ECUADOR: Durán Ballén exalta los logros de su gobierno

Sixto Durán Ballén, presidente de Ecuador que dejará el poder el sábado, aseguró que el país "cuenta con una economía sana y estable, con índices de crecimiento alentadores y con una reforma política trascendente", a pesar de los difíciles momentos que debió sortear durante su mandato.

Su gobierno estuvo pautado por varios episodios traumáticos, como la guerra no declarada con Perú en 1995 a raíz de un añoso conflicto limítrofe, una crisis energética que provocó graves perjuicios económicos y la orden de prisión contra Alberto Dahik, su vicepresidente, acusado de malversar fondos públicos.

"Mi gestión será reconocida por la historia", dijo Durán Ballén, de 76 años, en su último informe de gobierno, leído en la noche de este martes. "Pude tomar el camino fácil del estatismo y sin embargo emprendí una reforma política profunda que sentará las bases sólidas del nuevo Ecuador", apuntó.

Tras cuatro años de gobierno, el mayor logro que el mandatario saliente deja a los 11,5 millones de ecuatorianos es en su opinión haber creado "condiciones propicias para el restablecimiento de la confianza y seguridad en el sistema financiero nacional".

Los resultados macroeconómicos, agregó, evidencian importantes avances en el equilibrio interno y externo, y probaron la capacidad del país para asimilar los golpes económicos y políticos", como el enfrentamiento con Perú, la crisis energética y el escándalo de Dahik.

Las importaciones tradicionales y no tradicionales, sin contar el petróleo y sus derivados, crecieron 54 por ciento en comparación con 1992. "Sólo en 1995 las exportaciones no petroleras (banano, camarón, café y cacao) superaron los 4.300 millones de dólares".

En esta administración, el banano se consolidó como la segunda fuente de ingresos por exportaciones, después del petróleo, pero surgieron otros productos de gran aceptación internacional como las flores, lo que consiguió erradicar en parte la dependencia hacia el petróleo y sus derivados.

Las reservas en divisas, que al inicio de su administración no superaban los 225 millones de dólares, se encuentran al cierre de su gestión en 1.571 millones de dólares.

El mayor acierto de Durán Ballén, según los analistas, fue la reducción del costo de la vida.

En agosto de 1992, cuando asumió la presidencia, recibió un índice inflacionario de 54 por ciento. El gobierno de Abdalá Bucaram heredará una inflación de 24 por ciento.

La política antiinflacionaria "consiguió que Ecuador esté dentro de los seis países de la región con mayor poder adquisitivo, según la Organización Internacional del Trabajo", dijo el presidente. "De los 52 dólares mensuales que cada trabajador recibía en 1992, ahora recibe 162 dólares".

Durán Ballén inició su gobierno contando con gran popularidad entre los ecuatorianos, y tuvo un momento de apoyo masivo tras su decisión de "no dar ni un paso atrás" en el conflicto con Perú.

Ahora, sin embargo, dejará el poder siendo uno de los presidentes con menor popularidad en los 187 años de vida republicana de este país.

"Ni todo positivo, ni todo negativo", señaló Alberto Acosta, consultor del Instituto Latinoamericano de Investigaciones Sociales (ILDIS) "existen muchas tonalidades grises en el período de Durán Ballén".

Según Acosta, "la reducción de la inflación, en apariencia, es el mayor éxito de este gobierno, pero esto fue conseguido gracias a un esquema basado en congelar la paridad cambiaria", lo que requirió de elevadas tasas de interés "y el consecuente estancamiento del aparato productivo".

Bucaram "tiene poco margen de acción bajo esta estructura", consideró Acosta, "cualquier modificación desencadenará una crisis".

Pero el principal objetivo del gobierno desde que asumió en agosto de 1992, dijo Durán Ballén, fue emprender la "modernización del Estado" mediante una serie de reformas políticas y económicas que planteaban "modificar drásticamente la relación entre la estructura estatal y la sociedad".

Sin embargo, se enfrentó a un Congreso dividido y de mayoría opositora que, según su propia versión, representó un reiterado obstáculo para alcanzar la reforma institucional necesaria.

Durán Ballén convocó a dos consultas populares con el objeto de salvar la oposición legislativa.

La primera, que tuvo lugar en agosto de 1994, fue considerada como un triunfo del régimen. En ella se aprobaron las propuestas impulsadas por el ejecutivo, como la reelección presidencial inmediata, la doble nacionalidad y la negativa a los legisladores para que manejen partidas presupuestales.

En la segunda consulta popular, que se llevó a cabo a finales de 1995, tras la crisis energética y el escándalo de Dahik, quien terminó por huir a Costa Rica, las once reformas expuestas por el gobierno fueron rechazadas en su totalidad por los ecuatorianos.

En esa ocasión se abordaron temas polémicos como la capitalización de la Seguridad Social por medio de inversión privada, la posibilidad que el ejecutivo disuelva el Congreso por una sola vez en su mandato de cuatro años y la prohibición a los trabajadores de las áreas estratégicas de realizar huelgas.

Para los analistas más cercanos al régimen de Durán Ballén, estas reformas eran necesarias pero fueron planteadas mal y en un momento poco propicio.

Durán Ballén, en cambio, consideró que el objetivo de la segunda consulta popular "fue distorsionado por razones políticas".

A pesar de los serios problemas que enfrentó este gobierno para realizar sus objetivos, "lo esencial es que hemos emprendido serios y modernos esquemas, con una visión de futuro, y abrimos las puertas para el siglo XXI", concluyó el presidente saliente. (FIN/IPS/mg/jc/ip/96

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