente del Parlamento Latinoamericano, Juan Adolfo Singer. (FIN/IPS/jcr/jc/ip/96

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