Con un programa de apoyo a pequeñas y medianas empresas deudoras, el gobierno de México puso fin a su onerosa estrategia de socorro al sistema financiero, que pese al pregonado éxito alcanzado continúa generando críticas de los beneficiarios.
Desde el estallido de la crisis a fines de 1994, el gobierno accionó planes de ayuda a bancos y deudores morosos a un costo, que según la calificadora internacional Standard & Poor superó 26.000 millones de dólares, 12 por ciento del producto interno bruto de 1995.
El nuevo plan, que se presentará este viernes en la casa de gobierno, tiene un plazo de 10 años y promete beneficiar con descuentos de capital e interéses y ampliación de períodos de pago a unos 369.000 negocios del país, que por la recesión tienen dificultades para cumplir con sus acreedores.
Con respaldo financiero y asesoramiento de organismos como el Banco Mundial, el gobierno del presidente Ernesto Zedillo anunció en los últimos 20 meses programas de apoyo a bancos comerciales y deudores de tarjetas de crédito, hipotecarios, al fisco y del sector agropecuario.
A largo plazo una banca "moribunda e ineficiente", como era la mexicana, hubiera resultado más costosa que haber destinado 12 por ciento del producto interno, sostiene Standard & Poor.
La banca mexicana entró en una etapa de severa crisis tras los problemas económicos de fines de 1994, que se tradujo en la elevación de tasas de interés, depreciación de los salarios, mayor inflación e incremento acelerado en los índices de morosidad.
El sistema, que entre los años 80 y 90 vivió un proceso de estatización y reprivatización, habría llegado al colapso si el gobierno no lo rescataba, reconocen las autoridades, tras afirmar que su estrategia resultó un éxito.
Los empresarios no parecen pensar asi. Una encuesta del Centro de Estudios del Sector Privado (CEESP) indica que 80,9 por ciento de los ejecutivos de las empresas del país opina que los programas de apoyo a deudores han sido insuficientes y tardíos.
Los problemas del sistema financiero continúan siendo una amenaza para el sector productivo y para las personas que contrataron créditos, señalan los consultados por el CEESP.
Para organizaciones de deudores como el Barzón, los programas de reestructuración de créditos resultaron un rotundo fracaso, pues un millón de personas siguen sin poder pagar sus deudas y los bancos permanencen en situación crítica.
Estos grupos, que gracias a sus continuas protestas callejeras se ganaron un espacio importante en la política nacional, al punto que fuerzas opositoras como la guerrilla zapatista las invitaron a sumarse a sus filas y proyectos, sostienen que las reestructuraciones de créditos son un engaño.
"Con los famosos programas nos quieren poner la soga al cuello, alargando los plazos, pero también los pagos hasta que nos expriman todo y sólo para satisfacer a una banca ineficiente", dijo a IPS Esteban Riquelme, miembro de un grupo de deudores.
El Barzón, la Asociación Nacional de Tarjetahabientes y la Asociación de Deudores de la Banca demandan al gobierno condonar las deudas en lugar de reestructurarlas, pedido que las autoridades consideran imposible de cumplir, argumentando que fomentaría "la cultura del no pago" y agudizaría los problemas del país.
La secretaría de Hacienda señala que sus problemas "no pueden por si mismos solucionar los problemas estructurales que aquejan a varios sectores, pero es un hecho que sí constituyen un pilar fundamental para mejorar la estructura financiera de un gran número de deudores y bancos".
Los programas permitirán "una pronta recuperación del financimiento del sector privado, evitando la desarticulación de cadenas productivas", agrega Hacienda.
Doce de los 18 bancos privatizados en México no han quebrado gracias a recursos públicos entregados a través de fondos especiales y a la continua vigilancia del Estado, reconocen portavoces oficiales.
Uno de los principales salvavidas del sistema bancario local durante la crisis, además del apoyo del Estado, fue la asociación que varias instituciones establecieron con bancos de España, Portugal y Canadá.
Gracias al gobierno y a las nuevas asociaciones, los bancos superaron su etapa de crisis y están ahora en proceso de franca recuperación, afirma la Asciación de Banqueros de México. (FIN/IPS/dc/dg/if/96)