El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, el ecuatoriano José Ayala, urgió hoy a la aprobación de leyes que castiguen no sólo la producción y la venta de pornografía infantil sino también la posesión de esos artículos.
Ayala formuló la propuesta este martes en la sesión inaugural del Primer Congreso Mundial contra la Explotación Sexual Comercial de los Niños, que se celebra en la capital de Suecia hasta el día 31.
En sus tramos iniciales, los participantes de la reunión coincidieron en que la Convención de Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño, firmada por casi todos los países del mundo, será apenas un papel sin valor en muchos países a menos que se aprueben leyes y programas que permitan su aplicabilidad.
"Esta es una oportunidad ideal para ayudar a los gobiernos a implementar las obligaciones existentes, no para crear nuevas obligaciones", explicó Wambui Njunguna, del no gubernamental Grupo por la Convención de los Derechos de los Niños, que integra a 38 organizaciones internacionales.
"A pesar de la ratificación casi universal de la Convención, los niños y niñas no están protegidos contra el abuso sexual y la explotación", agregó Njunguna.
El sudeste de Asia y América Latina son las regiones donde niños y niñas sufren más severamente la explotación sexual con fines de lucro, prácticamente esclavizados por adultos varones, en la mayoría de los casos.
"Este congreso debe transmitir un mensaje claro e inequívoco: la explotación sexual comercial de los niños debe cesar en todos y cada uno de los rincones del mundo", afirmó la directora ejecutiva de Unicef, Carol Bellamy.
"La acción gubernamental es esencial, pero también es deber de la sociedad civil hacer que la Convención de los Derechos de los Niños sea un instrumento social además de instrumento legal", añadió Bellamy.
La iniciativa de Ayala apunta a quebrar la ambigüedad de las legislaciones en el mundo industrializado donde, si bien esas prácticas se prohiben, no se castiga a quienes, en última instancia, alimentan el proceso de explotación sexual de niños y niñas mediante la adquisición de esos productos.
La pornografía infantil consumida en los países industrializados es producida con frecuencia en naciones en desarrollo.
"El precio de la indiferencia y de la ambigüedad es muy alto" en lo que refiere a la explotacion sexual de niños y niñas, dijo Ayala.
El funcionario instó a los gobiernos y los parlamentos de los 112 países representados en el congreso a la aprobación de leyes que fortalezcan la protección de los derechos humanos de los niños, tanto en esta materia como en otras.
"Los niños y niñas tienen que saber que pueden decir no, que tienen derechos y que pueden defenderlos", agregó.
El congreso, celebrado a propuesta de la organización no gubernamental internacional Acabar con el Turismo Sexual en el Sudeste Asiatico (ECPAT) y con respaldo del gobierno de Suecia y el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), considera la aprobación de una declaración y un plan de acción.
Participan en la reunión representantes de 112 gobiernos y varios organismos intergubernamentales, altos funcionarios de agencias de la Organización de Naciones Unidas (ONU) y grupos no gubernamentales de un centenar de países.
El congreso abordará tanto la explotación de niños y niñas a manos de redes de proxenetismo, el denominado "pornoturismo" y la pornografía infantil.
Ayala cuestionó a quienes explican el fenómeno exclusivamente en base a cuestiones socioeconómicas, punto de vista, dijo, que "no se puede aceptar".
"Se dice que esto se debe a la extrema pobreza. Pero la realidad es distinta. Se trata de crímenes efectuados contra niños generalmente a manos de adultos varones", sostuvo.
"Muchos creen que la denominada 'prostitución infantil' se debe a la pobreza y que, por esta razón, prevalece sólo en los países en desarrollo. Eso no es verdad", manifestó Njuguna.
"Cuando los valores mundiales están determinados por la televisión y las fuerzas comerciales del mercado, los niños, las niñas y las mujeres jóvenes se convierten en mercancías que pueden venderse y comprarse", dijo, por su parte, Ron O'Grady, coordinador de ECPAT.
La dimensión de género también fue considerada en el congreso. "La gran mayoría de las víctimas de la explotación son, sin lugar a dudas, las niñas. La poca jerarquía de las niñas y de las mujeres otorgada por la sociedad favorece y perpetúa su explotación sexual", afirmó Bellamy.
La secretaria ejecutiva del Unicef afirmó que, al mismo tiempo, la pertenencia a una etnia sometida "determina con frecuencia quiénes son explotados o no".
"Un millón de niños y niñas de Asia pasarán esta noche prestando servicios sexuales a adultos y, si nuestras estimaciones son correctas, atenderán a entre 10 y 12 clientes adultos varones durante la semana que estaremos en Estocolmo. Los niños se merecen algo mejor que eso", alertó O'Grady. (FIN/IPS/mj/jc/ip-pr/96