Una comisión independiente creada hace más de 15 años en Alemania para controlar la formación de monopolios afirmó en un informe que sus posibilidades de realizar su trabajo son muy limitadas, al tiempo que reclamó una aceleración del proceso de privatizaciones.
La Comisión Alemana de Monopolio exigió asimismo que la coalición de gobierno promueva una ley que limite el monto de las subvenciones que hoy benefician a algunos sectores de la economía alemana, como es el caso de la agricultura.
Sostiene que ellas no sólo desvirtúan el principio de la libre competencia en el mercado sino que además promocionan una mayor concentración.
La comisión, formada por cinco científicos y presidida por Carl Christian von Weizsaecker, profesor de Ciencias Económicas en la Universidad de Colonia, opinó sobre otro tema candente de la política alemana: las horas de atención al público en los comercios y grandes almacenes.
Dice que la ampliación de 90 minutos al día, ya aprobada por el Parlamento Federal, no es suficiente, y propone la plena liberalización de las horas de atención al público.
En los campos del abastecimiento de energía y el servicio de telecomunicaciones, la comisión considera que el alto grado de concentración existente coarta la competencia y esto puede conducir a un aumento de los precios al consumidor.
Con respecto a la industria de los medios de comunicación, la comisión apela al gobierno federal para que éste vele porque la liberalización del sector se guíe igualmente, con toda rigurosidad, por el principio de la libre competencia, sin darle a este sector una custodia especial.
En Alemania, la radiofonía y la televisión se rigen por las leyes de los Estados federados y no por una legislación federal, al igual que la educación.
Hasta hace 15 años, la radiodifusión y televisión era exclusividad en Alemania de entidades de derecho público, independientes del Estado. No existían estaciones privadas de radio o televisión.
La creación de la Comisión de Monopolio fue aprobada por el Parlamento Federal en agosto de 1973. Según dicha ley, es un organismo autónomo y sus cinco miembros son propuestos por el gobierno federal, pero es el Presidente de la República quien los nombra, por un período de 4 años, respectivamente.
Su misión consiste en evaluar el grado de concentración empresarial y su evolución previsible así como analizar los fallos de las autoridades anti-monopolio y de los tribunales vinculados a abusos de vigilancia y control de fusiones empresariales.
Publica un "informe principal" cada dos años e "informes especiales" a solicitud del gobierno federal o por iniciativa propia. El próximo será a mediados de 1998.
Para los miembros de la comisión, la concentración económica es difícil de definir y controlar debido sobre todo a que a las instituciones oficiales elaboradoras de las estadísticas no les está permitido usar todos los datos necesarios para definir las relaciones recíprocas de los capitales que mueven las empresas.
Subrayan, entre otras cosas, que el grado de concentración de la industria manufacturera es probablemente superior en 50 por ciento al que aparece en las estadísticas.
Esta deficiencia se podría solucionar inmediatamente si a la Oficina Federal de Estadísticas se le permitiera utilizar los registros públicos de empresas y los bancos de datos de prestigio reconocido.
En el sector comercial reina un grado especialmente alto de concentración. Las 10 empresas más importantes dominan aproximadamente 60 por ciento del mercado. Las ventas anuales de las 20 firmas más grandes del ramo aumentaron del 92 al 94, 9,7 por ciento y totalizaron 150.000 millones de dólares.
Pero este es un cuadro incompleto, según el profesor von Weizsaecker, pues consorcios como Metro, Aldi o Tengelmann no publican "balances consolidados".
Con respecto a los horarios de atención al público en comercios, supermercados y grandes almacenes, la Comisión de Monopolio no comparte la opinión de que su total liberalización podría conducir a una mayor concentración en el comercio minoritario y, en parte, mayoritario.
Por el contrario, considera que incluso algunos sistemas innovativos de compra, como el que ofrece la televisión (Tele- Shopping), pueden quitar alas al encarnizado debate público en torno a la ampliación del horario del atención al público.
No sólo gran parte de la población sino el propio ministro federal de Economía, Guenther Rexrodt, son partidarios de la liberalización de los horarios comerciales y consideran que Alemania, empeñada en un proceso de desregulación y modernización económica, debe flexibilizar sus horarios de atención al público.
El proceso de privatización de las empresas estatales comenzó en Alemania en dos etapas después de Europa del Este y América Latina.
Tras la desaparición de la República Democrática Alemana el gobierno de Bonn creó en 1990 la Agencia Fiduciaria (Treuhandanstalt) para realizar la reconversión de la economía de la ex RDA, la cual tenía un saldo negativo de 140.000 millones de dólares.
En diciembre de 1994, la Agencia Fiduciaria había privatizado alrededor de 14.000 empresas en Alemania oriental a cambio de 43.000 millones de dólares y con el compromiso de que los compradores invertirían en ellas 138.000 millones de dólares.
En Alemania occidental, el gobierno federal inció a mediados de 1994 la privatización de Correos Federales (incluido el servicio telefónico), Ferrocarriles Federales y la compañía aérea Lufthansa, así como la recogida de basura y la construcción de puentes y carreteras. (FIN/IPS/rc/jc/if/96