La costumbre de confinar a jóvenes vírgenes en santuarios en represalia por crímenes cometidos por miembros de sus familias pasó a la historia en Ghana, como resultado de la presión de grupos de mujeres y defensores de los derechos humanos.
Sacerdotes tradicionales de Ada, a unos 80 kilómetros de Accra, liberaron formalmente a más de 60 mujeres, algunas de las cuales sirvieron en santuarios durante más de 40 años, virtualmente como esclavas. Otras 24 fueron liberadas en Tongu Norte, otra área al sudeste de Ghana.
Aunque el destino de un alto número de mujeres aún es desconocido, la liberación es una victoria para organizaciones no gubernamentales (ONG) que durante los últimos cinco años lucharon sin pausa por la ilegalización del sistema "trokosi".
"Trokosi", una tradición limitada al sudeste de Ghana, fue introducida alrededor de un siglo atrás por una comunidad de ancianos, como forma de que las familias pagaran por faltas del pasado.
Según la tradición, cuando miembros de una familia mueren uno tras otro en circunstancias consideradas misteriosas, los famliares consultan un oráculo tradicional.
La respuesta más común del sacertote es que un miembro de la familia cometió secretamente un delito como asesinato, robo o violación, o violó tabúes del clan, por lo que se requiere el sacrificio de una virgen.
Hasta ahora, la familia seleccionaba entonces a una de las jóvenes y la llevaba al santuario, donde permanecía el resto de su vida.
El los últimos años, trabajadores sociales argumentaron que la práctica es innecesaria porque existen leyes para tratar las supuestas ofensas. Otra objeción es que las muchachas terminaban siendo, contra su voluntad, las mujeres de los sacerdotes del santuario.
Una de las mujeres liberadas en Ada dijo que fue llevada al santuario cuando tenía nueve años, por un crimen cometido por su abuelo. Desde entonces tuvo nueve hijos con el sacerdote.
Algunas de las mujeres confinadas sobrevivieron mediante la artesanía, como las 24 liberadas en Tongu, quienes exhibieron su trabajo en Accra.
Según el religioso Phillip Pimpong, presidente de la ONG local International Needs, la cual lideró la lucha contra el sistema trokosi, las muchachas confinadas no podían ir a la escuela o aprender algún oficio durante su reclusión.
International Needs y la embajada de Holanda se comprometieron a brindar ayuda para asegurar la independencia de las mujeres liberadas.
Las mujeres tokosi fueron puestas en libertad después que Pimpong logró que los sacerdotes locales firmaran un acuerdo comprometiéndose a no retener a ninguna mujer en los santuarios.
Pero no todos los sacerdotes lo hicieron voluntariamente. Uno de ellos, Numo Teye, dijo que "liberamos a las mujeres porque el gobierno lo indicó. El trokosi es un buen sistema", y añadió que "encontraremos otra manera de apaciguar a los dioses por los delitos graves".
La campaña contra el sistema trokosi comenzó en 1991, cuando hubo una fuerte protesta popular por las violaciones de los derechos humanos de las mujeres.
En este momento, varios grupos defensores de los derechos humanos como el Consejo Nacional de la Mujer y el Desarrollo (NCWD) urgieron al gobierno a prohibir la práctica.
El caso fue replanteado, sin éxito, en una asamblea consultiva que reformó la constitución en 1992.
La iglesia y los medios también tomaron el tema, para disgusto de los sacerdotes tradicionales, uno de los cuales amenazó con matar a un periodista que había expuesto las condiciones de vida en los santuarios, mientras otro dijo que "es nuestra cultura. No comprendo porqué los cristianos están siempre interfiriendo con las creencias de nuestra gente".
Debido a intereses políticos, ya que el sudeste es un área de fuerte respuesta al gobierno, las autoridades tomaron una actitud cautelosa, aconsejando la educación de los sacerdotes en lugar del uso de la legislación para poner fin al sistema.
El juez Emile Shorte, comisionado de Ghana de Derechos Humanos y Justicia Administrativa, advirtió a los sacerdotes en Ada, durante la ceremonia de liberación, diciéndoles que "pueden mantener sus santuarios. La constitución garantiza la libertad de religión. Pero no encierren a las mujeres esclavas nuevamente". (FIN/IPS/tra-en/ea/kb/lp/pr-hd/96