La policía de Francia interrumpió hoy abruptamente una huelga de hambre iniciada hace más de un mes por 10 africanos, quienes intentan presionar al gobierno francés para regularizar su estatuto de inmigrantes ilegales.
Unos 300 agentes de policía llegaron al amanecer a la iglesia de Saint Bernard, en el norte de París, y por la fuerza trasladaron a los huelguistas, en una fase crítica de su acción a seis hospitales, para que se les practicaran exámenes médicos.
Los huelguistas, que comenzaron el ayuno hace 38 días, fueron inmediatamente reemplazados por otros 12, entre ellos cinco mujeres, dispuestos a desafiar al Ministerio del Interior a resolver sus solicitudes de regularización.+
En la tarde de este lunes, siete de los 10 habían dejado los hospitales en contra del consejo de los médicos, para regresar a la iglesia y continuar la huelga.
"Intentaron intimidarnos, pero iniciamos esta lucha hace cinco meses, y seguiremos hasta el final. Si el gobierno quiere, que traiga aviones para desalojarnos de la iglesia", dijo un vocero.
Los 10 huelguistas iniciales fueron parte de los 300 africanos que el mes pasado acamparon frente a la iglesia de Saint Ambroise, en París, en un intento desesperado por llamar la atención sobre su causa. Su ejemplo fue rápidamente seguido por grupos de extranjeros en otras ciudades.
Organizaciones que los respaldan se niegan a llamarlos inmigrantes ilegales, alegando que ellos y otros muchos ingresaron y residieron legalmente en Francia durante años, hasta que una serie de cambios en las leyes de inmigración los ubicó en el mundo de la migración "ilegal" para Europa.
No obstante, las negociaciones con las autoridades han avanzado poco, a excepción de la promesa de examinar caso por caso las situaciones de migrantes africanos con niños nacidos en Francia.
Como resultado de leyes aprobadas en 1994, cuando el entonces ministro del Interior Charles Pasqua se embarcó en una política de "migración cero", los padres de niños nacidos en Francia no pueden ser deportados. Pero tampoco obtener papeles de residencia o permisos de trabajo.
Desde abril, un grupo de mediadores entre inmigrantes y el gobierno intentó en vano litigar por otras categorías de extranjeros, inlcuyendo solicitantes de asilo rechazados, aquellos con familiares cercanos en Francia, estudiantes, personas en tratamiento médico y quienes se han integrado bien a la sociedad francesa.
Por otro lado, el ministro del Interior, Jean-Louis Debre, ha proclamado su inflexibilidad. La semana pasada, anunció la creación de un grupo interministerial para la coordinación e intensificación de la lucha del gobierno contra la inmigración y el trabajo ilegales.
Debre se enorgullece de la "institucionalización" de vuelos charter mensuales que deportan inmigrantes ilegales, y ha indicado su intención de aumentar el número de dos por mes a tres o cuatro.
"Aconsejamos a las personas cuyos hijos no son franceses a tomar medidas para regresar a sus países. No aceptaremos regularizar sus situaciones", dijo en entrevista con el diario conservador Le Figaro.
Las autoridades policiales de París explicaron su acción de este lunes como motivada por preocupaciones "humanitarias" por los huelguistas. Algunos médicos comenzaban a preocuparse por su situación, a medida que se acercaban al 40 día de ayuno, el cual en general marca daños irreparables para el cuerpo.
La decisión de intervenir, dijeron las autoridades, se basó en permitir la hospitalización de los 10 huelguistas, tras "alarmantes" informaciones de voceros del grupo mediador y la organización humanitaria Medicins du Monde.
Joelle Brunnerie, vicepresidenta de la Liga de Derechos Humanos, dijo que la intervención de la policía fue "sorprendente", y que no hay nada de humanitario en una respuesta "tan brutal". (FIN/IPS/tra-en/ao/rj/lp/ip-hd-pr/96