Guyana se prepara a firmar con Estados Unidos un acuerdo para permitir que aviones norteamericanos persigan a sospechosos traficantes de droga en el espacio aéreo del país caribeño.
El acuerdo, del cual ya existe un borrador, podría ser firmado en el corto plazo. No obstante, se estancaron las negociaciones sobre un pacto que otorgaría a Estados Unidos la capacidad de utilizar embarcaciones y aviones para seguir a narcotraficantes en las aguas territoriales y el espacio aéreo de Guyana.
Partidos de oposición y el público rechazaron la medida, alegando los antecedentes históricos de intervención militar y política de Estados Unidos en la región.
Guyana se está convirtiendo en un punto de tránsito del tráfico de drogas destinadas a Estados Unidos, al igual que muchos países del Caribe.
Alrededor de 40 por ciento de los estimados 200.000 kilos de cocaína que llegan a Estados Unidos pasan por el Caribe, y una cantidad no especificada permanece en la región, según un informe divulgado por la Organización de las Naciones Unidas el mes pasado.
Estados Unidos ha presionado a otros países de la región utilizados como puntos de tránsito para enfrentar el problema. Pero la mayoría están mal equipados para encarar la nueva amenaza, y cuentan con agencias policiales y de inteligencia pequeñas y poco sofisticadas.
Las fuerzas de seguridad de Guyana apenas son capaces de patrullar las 270 millas de costa del país, y mucho menos el espacio aéreo.
Una vez firmado el acuerdo de vuelos, Guyana se unirá al menos a otros siete países del Caribe que han otorgado al Comando Sur de Estados Unidos, basado en Panamá, permiso para interceptar sobre sus territorios a aviones que supuestamente transportan drogas.
Algunos de los pequeños estados isleños del este del Caribe firmaron acuerdos de aviación con Estados Unidos, y otros han aceptado tratados que incluyen el movimiento de barcos y aviones, siempre que un agente local esté a bordo, dentro de aguas territoriales y espacios aéreos para detener naves sospechosas.
Jamaica se encuentra entre los que se han negado a firmar los dos tipos de acuerdos. El primer ministro jamaiquino, P.J. Patterson, defendió recientemente la posición, diciendo que su gobierno ha debido tener en cuenta las implicaciones de ceder la soberanía a otro estado.
En cualquier caso, añadió Patterson, la isla ha cooperado con Estados Unidos en el área de prohibición de la droga más que cualquier otro país en la región.
No obstante, los primeros ministros de Antigua y Barbuda, Lester Bird, y de Trinidad y Tobago, Basdeo Panday, quienes firmaron acuerdos similares con Washington, alegan que la realidad actual admite una interpretación más moderna de la soberanía.
La región, argumentan, carece de recursos para vigilar sus aguas y espacios aéreos, y prefieren que Estados Unidos maneje la prohibición de las drogas, ya que se trata de un problema que más afecta al vecino del norte.
Autoridades de Guyana sostienen que la intercepción indiscriminada de vuelos podría exponer a centros poblados a riesgos innecesarios. Jamaica y Belice manifestaron esta preocupación durante la cumbre de líderes de la Comunidad del Caribe, realizada el mes pasado en Barbados.
El acuerdo con Guyana detalla los pasos que ambas partes deberán dar cuando comienzen a operar las misiones contra el narcotráfico.
Por ejemplo, autoridades estadounidenses deberán recibir permiso escrito del gobierno de Guyana cada vez que quieran conducir operativos antidroga por aire, o cuando aviones estaodunidenses ingresen al espacio aéreo de Guyana.
Los procedimientos también cubrirán la posible eliminación de la tropa, la designación de zonas para aterrizajes de emergencia, y la comunicación entre aviones y autoridades en el terreno. (FIN/IPS/tra-en/bw/pz/lp/ip/96