Los inmigrantes, tomados por numerosos dirigentes políticos estadounidenses como chivo expiatorio de problemas económicos y sociales, parecen ser, sin embargo, una esperanza de revitalización del movimiento sindical del país.
Al tiempo que el presidente Bill Clinton se aprestaba este mes a promulgar una reforma de la seguridad social para recortar beneficios a los inmigrantes legales, la Alianza Laboral Estadounidense de Asia y el Pacífico (APALA) realizaba su primer congreso nacional.
"El movimiento laboral estadounidense se halla en crisis. Sólo 10 por ciento de los trabajadores del sector privado están afiliados a los sindicatos", advirtió Kent Wong, presidente de APALA.
La caída de la afiliación puede atribuirse al hecho de que el movimiento sindical invierte únicamente tres por ciento de su presupuesto en organización, opinó Wong.
"El sindicalismo debe atender las tareas de organización. Ha empleado mucho tiempo en negociar contratos, publicar comunicados y proporcionar servicios. Pero no intenta captar nuevos miembros", observó Matthew Sinucane, director ejecuto de APALA en la ciudad de Washington.
Cerca de 250 trabajadores de todo el país concurrieron a la conferencia de APALA, celebrada en San Diego, California, con el propósito de capacitar a los trabajadores inmigrantes en la defensa de sus derechos.
La mayoría de los participantes eran jóvenes estudiantes, un hecho que no se conocía desde mucho tiempo atrás en el movimiento sindical estadounidense.
"Hace algunos años creíamos que los estudiantes no tenían interés en las causas sociales, pero muchos jóvenes asiáticos consideran necesario incorporarse al movimiento laboral", señaló Katie Kuan, del distrito de San Francisco de APALA.
Los asiático-estadounidenses, unos ocho millones de personas, son el grupo étnico de crecimiento más rápido en Estados Unidos. Según Wong, ese grupo étnico aporta más de 10 por ciento de la fuerza de trabajo del estado de California.
Setenta y cinco por ciento de los trabajadores asiático- estadounidendes se desempeñan en las industrias de la electrónica y del vestido, en la producción de alimentos, en supermercados y restaurantes y en centros de salud y otros servicios.
Sinucane puntualizó que la imagen que la población tiene de los trabajadores asiático-estadounidenses no se compadece con la realidad.
"Siempre hemos protestado ante la imagen del asiático- estadounidense como minoría modélica, no sólo porque esa percepción tiende a enfrentar a nuestra minoría con otras, sino porque también parece presentar a todos los asiáticos como profesionales".
Además de combatir estereotipos, los responsables de organización de APALA luchan contra la barrera del lenguaje.
Para superar ese obstáculo, la asociación se propone entrenar a personas como Yingyi Chan, una trabajadora del vestido de 56 años, de Brooklyn, para reclutar a inmigrantes de su propio dialecto.
Chan llegó a Estados Unidos en 1980, procedente de Guangzou, China. Aunque fue capaz de obtener con su trabajo los medios para pagar los estudios de sus dos hijos, sus oportunidades de empleo se han reducido a causa de un dolor en la espalda resultante de largas horas de labor fabril en malas condiciones.
La mujer se incorporó al centro de Manhattan del Sindicato de Empleados Textiles y de Costura (Unite). Cerca de 500.000 de los 3,5 millones de trabajadores asiático-estadúnidenses estan sindicalizados.
"La comunidad asiático-estadounidense siempre fue importante para el sindicalismo. Pero deseamos poner nuestras preocupaciones al tope de la agenda", dijo Sinucane.
"Los trabajadores asiático-estadounidenses e inmigrantes aceptan empleos de bajo salario y deseamos ayudarlos a mejorar las condiciones en que se desempeñan, a adoptar estrategias, sindicalizarse y presionar", agregó.
"La gran mayoría de los asiáticos empleados en la industria del vestido tienen su documentación en regla. Pero la comunidad teme que quien reclame mejoras laborales sea incluido en listas negras", explicó Kuan.
Así mismo, "existe la impresión de que quien no se expresa correctamente en inglés no es buen trabajador", dijo la sindicalista.
May Ying Chan, directora de educación de Unite, destacó que "la mayoría de los asiáticos se consideran respetuosos de la ley e intentan hacer lo mejor".
Poco después de la conferencia de San Diego, APALA y Unite realizaron una manifestación frente a las tiendas Lord & Taylor, de Nueva York, en protesta contra prácticas laborales injustas de Peerless Clothing Inc., un fabricante de Montreal que abastece a ese comercio.
La policía dispersó la concentración una hora después de comenzada, pero los organizadores prometieron que la lucha continuaría y el acto realizado ayudó a los trabajadores asiático- estadounidenses a ganar confianza en sí mismos y tomar un activo papel sindical.
"Volveremos", aseguró un dirigente de Unite. "Quizá no aquí mismo, sino a otro lugar, pero volveremos". (FIN/IPS/tra- en/eg/pz/ff/lb/96