La elección de Rosalía Arteaga como vicepresidenta de Ecuador provocó un inusitado debate político, y muchos analistas políticos prevén que la primera mujer que accederá este sábado a ese cargo se convertirá en una convidada de piedra en el palacio presidencial.
El debate está centrado en las funciones que la Vicepresidencia debe tener, el papel que debe cumplir en el gobierno e incluso si le corresponde reemplazar al presidente en caso de que deba dejar el cargo.
"Nunca antes se había cuestionado el papel del vicepresidente en la estructura del gobierno, hasta que una mujer logró ocupar ese cargo", comentó a IPS Graciela Andrade, profesora de ciencias políticas de la Univesidad Central de Quito.
En este país "se admite que una mujer sea candidata a la vicepresidencia y hasta se ve con gusto que gobierne", apuntó, "pero se requiere que lo haga con las limitadas funciones que le han impuesto y con mucha intuición, tacto, delicadeza y, por supuesto, sexto sentido".
Nacida en Cuenca, la tercera ciudad de Ecuador después de Quito y Guayaquil, "Arteaga demostró su capacidad como ministra de Educación del gobierno saliente y su profundo compromiso con la sociedad y con sus ideales", dijo a IPS Betsy Salazar, directora de programas y proyectos de la Fundación Esquel.
En el gobierno de Sixto Durán Ballén, Arteaga impulsó la reforma curricular, calificada por los expertos como la más profunda transformación del sistema educativo ecuatoriano jamás realizada, pero abandonó el cargo cuando el parlamento aprobó la ley de obligatoriedad religiosa, a la que se opuso radicalmente.
Para algunos, Arteaga es el lado consciente del "loco", apodo con que se califica al populista Abdalá Bucaram, presidente electo, por su carácter extrovertido y muchas veces explosivo.
Para otros, la vicepresidenta representa más que eso, y su gestión sera la única posibilidad de que las promesas de campaña sean cumplidas.
"Arteaga fue la principal estratega del plan de gobierno de Bucaram", comentó a IPS Angel Espinoza, editorialista y consultor de inversiones externas.
"Ella consiguió revertir la resistencia electoral de las provincias serranas hacia Bucaram (nacido en el puerto de Guayaquil), que era de 50 por ciento", agregó Espinoza.
El analista apuntó que "Bucaram ha dado claras muestras de que su populismo fue electoral y, por las designaciones en su equipo económico, se prevé que busca la continuidad" en las políticas de su predecesor, Sixto Durán Ballén.
"Las propuestas eminentemente sociales de Arteaga son un punto a su favor" y "su participación en las elecciones fue una experiencia innovadora en este país", pues "mucha gente votó por ella, lo que no había sucedido en otros procesos políticos", concluyó.
El debate en torno a la vicepresidencia comenzó apenas pasaron las elecciones, y antes incluso de la asunción de los nuevos gobernantes, que se producirá el sábado 10.
Marco Proaño, diputado del Partido Roldosista Ecuatoriano (PRE), que lidera Bucaram, presentó una propuesta de reforma constitucional donde se establece que el vicepresidente no será el sucesor del presidente de la República, en caso de ausencia definitiva.
Según la reforma que actualmente se estudia, el Congreso designará al sustituto del primer mandatario, lo que "contradice por completo la tradición ecuatoriana de considerar al vicepresidente, antes que nada, como su sucesor", anotó Andrade.
Para Proaño, la propuesta "llena un vacío" que se produjo "por error" en el texto constitucional, cuando el parlamento saliente redactó una serie de enmiendas.
"No hay que descartar que existan políticos misóginos", dijo Andrade, para quien la propuesta de reforma "que proviene del mismo partido que apoyó la candidatura de Arteaga demuestra que fue utilizada políticamente y que existe temor a la capacidad de liderazgo que se comprobó en las elecciones" del 7 de julio.
Encabezar el frente social del nuevo gobierno fue el compromiso electoral de Arteaga frente a la población y su condición para integrar la fórmula presidencial con Bucaram.
En su campaña, Arteaga ofreció destinar a la educación 30 por ciento del presupuesto general del Estado, como dicta la Constitución, y establecer un sistema nacional de medicina preventiva.
"El reto mayor para Arteaga será mantener su espacio político independiente", dijo a IPS Thalía Flores, editora política del diario capitalino Hoy. "Sin embargo, tendrá que mostrarse solidaria con el presidente para conseguir que sus proyectos de inversión social se concreten", añadió.
Según Flores, existen elementos para pensar que en la cúpula del nuevo gobierno hay gente inconforme con la presencia de la vicepresidenta.
"Por un lado se entregó el Ministerio de Bienestar Social (MBS) a gente allegada a Bucaram y por otro el mismo PRE impulsó una reforma que le resta funciones al vicepresidente", explicó la analista.
"No soy yo la encargada de definir el gabinete ministerial", manifestó Arteaga al ser cuestionada sobre la designación del ministro de Bienestar Social, área que ella supuestamente dirigiría con su equipo.
Sin embargo, al referirse a la propuesta legislativa sobre la sucesión, Arteaga señaló que la aprobación de esa enmienda "indudablemente sería defraudar la voluntad del pueblo".
Según la Constitución, el Vicepresidente de la República dirigirá el Consejo Nacional de Desarrollo (CONADE), y asumirá cualquier otra actividad que le delegue el primer mandatario.
"El CONADE es un organismo de planificación y el hecho de que el vicepresidente se encargue de él no quiere decir que asuma el frente social y la aplicación concreta de las políticas de desarrollo", arguyó Salazar.
"Llegar a la vicepresidencia, siendo mujer, fue el primer reto que Rosalía venció. Ahora deberá imponer su capacidad ante los múltiples inconvenientes que el ejercicio del poder le ha planteado y que, por el bien de este país, deberá librar", opinó Salazar. (FIN/IPS/mg/jc/ip-pr/96
