Un grupo de legisladores republicanos y demócratas del Congreso de Estados Unidos se propone revertir la tendencia a relegar a Africa en la política exterior, insinuada después de inaugurarse la actual legislatura en enero de 1995.
La mayoría republicana que domina en el 104 Congreso desde las elecciones de noviembre de 1994 fue motivo de preocupación para los observadores de la situación africana.
Ahora en cambio, un grupo de legisladores de ambos partidos busca contrarrestar el creciente desinterés de Estados Unidos en el Africa subsahariana.
Con la conducción de los representantes James McDermott, demócrata, y Philip Crane, republicano, el grupo propone un aumento del comercio con Africa y de las inversiones en ese continente, en momentos en que disminuye la ayuda exterior de Estados Unidos.
La propuesta, que está a estudio de un comité de la Cámara de Representantes y es objeto de una serie de audiencias, incluye trasladar a fondos de inversión 300 millones de dólares del presupuesto de ayuda exterior.
Además sugiere facilitar el acceso de los países africanos al Export-Import Bank de Estados Unidos -un banco federal para financiar el comercio-, y abrir negociaciones para formar una zona de libre comercio entre Africa y este país.
Si fuera adoptada, esta política otorgaría a las firmas africanas el derecho a exportar hacia Estados Unidos por valor de hasta 3.500 millones de dólares anuales en textiles y vestimenta.
No obstante, sólo accederían a las ventajas del programa las naciones que cumplan con estrictas exigencias de liberalización económica, actualmente unos 15 de los 48 países subsaharianos.
Estados Unidos importó el año pasado productos africanos por valor de 12.700 millones de dólares, pero el grueso de esas importaciones consistió en productos básicos tales como petróleo, piedras preciosas, metales y cacao, según atestiguó el jueves el vicerrepresentante comercial de Estados Unidos, Jeffrey Lang.
Sólo 413 millones de dólares de esas compras estadounidenses correspondieron a vestimentas y textiles, lo cual representa apenas uno por ciento del total de las importaciones de esos productos, de todo origen, en Estados Unidos.
En el mismo período, las exportaciones estadounidenses a Africa crecieron de 4.400 millones a 5.400 millones de dólares. Aproximadamente la mitad de esas exportaciones fueron hacia Sudáfrica, mientras Nigeria fue el segundo mercado, absorbiendo más de 600 millones de dólares de las ventas de Estados Unidos.
La iniciativa también incluye la apertura de otros sectores, especialmente los transportes y las telecomunicaciones. Pero todo comenzó con la balbuceante industria textil de Kenia, que hace dos años fue perjudicada por una limitación de importaciones en Estados Unidos.
Antes de esa medida, Kenia tenía más de 40 empresas textiles, en las que se empleaban unos 14.700 trabajadores. Muchas de ellas eran propiedad de firmas asiáticas, que se aprovechaban de la ausencia de restricciones a las importaciones provenientes de Kenia en Estados Unidos.
Cuando los responsables comerciales de Estados Unidos detectaron el aumento de esas importaciones originarias de Kenia, impusieron un cupo.
En consecuencia, 10.000 kenianos perdieron su empleo, debieron cerrar 30 empresas y se arruinaron los planes de crecimiento económico de Kenia, basados en el arrastre de la industria textil, según un estudio interno del Banco Mundial.
"Los kenianos tenían una industria naciente, que de repente fue arrasada", expresó McDermott. "Eso no parece beneficiar a Africa ni a Estados Unidos". (FIN/IPS/tra-en/aa/yjc/arl/if/96