El desde este sábado presidente de Ecuador, Abdalá Bucaram, aplacó esta semana los temores de los inversores de Estados Unidos, en un viaje en que no tuvo embagues en desprenderse del populismo que le ayudó a llegar al poder.
Fue un banquero quien le resumió la duda que más inquieta a Wall Street, durante una reunión en el empresarial Consejo de las Américas: ?Será su gobierno tan populista y partidario de los pobres como lo fue su retórica de la campaña electoral?
Para el regocijo de la audiencia, Bucaram, de 44 años y el mismo un exitoso empresario, se encogió de hombros y dijo "una campaña es una campaña".
Antes de su victoria frente al rival conservador Jaime Nebot el 7 de julio, Bucaram preocupó a los inversores prometiendo en su campaña renegociar la deuda externa del país, devaluar la moneda (el sucre) y asignar 30 por ciento del presupuesto nacional a la educación.
Las propuestas de Bucaram lograron convencer a los votantes que, tras años de ajuste estructural, una inflación de 25 por ciento y el creciente deterioro de los servicios sociales, los casi ocho millones de pobres del país (en un total de 12 millones de habitantes), estaban ante la presencia de un campeón.
La campaña puso nerviosos a los banqueros de Estados Unidos.
La clasificadora Salomon Brothers evaluó en julio a Ecuador como "moderadamente negativo" para invertir, tras cuestionar las "verdaderas intenciones políticas" y destacando sus "promesas inconsistentes durante la campaña electoral".
Como se ocupó de aclarar Bucaram en Nueva York, su ofensiva para tranquilizar a Wall Street y asegurar las inversiones para Ecuador tan sólo acaba de empezar.
Entre sus acciones con ese fin, Bucaram mantuvo como asesor ejecutivo, al financista conservador Roberto Isaías, y designó a Alvaro Noboa, presidente de la segunda empresa bananera del mundo, como presidente de la Junta Monetaria.
Bucaram también puso fin al discurso sobre la devaluación y la renegociación de la deuda, que supera los 20.000 millones de dólares de producto interno bruto (PIB) de Ecuador, y negó que intervendrá la economía liberalizada del país en nombre de las reformas sociales.
"?Quién mataría conscientemente a la gallina de los huevos de oro?", se preguntó ante el Consejo de las Américas, para responderse que "eso sería absurdo".
Pero, a la vez, se aferra a su compromiso con las reformas sociales. "Hay que poner la economía al servicio de la humanidad. No puede ser posible que un país como Ecuador tenga 60 por ciento de pobres", sostuvo.
Wall Street, en general, ya se ha calmado. El First Bank of Boston, cautamente actualizó su evaluación de Bucaram, saludando especialmente la selección de Isaías.
Michael Hart, del área de Investigación Económica sobre América Latina de Salomon Brothers, dijo que el futuro presidente de Ecuador "está formando un equipo económico técnicamente competente".
No obstante, algunos aún se preguntan cómo hará Bucaram para seguir el camino del libre mercado y aliviar las condiciones de vida de los más pobres de su nación.
Las necesidades de Ecuador son muchas. Un reciente informe del Banco Mundial estima que 1,5 millones de personas, o uno cada ocho ecuatorianos, "no puede satisfacer sus requisitos nutricionales aunque gaste todo lo que tenga en alimentos".
Noboa afirma que es posible "equilibrar el prespuesto y a la vez hacer trabajo social", y que el gobierno podrá con facilidad reunir entre 200 y 300 millones de dólares simplemente poniendo fin a la evasión fiscal.
El gobierno también planifica eliminar los subsidios al combustible, exceptuando a los sectores pobres, y poner a la venta acciones de la compañía de teléfonos estatal, ENTEL, y las industrias de energía e hidrocarburos.
Bucaram prometió a Wall Street que 35 por ciento de las acciones de ENTEL se venderán en el primer trimestre de 1997. Además, se planifica destinar 150 millones de dólares para construir por año 100.000 unidades de vivienda a bajo costo.
No todas las propuestas son aprobadas. Hart duda de que la campaña contra la evasión de los impuestos reporte tantos ingresos.
También cree que algunas de las promesas de Bucaram en Nueva York, entre ellas la baja de intereses y la duplicación del crecimiento del PIB a 6 por ciento sólo son realistas para el futuro lejano.
Bucaram, ex alcalde de Guayaquil, no es ajeno a la controversia. Llamado "El loco" por sus críticos, estuvo brevemente en Panamá hace una década, tras haber sido acusado de corrupción.
Mientras fue alcalde, llamó la atención por sus sermones a las mujeres en las calles de Guayaquil por vestirse en forma inapropiada.
Todo esto, sin embargo, importa mucho menos a los banqueros estadounidenses que el compromiso de Bucaram con la liberalización, cualquiera sea el costo social.
El presidente electo tiene claro dónde terminan sus promesas electorales. "Es obvio que no soy solamente un populista", dijo antes de regresar a Ecuador para asumir la presidencia, y añadió que "es responsabilidad de los empresarios sacar nuestro país adelante".(FIN/IPS/fah/lp-eg/if-ip/96