PERU: Las guerrillas todavía existen

Atentados con coches bombas realizados en los últimos días revelan que la organización guerrillera peruana Sendero Luminoso todavía existe, consideran analistas locales.

Para Carlos Tapia y Raul Gonzales, "el gobierno comete un grave error al incurrir en triunfalismo".

El primer atentado tuvo lugar el 26 de julio contra el cuartel central de la Policía Antimotines, situado a 400 metros del palacio de gobierno, y el otro tomó como blanco la casa del general Guillermo Valera, jefe de las unidades del ejército que combaten contra el narcotráfico en el valle del Huallaga, en la selva central.

"No se trata de dos blancos cualquiera. Su elección, la fecha de los ataques, la semana de Fiestas Patrias, así como el tipo de explosivo, anfo, y los dispositivos de ejecución exhibidos revelan un nivel diferente al de la moribunda organización que describe el gobierno", expresa Tapia.

Ex parlamentario izquierdista y ex oficial de la marina, Tapia es considerado uno de los expertos civiles mejor enterados en asuntos de seguridad e insurgencia.

Gonzales, activista de Derechos Humanos y autor de un ensayo sobre Sendero Luminoso, sostiene que ese grupo ha superado el impacto de la captura de su líder e ideólogo Abimael Guzman, en septiembre de 1992, y el posterior debate sobre la línea de acción guerrillera.

Según Gonzales, el sector disidente a Guzmán, quien en 1993 propuso desde la cárcel a sus seguidores que abandonen la lucha armada, se ha fortalecido y reagrupado.

Los disidentes están encabezados por Oscar "Feliciano" Ramírez, considerado un activista militar con poca capacidad doctrinaria, quien rechazó la propuesta de su jefe de formar un partido de accion parlamentaria y desplegó entre 1993 y 1995 una intensa actividad de discusión interna y captación.

Feliciano criticó también la línea de acción urbana que impuso Guzmán, la senaló como una de las causas de la debacle militar y sacó de Lima a los disidentes que reclutó.

"Con ellos, y en base al financiamiento recibido de las organizaciones narcotraficantes que pagan por el servicio de protección a sus actividades Feliciano reagrupó a sus cuadros en la selva central", comentó otro experto, Flavio Solórzano.

"Pero parece que, a pesar de haber criticado el centralismo de Guzmán en 1992, Feliciano también ha llegado a la conclusión de que debe golpear en Lima, el centro político del país, probablemente para impactar en el debate táctico interno de su partido", indica Solórzano.

El analista opina que al retomar la línea de los grandes y espectaculares operativos en Lima, los disidentes serán tan vulnerable como lo fue Sendero Luminoso en 1992, cuando casi todos sus mandos nacionales cayeron presos en pocos meses.

"La confrontación interna entre quienes defienden la línea de paz propuesta por Guzmán y quienes la rechazan, sumada a los efectos de una ley que reduce las penas a los subversivos que proporcionen información, facilita la penetración de los servicios de inteligencia", comenta Gonzales.

"Aparte de los atentados con coche bomba contra blancos militares, Sendero Luminoso realiza en Lima ataques contra dirigentes de barriadas o ex militantes que rehusan la acción armada y son sospechosos de haber proporcionado información a la policía", agrega.

Cuatro desconocidos capturaron este martes en su casa a Epifanio Santa María, comerciante minorista de verduras en un mercado popular, le dieron muerte y dejaron sobre su cadáver un cartel con la leyenda: "superar el recodo desarrollando la guerra popular hasta el comunismo".

"En el lenguaje de los disidentes senderistas, el debate sobre la propuesta de paz planteada por Guzmán es sólo un recodo en el camino. El cartel sobre el cadáver de Santa María se puede interpretar como una advertencia de que consideran concluida la fase de la discusión oral", explicó Solórzano. (FIN/IPS/al/dg/ip/96

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