ESTADOS UNIDOS: Inmigrantes, un debate político entre dos costas

El debate sobre los inmigrantes en Estados Unidos se está convirtiendo cada vez más en una historia en dos extremos del país, porque la costa oriental los recibe de buen grado y la occidental busca la manera de mantenerlos alejados.

A medida que la campaña electoral se intensifica, esa división se refleja en la dura posición oficial sobre inmigración adoptada por el Partido Republicano y los moderados puntos de vista de sus dirigentes políticos de la costa oriental.

Cuando los republicanos se reunieron la semana pasada en San Diego, California, para designar a Bob Dole su candidato presidencial, el partido manifestó en su plataforma que "los extranjeros ilegales deberían recibir solo ayuda de emergencia pero ningún otro beneficio público".

Por lo tanto, según los republicanos, los hijos de esos extranjeros nacidos en Estados Unidos tampoco estarían calificados para recibir asistencia pública.

La plataforma republicana tambien se declaró favorable a revisar la 14a. Enmienda de la Constitución, que garantiza iguales derechos a cualquiera que haya nacido en Estados Unidos. Por el contrario, el partido pretende negar la ciudadanía automática a los hijos de inmigrantes ilegales o que residen temporalmente en el país.

No obstante, los delegados republicanos abrazaron al general retirado Colin Powell, ex jefe del estado mayor conjunto durante la Guerra del Golfo (1991), quien presidió la convención y es la figura más popular del partido. Powell nació en Nueva York y es hijo de inmigrantes jamaicanos.

En su discurso de apertura en San Diego, Powell afirmó que "el inmigrante hispánico que se convirtio ayer en ciudadano debe ser tan precioso para nosotros como un descendiente del Mayflower", el buque británico que desembarcó los primeros colonos en Massachusetts en 1620.

Los dos principales políticos de Nueva York, el gobernador George Pataki y el alcalde neoyorquino Rudolph Giuliani, tambien hablaron de sus raíces inmigratorias. Pataki, cuyos abuelos llegaron de Hungría, dijo que la plataforma podría haber despojado de la ciudadanía a su familia si entonces hubiera estado vigente.

Sin embargo, mientras los neoyorquinos elogiaron la inmigración, el candidato republicano para la vicepresidencia Jack Kemp, un ex representante de Buffalo, Nueva York, dejo de lado su oposición a medidas antiinmigratorias y apoyó las restricciones propuestas.

Al explicar su nuevo respaldo a las medidas restrictivas, Kemp dijo que había optado por aceptar que "se cierre la puerta trasera para mantener abierta aquella delantera".

En realidad, ese cambio refleja la necesidad de los republicanos de atraer a electores de la costa occidental, particularmente aquellos de California. Para evitar que el presidente Bill Clinton se apodere de esa vasta franja de votantes, muchos republicanos afirman que una severa politica inmigratoria resulta esencial.

Abogados de derechos humanos dijeron que el vapuleo contra la inmigración ha sido una acción políticamente potente desde 1994, cuando más del 60 por ciento de votantes en California aprobaron la Proposición 187. El referendum, entonces denunciado por Kemp, buscó negar todo beneficio público a familias de inmigrantes ilegales.

"Definitivamente, hay un fuerte sentimiento antiinmigrante, antihispánico y antiasiático en California", dijo Michael Novick, director del grupo "Pueblo contra Terror Racista". Apuntó que la gente sigue sintiendo que "perdió el sueño californiano".

Novick apuntó que el rechazo más fuerte ha sido originado por los mexicanos, el grupo de inmigrantes más numeroso en California, un estado cuyo territorio en gran parte perteneció a México hasta principios de siglo.

Los mexicanos siguen desplazándose a través de la frontera para satisfacer la demanda estacional de mano de obra, especialmente en agricultura.

La Oficina de Censos dió cuenta que en 1993 California recibió a 250.000 inmigrantes, 60.000 de los cuales fueron mexicanos. En contraste, Nueva York tuvo menos de 2.000 inmigrantes mexicanos en relación a 14.000 personas procedentes de China e igual número de la ex Unión Soviética.

Elton Gallegly, un representante republicano de California, quien encabezó la propuesta para quitar la ciudadanía a los hijos de inmigrantes a corto plazo o indocumentados, afirmó que los servicios sociales a esas familias costaron a su estado miles de millones de dólares.

"Dos tercios de los bebés nacidos en hospitales del distrito de Los Angeles pertenecieron a madres inmigrantes ilegales" , apuntó.

El sentimiento contra inmigrantes mexicanos ha aumentado tan severamente en California que en San Diego, sede de la convención republicana, los vigilantes formaron "patrullas ciudadanos" para dar caza a indocumentados.

"Se presentaron en el aeropuerto para identificar a gente que no tenía aspecto de ser un ciudadano común", añadió. "Básicamente, trataron de arrestar a gente que tenía fisonomía hispánica".

Un nuevo grupo, la Coalición Californiana para Reformar la Inmigración (CCIR), está proponiendo medidas aún más duras de aquellas contenidas en la Proposición 187, las cuales incluyen "deportaciones masivas y búsquedas casa por casa", segun Novick.

Como Clinton aventaja sustancialmente a Dole en California, algunos líderes republicanos han instado a sus candidatos de batir el parche del sentimiento antiinmigratorio mediante su apoyo al CCIR. Según el columnista George Will, esa estrategia podría ayudar a ganar ese estado clave en las elecciones de noviembre.

El apoyo a la Proposición 187 ayudó definitivamente a la reelección del gobernador Pete Wilson en 1994.

Una ley sobre previsión social que Clinton previsiblemente firmará el jueves negará una vasta gama de ayuda pública, como préstamos a estudiantes, incluso a inmigrantes legales. Las nueva legislación antiterrorista hace aún más fácil deportar inmigrantes.

"Convertir en chivos emisarios a los inmigrantes por los problemas que afectan a Estados Unidos se ha transformado en algo aceptable", lamentó Robert Crawford, de Coalición por la Dignidad Humana, un grupo antirracista basado en Seattle.

Sin embargo, esa práctica no es aceptada uniformemente en cada estado de la Unión.

El gobernador de Texas, George Bush, hijo del ex presidente republicano, expresó que se opondrá a la legislación federal que niega a los hijos de inmigrantes ilegales libre acceso a la educación pública.

Muchos dirigentes políticos de Nueva York, Boston y otras ciudades del Este tambien están en contra de las restricciones.

De todos modos, por ahora, la costa occidental se ha convertido en el campo de batalla para el debate sobre inmigración. Como dijo el senador Robert Bennett, de Utah, "Estamos en un año de elecciones y por lo tanto es época de bajo nivel espiritual". (FIN/IPS/tra-en/fah/pz/ego/ip).

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