PALESTINA: Arafat atrapado entre una mala y otra peor

La política de línea dura del primer ministro de Israel, Binyamin Netanyahu, además de socavar la credibilidad del presidente de Palestina, Yasser Arafat, favorece al Movimiento de Resistencia Islámico (Hamas), principal oposición de Arafat.

Nuevas señales del creciente respaldo logrado por Hamas quedaron a la vista este fin de semana, cuando hizo un llamado a un nuevo levantamiento o "intifada" contra la Autoridad Palestina e Israel.

El llamado revierte la política de Hamas que evitó la confrontación con las instituciones palestinas. Hamas boicoteó en enero las elecciones para la presidencia de la Autoridad y el Consejo Palestino, y ahora tiene pocas reservas para desafiar su legitimidad.

El gobierno de Netanyahu asestó otro golpe al proceso de paz al anunciar la semana pasada que levantaría las restricciones a la expansión de asentamientos judíos en Cisjordania y la franja de Gaza.

La medida llegó en un momento en que la moral estaba baja en Cisjordania y Gaza debido a la caída de las condiciones de vida en los territorios palestinos, causada por la prohibición casi total del empleo de palestinos en Israel durante cuatro meses.

La incapacidad de Arafat para que Netanyahu implemente los acuerdos hechos por su antecesor, el gobierno de Shimon Peres, -en particular sobre el retiro de tropas de Hebrón- ilustra su debilidad frente a Israel.

En lugar de colocar a Netanyahu a la defensiva sobre la base de su incumplimiento del acuerdo, Arafat se ha permitido salir perdiendo, manteniendo la represión de Hamas y sus seguidores radicales, la Jihad islámica.

Como resultado, unos 1.200 activistas islámicos sospechosos permanecen en cárceles palestinas desde marzo, la mayoría sin acusaciones formales ni juicios.

El viernes, cuando unos 2.000 palestinos en la ciudad cisjordana de Tulkarm manifestaron por la liberación de prisioneros islámicos, la policía de la Autoridad Palestina abrió fuego, matando a una persona e hiriendo de gravedad a otras cuatro. El muerto fue Ibrahim Hadaye, activista de Hamas.

El hecho tuvo lugar en un semana que fue testigo de la muerte del séptimo palestino encarcelado bajo custodia de la nueva autoridad, que inició su período en mayo de 1994.

La víctima fue Mahmoud Jumail, de 26 años, quien pasó siete meses en prisión sin juicio ni acusación formal, y supuestamente fue torturado hasta la muerte por el personal del Servicio Preventivo de Seguridad en Nablús, su lugar de nacimiento.

Los residentes de Nablús, la ciudad más grande de Cisjordania, reaccionaron violentamente convirtiendo la procesión funeral en un alzamiento.

Los protestantes lanzaron piedras a la policía palestina, incendiaron neumáticos y cantaron consignas contra Arafat, en escenas reminiscentes de la intifada contra los ocupantes israelíes entre 1987 y 1993.

Reconociendo la gravedad de la situación, Arafat intentó calmar las aguas. El domingo, como ministro de interior de la Autoridad Palestina, ordenó la liberación de 15 miembros de Hamas en Tulkarm.

El mismo día una corte en Jericó, sede del Servicio Preventivo de Seguridad de Arafat, sentenció a tres oficiales del organismo responsables por la muerte de Jumal, a 10 y 15 años de prisión y trabajos forzados.

Mientras los seguidores de Arafat consideraron las medidas como señal de su sensibilidad y discernimiento político, para sus detractores de filas islámicas sólo demuestra que, al igual que Israel, la Autoridad Palestina sólo sabe de fuerza y confrontación.

Hamas y la Jihad Islámica han sostenido durante largo tiempo que la única forma de lograr concesiones de Israel, un estado fundado en la fuerza y la intimidación, es atacarlo violentamente.

Los activistas islámicos no se dejan influir por las palabras moderadas de Netanyahu durante sus visitas a las capitales árabes como El Cairo, y este lunes, Amman. Por el contrario, insisten, al igual que los líderes de Siria y Líbano, en que Netanyahu debería ser juzgado por sus actos y no por sus palabras.

El temor en la región es que si Netanyahu mantiene su posición intransigente hacia la Autoridad Palestina, la desacreditará mortalmente, al igual que Arafat, socavando la estrategia isiraelí que tuvo como resultado la firma del primer acuerdo de Oslo hace tres años: cooptar la secular y relativamente moderada Organización para la Liberación de Palestina para suprimir a las crecientes fuerzas del radicalismo islámico. (FIN/IPS/tra-en/dh/rj/lp/96

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe