La detención por parte de las autoridades de España de 44 africanos en un solo día en el Estrecho de Gibraltar, el mayor número registrado en la última década, puso en evidencia la dura realidad de estos "espaldas mojadas" que se lanzan al mar en busca de un improbable puesto de trabajo.
Los 44 inmigrantes, en su mayoría árabes de Marruecos y Mauritania, se produjo en la noche del lunes. Con esas detenciones, el total de apresados desde el viernes es de 115 personas.
En lo que va del año, las fuerzas de seguridad españolas detuvieron en esa zona a más de 2.000 africanos que intentaban ingresar a España, en su mayoría con el propósito de seguir viaje hacia el resto de Europa.
Cálculos extraoficiales señalan que al menos el doble de esa cantidad lograron pasar el cerco y deambulan, sin documentos ni visados, ayudados por algún amigo, conocido o pariente.
Una experiencia que deben estar viviendo los tripulantes de una pequeña embarcación encontrada abandonada el domingo en una playa de Andalucía, cerca del Estrecho de Gibraltar.
Los "espaldas mojadas" suelen atravesar el estrecho, que une el Océano Atlántico con el Mediterráneo, en "pateras", pequeñas embarcaciones de escaso calado utilizadas para la caza de patos en aguas poco profundas.
Por lo general, los inmigrantes apresados son devueltos a sus países de origen, en medio de la protesta de organizaciones humanitarias españolas, que recuerdan la larga historia de emigración que vivió España.
Los gobiernos españoles, tanto el anterior presidido por el socialista Felipe González como el actual encabezado por el centroderechista José María Aznar, argumentan que su restricción al ingreso de emigrantes se debe a la necesidad de cumplir con las normas de la Unión Europea (UE).
Precisamente las autoridades de Melilla, una plaza fuerte española enclavada en la costa norte de Africa, subrayan que su ciudad debe recibir ayudas económicas de la UE, para compensar su papel de "policías de la frontera europea ', como ellos mismos se denominan. (FIN/IPS/td/jc/pr/96