Género y edad recorren vías misteriosas. En México, a cualquier mujer, asi sea una niña de 10 años, se le llama "vieja". Un grupo de mujeres es "viejerío". Y, mientras tanto, se registra en toda América Latina una tendencia marcada a "erotizar" lo infantil.
Este proceso puede desarrollarse con naturalidad, porque los juegos de seducción y el erotismo existen también entre los niños y niñas, y pueden manifestarse de forma sana en distintas sociedades sin caer en la barranca del abuso.
Pero en los ultimos años se han generado formas de explotación comercial de ese fenómeno que le agregan ingredientes ajenos a las culturas nacionales y pueden, incluso, arrastrar a las niñas a las redes del proxenetismo.
Este hecho resulta notorio para los participantes de América Latina en el Congreso Mundial contra la Explotación Sexual Comercial de Niños que se celebra desde el día 27 hasta el 31 en Estocolmo.
Lo "viejo", en la región, no es considerado hermoso. A lo viejo no se lo respeta, ni se lo apetece. Y una mujer de 20 años, según esos parámetros, puede ser considerada "vieja". En los medios más empobrecidos, los partos precoces y repetidos, la insalubridad y el encierro la han envejecido a su pesar.
La palabra "niño" significa algo diferente en cada país. La Convención Internacional de Derechos del Niño la define como cualquier persona menor de 18 años, y la mayoría de las legislaciones lo reconocen.
Pero en el habla popular de la región, el término "niño" denota a un menor de nueve, 10, 11, 12, 13 o 14 años de edad, según el país. A esas edades, posiblemente se le considere un adulto responsable que aporta dinero a la familia o ya vive solo.
Los principales medios de comunicación, además, postulan modelos que refuerzan esa idea y sugieren la asunción de libertad por parte de los menores en todos los sentidos, del económico al sexual. Ese fenómeno es aun más agudo entre las niñas.
"En estos años hubo una explosión de seudoliberación, de liberación entre comillas. La educación sexual ha llegado equivocada", sostuvo la economista venezolana Zoraida Ramírez, representante para América Latina y el Caribe de la Coalición contra el Tráfico de Mujeres.
Ramírez explicó que cuando la muñeca Barbie se impuso en el mercado "distorsionó hasta los deseos y aspiraciones de las menores", porque el juguete representa "una niña con cuerpo de mujer".
Este patrón cultural es predominantemente masculino, dijo. "No es la niña ni la mujer madura quien consideran vieja a una más joven. Son los hombres los que nos califican de viejas", acusó.
Esto tiene efectos graves en el trópico, agregó, porque allí es frecuente que las niñas tengan su primera menstruación a los 10 u 11 años. "He tratado tres casos de niñas de nueve años que no saben lo que es un acto sexual pero lo han hecho muchísimas veces", manifestó.
Otro paradigma infantil latinoamericano, la animadora televisiva brasileña Xuxa, ni siquiera "es un modelo de femineidad latina". "Parece de Suecia más que de Brasil", sostuvo Mara Regia, del no gubernamental Centro de Proyectos de la Mujer.
Por su parte, Thais Corral, coordinadora de la Red de Defensa de la Especie Humana, también de Brasil, explicó que Xuxa "es una Barbie que habla con los niños como si fuera una de ellos, pero con cuerpo de mujer".
Corral dijo que predominan en Brasil manifestaciones culturales tradicionales, especialmente de raigambre africana, que implican el cultivo de la belleza y la seducción entre los niños y niñas, pero de forma natural y con una sanción social severa hacia los abusadores.
"Esta erotización es natural, o por lo menos lo era, y se manifestaba sobre todo en el carnaval. Pero en años recientes eso se convirtió en un comercio", dijo la activista.
Eso resultó evidente, por ejemplo, en "el cultivo del cuerpo", que es una manifestación cultural "reciente", pero también en la cantidad de niñas que practican el sexo de supervivencia o atrapadas por redes de proxenetismo.
La venezolana Ramírez agregó que "los medios de comunicación inducen a las jóvenes a la prostitución", pues postulan que "la mujer debe rendir culto a la belleza". "No es en función de la salud que las adolescentes van a los gimnasios, sino para a traer a los hombres", dijo.
La socióloga uruguaya Maria Elena Laurnaga, de la Oficina Internacional Católica de la Infancia, atribuyó la "infantilización de los patrones sexuales y el erotismo" a "los medios de comunicación que se dedican a vender eso".
Sin embargo, acotó que este fenómeno también encuentra base en el hecho de que haya "hombres que consumen" imágenes de niñas- mujeres.
"Eso provoca cambios en los conceptos de vejez o juventud. En Argentina, Chile y Uruguay, se infantiliza el estereotipo de lo femenino. La niña es considerada mujer. Existen modelos profesionales de 12 o 13 años con cuerpos de mujer y caras de niña", explicó Laurnaga.
De ese modo, los medios promueven, a veces incautamente, el despertar precoz a una sexualidad propia de adultos. "Los adolescentes tienen derecho a ejercer su libertad sexual con responsabilidad, pero muchos no se dan cuenta que lo que sienten no es deseo sino una exigencia de mercado", opinó la experta.
En América Central, en cambio, el envejecimiento de las mujeres a temprana edad es una realidad determinada por causas económicas y sociales más que a la predica directa de la prensa y la televisión, según la salvadoreña Ana Kelly Rivera, de la organización Defensa de los Niños Internacional.
Ello, a su vez, se traduce en el hecho de que los adultos varones procuran parejas de mucha menor edad y cometan abusos.
"En las áreas rurales, una mujer es considerada 'vieja' a los 20 años y en las ciudades, a los 30", explicó Rivera.
Esto se debe a que, especialmente en los estratos más empobrecidos y menos educados, "tienen hijos a edades muy tempranas, a veces muchos, lo cual las desgasta físicamente". Por eso, "dejan de tener actividad fuera del hogar". (FIN/IPS/mj/jc/ip-pr/96
