/INTEGRACION/MEXICO-ESTADOS UNIDOS: TLC, cercanías y distancias

Una cita para alentar el desarrollo de la franja fronteriza Estados Unidos-México, marcada por contrastes y problemas sociales, terminó sin acuerdos y entre promesas para superar conflictos gestados en torno al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC).

La Conferencia sobre Desarrolllo de Infraestructura Fronteriza, realizada esta semana en la ciudad estadounidense de San Antonio, fue el escenario para que autoridades y empresarios de los dos países intentaran una vez más, como viene sucediendo desde hace décadas, consolidar una relación menos asimétrica.

Aunque hubo compromisos previos, los socios no pudieron asegurar la financiación de 250 proyectos con los que se pretende apoyar el desarrollo de una zona limítrofe que, pese a ser una de las de mayor flujo comercial en el mundo, enfrenta graves problemas de vivienda, transporte, servicios y ambientales.

Por los 100 kilómetros de franja fronteriza que se extienden en 3.200 kilómetros de desiertos y zonas urbanas donde viven 10 millones de personas, cada año intentan cruzar en forma ilegal más de un millón de latinoamericanos que desean trabajar en Estados Unidos, donde a menudo son maltratados y discriminados.

En la reunión de San Antonio, las autoriadades de ambos países, cuyo intercambio comercial crece más de 20 por ciento anual desde la entrada en vigor del TLC en enero de 1994, se buscó avanzar, sin éxito, hacia la superación de una controversia que impide pasar camiones de carga de México a Estados Unidos.

También se fracasó en el intentó de lograr acuerdos para destrabar medidas proteccionistas de Washington contra el tomate, aguacate y cemento mexicanos.

Sin ignorar los problemas existentes en el intercambio bilateral, es un hecho que el TLC es un éxito que facilitó el acercamiento en otros ámbitos, dijo en San Antonio el secretario de Comercio de México, Herminio Blanco.

Mickey Kantor, representante comercial de Estados Unidos, sostuvo que el TLC, acuerdo al que también pertenece Canadá y al que desean sumarse otras naciones de América, es lo mejor que pudo pasarle a su país.

Pero no todos piensan así. Grupos opositores de México, como la Red Frente al Libre Comercio, sostienen que el TLC permitió multiplicar el intercambio comercial pero no superar el monpolio de empresas exportadoras locales ni aumentar plazas de trabajo y salarios y tampoco frenar la inmigración ilegal.

Estudios oficiales indican que apenas 300 firmas, en su mayoría transnacionales, son las responsables de 70 por ciento de las exportaciones mexicanas. Un importante porcentaje de las ventas son responsabilidad de maquiladoras, donde 95 por ciento de sus insumos es importado.

En materia de empleo, durante los dos últimos años el número de cesantes creció en México más de 1,1 millones, mientras en dólares los salarios se depreciaron 41,6 por ciento, afirma la Red Frente al Libre Comercio.

Los gobiernos de Canadá, Estados Unidos y México prometieron que durante el primer año de vigencia del acuerdo se crearían 100.000 nuevos empleos en el país hispanohablante y que mejorarían los ingresos de sus trabajadores.

Con grandes asimetrías en materia de desarrollo económico y capacidad comercial, en los últimos meses las relaciones entre Estados Unidos y México han avanzado entre periódicas fricciones por temas migratorios, apoyos financieros sin precedentes y roces por asuntos de diplomacia internacional.

Las posturas de México han chocado más de una vez con las del presidente Bill Clinton, quien en el marco de su campaña de reelección, aprobó la llamada ley Helms-Burton, que endurece el bloqueo a Cuba con amenazas de juicios a empresas de otros países que negocien con la isla.

También sancionó medidas para impedir en base a acciones policiales y militares el ingreso de inmigrantes, personas de origen latinoamericano cuyo trabajo sostiene en gran parte el desarrollo de sectores productivos estadounidenses.

En los dos temas el gobierno del presidente Ernesto Zedillo expresó enérgicas condenas e incluso presentó denuncias en organismos internacionales.

Pero México también agradeció y felicitó a su vecino por haberle prestado millonarias sumas de dinero que en 1995 le ayudaron a superar la crisis financiera, y que ahora, en un intento de apuntalar la confianza internacional hacia su economía, paga incluso por adelantado.

Estados Unidos es el principal socio comercial de México. Allí coloca este país más de 75 por ciento de sus exportaciones y adquiere alrededor de 70 por ciento de lo que importa, mientras para Washington el país latinoamericano representa menos de seis por ciento de su comercio global.

Según un estudio de la Universidad Autónoma de México, a las diferencias comerciales se agregan las asimetrías de poder económico y en materias como salarios, ingresos y nivel de vida, que el insituto académico sostien que son de uno a 25.

A dos años y medio de haber entrado en vigor el TLC, no sólo se se incrementaron los flujos comerciales, si no que mejoró la relación diplomática bilateral y la cooperación en todos los ámbitos, dijo Kantor en la última reunión de San Antonio

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