Con un discurso que acoge los principios esenciales de la "tolerancia", pero que no excluye "la mano firme", Abdalá Bucaram Ortíz asumirá este sábado la presidencia de Ecuador por cuatro años, en un ambiente de escepticismo alimentado de contradicciones.
Bucaram, de 44 años, será el 39 mandatario en la historia republicana de 187 años de este país. La prédica populista que practicó en sus tres intentos por acceder a la presidencia (1988, 1992 y 1996) ahora se desdobla, para dar paso a una especie de "neoliberalismo social", o "neopopulismo".
Esas definiciones intentan descifrar lo que por el momento es indescifrable, según diversos analistas locales.
Bucaram comenzó su carrera política como intendente de policía de la provincia del Guayas (1979-1980), que aloja a su natal puerto de Guayaquil, considerado la capital económica de Ecuador. Más tarde, en 1981, fundó el populista partido Roldosista Ecuatoriano, que hasta ahora encabeza.
En 1984 fue electo alcalde de su ciudad, pero no pudo concluir su período de cuatro años, pues en 1986 se exilió en Panamá, tras enfrentar una serie de acusaciones del gobierno de León Febres Cordero, líder del derechista Partido Social Cristiano (PSC) y su tradicional enemigo.
"Derrotar a la oligarquía" utilizando "la fuerza de los pobres", fueron los gritos de batalla que se escucharon desde su primera participación como candidato a la presidencia en 1988.
De visita en Nueva York, ya como presidente electo, "Bucaram comulgó con los principios del Fondo Monetario Internacional, aceptó el balance del gobierno saliente y confesó que su populismo fue solamente una estrategia de campaña", dijo a IPS, Angel Espinoza, consultor de inversiones externas.
"Aquí insiste en que hará un gobierno para las mayorías donde reinará la inversión social antes que los compromisos externos, como la deuda, y no ahorra adjetivos funestos para la actuación de la pasada administración" (de Sixto Durán Ballén), señaló Espinoza.
Según Juan Francisco Freire, analista económico del diario capitalino Hoy, "se ha configurado alrededor de Bucaram la imagen de un doble discurso: el primero, un Ecuador 'for export', para impresionar a los inversionistas, y el segundo puertas adentro".
Sin embargo, para otros expertos, las medidas anunciadas por el "loco" Bucaram, como lo llaman sus adversarios políticos por su carácter extravertido y en ocasiones explosivo, insinúan una política predecible, muy distante de la que propuso en sus más de nueve años de campaña.
La conformación de su equipo económico fue la primera acción concreta de Bucaram como presidente electo, que develó el perfil que tendrá el último gobierno ecuatoriano de este siglo.
La Junta Monetaria será presidida por Alvaro Noboa, un magnate bananero y amigo personal de Bucaram que encabeza el Gupo Noboa, considerado el mayor del país. Además, es propietario del pequeño banco del Litoral, de Guayaquil.
Otro gran amigo de Bucaram, Roberto Isaías, presidente del Filanbanco, fue designado principal asesor económico del mandatario, un puesto que tiene un rango similar al del presidente del Frente Económico, que será el ministro de Finanzas, Pablo Concha, cuñado de Bucaram.
Filanbanco es la entidad financiera más grande del país, especialemte por sus activos, que superan los 1.064 millones de dólares.
La primera medida anunciada por el equipo de Bucaram es la eliminación de los subsidios a los combustibles, principalmente al gas. También fue su primera decisión antipopular.
Según Noboa, la subvención al gas tiene un costo de 200 millones de dólares, que servirían para financiar el primer año del programa social que contempla la construcción de 200.000 viviendas populares.
Empresarios, maestros, amas de casa y otros sectores sociales se han manifestado contrarios a la eliminación de ese subsidio, que multiplicaría por seis el costo de gas licuado, el combustible de mayor consumo en el Ecuador.
"Se diría que alguien pretendió disminuir la popularidad de Bucaram al sugerirle medidas antipopulares para iniciar su mandato". Se trata de "medidas que van directamente contra el estómago de la gente", apuntó Luis Andrade, analista económico y editorialista del diario El Comercio.
El último anuncio de Bucaram fue la designación del general Frank Vargas como ministro de Gobierno (Interior). "Es posible que haya reacciones contra esta designación", admitió el presidente electo, "pero el país necesita disciplina".
Vargas "es un hombre con conocimiento técnico en el servicio policial y militar", que será determinante para verificar la aplicación de medidas "radicales e inusuales" para el control fiscal en las aduanas y en otros sectores, agregó.
Vargas fue candidato a la presidencia por grupos de centroizquierda en dos ocasiones y es recordado por el intento de golpe de Estado que encabezó contra el gobierno de Febres Cordero.
"Hemos elegido un presidente dedicado a darnos pistas falsas", observó Javier Ponce, editorialista del diario Hoy. "Entonces, lo que hemos elegido es un presidente populista", concluyó. (FIN/IPS/mg/ff/ip/96)
