Cantidades de menores de ambos sexos son inducidos cada día a trabajar en tiendas, fábricas e incluso antros de prostitución, en Manila y otras ciudades asiáticas, donde son explotados en condiciones de esclavitud.
El comercio clandestino de niños es realizado por reclutadores que utilizan una mezcla de engaños, falsas promesas y dinero en efectivo para sacar a los adolescentes de sus hogares.
El código de trabajo filipino prohíbe el empleo de niños menores de 15 años, a menos que trabajen bajo la directa supervisión de sus padres y no se impida su escolarización. Sin embargo, esta prohibición se cumple escasamente.
Una niña de 13 años, Josie Cabreros, fue captada en Ormoc, su ciudad natal en el centro del archipiélago, con la promesa de trabajar como vendedora en Manila. Pero terminó desapareciendo, prácticamente como una prisionera, en una fábrica de sardinas.
Sin recibir ni un centavo por su trabajo, Josie fue retenida cinco meses en la fábrica, hasta que fue rescatada por la policía junto con otras 26 trabajadoras.
Aquello ocurrió hace tres años, pero aún es recordado por Cabreros, que se ha convertido en cooperante voluntaria de una organización no gubernamental llamada Kamalayan (Conciencia), dedicada a investigar a las empresas sospechosas de explotar el trabajo infantil.
Kamalayan realiza la supervisión y el control de un programa destinado a terminar con la red de reclutadores y traficantes de niños.
Como parte de su vigilancia, los cooperantes efectúan controles regulares de los autobuses y barcos que parten de Ormoc hacia Manila. En los fines de semana, Kamalayan recorre las aldeas advirtiendo a los padres y a los niños acerca de los reclutadores.
Cabreros informó que Kamalayan ha conseguido, en cooperación con el Departamento de Bienestar Social y Desarrollo y la Oficina Nacional de Investigaciones, enviar a la cárcel a algunos de estos traficantes.
No obstante, gracias a sus buenas conexiones, con frecuencia los reclutadores consiguen la libertad condicional y se libran de sufrir duras penas.
El gobierno, entretanto, no ha logrado controlar a estas agencias de reclutamiento, pues las leyes vigentes parecen insuficientes para impedir el flujo de niños hacia la capital.
Un estudio realizado en 1995 por el Instituto de Estudios Laborales del Ministerio de Trabajo señaló que el trabajo infantil es una de las piedras de toque de la carrera mundial por atraer inversión extranjera y lograr competitividad comercial. (FIN/IPS/tra-en/cij/ral/arl/pr-lb/96