La exhortación de la Comisión Canberra no solo se dirige hacia las cinco potencias nucleares, sino también a los países considerados "umbrales" (India, Israel y Paquistán, entre otros), pues tienen capacidad técnica para desarrollar armas atómicas aunque han declarado no poseerlas.
"Esta situación es altamente discriminatoria y, por lo tanto, inestable. No puede sostenerse. La posesión de armas nucleares por parte de cualquier estado es un estímulo constante para que aquéllos que no las poseen las desarrollen", según el informe de la Comisión Canberra.
Aunque el fin de la guerra fría reduce el riesgo de una guerra entre las potencias nucleares, la comisión alertó contra la emergente amenaza del terrorismo nuclear.
"Ante la ausencia de controles estrechos, el desarrollo de un ya significativo comercio ilegal en materiales de fisión, especialmente en la antigua Unión Soviética, hará fácil para terroristas o grupos subestatales la obtención de material para fabricar un artefacto nuclear", afirmó el grupo.
En el informe se recordó que 100 libras de uranio altamente enriquecido "del tamaño de una toronja" podrían ser empleadas para elaborar una bomba capaz de destruir "un área urbana de tres millas cuadradas".
Para la Comisión Canberra, las armas nucleares no son útiles para impedir una guerra convencional o como garantías del orden internacional, pues la única opción segura es la eliminación de todos esos arsenales. Ese camino, afirmaron los expertos, deberá comenzar con un compromiso de las potencias nucleares.
El informe fue conocido mientras la Comisión de Desarme de la ONU fracasaba este miércoles en Ginebra en la obtención de un consenso que permitiera aprobar el Tratado de Prohibición Completa de Ensayos Nucleares debido a la oposición de India y, en menor medida, de Irán y Paquistán.
Sin embargo, Estados Unidos anunció al mismo tiempo que elevará por su propia iniciativa el texto redactado por el presidente del comité especial para la negociación del tratado, el holandés Jaap Ramaker, a la Asamblea General de la ONU, que sesionará desde el 17 de septiembre.
El portavoz del Departamento de Estado (cancillería) de Estados Unidos, Nicholas Burns, informó que el secretario de Estado, Warren Christopher, quien se encontraba este miércoles en Ginebra, tomó personalmente la decisión de someter el proyecto a la Asamblea.
De la redacción del proyecto y de la evolución de las negociaciones en las últimas semanas se desprendía que el tratado tiende a consolidar la hegemonía de las cinco potencias nucleares y la exclusión del "club nuclear" de India, el segundo país más poblado del mundo.
El único progreso alcanzado por la Conferencia de Desarme desde el fin de la guerra fría, a comienzo de la década del 90, ha sido la concertación de la Convención sobre Armas Químicas, impulsada por Estados Unidos en 1991, después el conflicto bélico en el Golfo a inicios de ese año.
Esta convención fue, sin embargo, producto de casi 10 años de duras negociaciones en la Conferencia de Desarme de la ONU en Ginebra y fue aprobada por la Asamblea General en diciembre de 1992.
Estados Unidos posee, supuestamente, un arsenal de 30.000 toneladas de sustancias químicas aplicables con fines bélicos, pero el Departamento de Defensa (Pentágono) asegura que sólo 10 por ciento de esa cantidad está en condiciones de ser utilizada.
Rusia afirma que no cuenta con más de 50.000 toneladas de sustancias químicas aplicables en una guerra, pero agencias de inteligencia occidentales sostienen que tiene más.
La Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) estima que 20 países desarrollaron o están desarrollando armas químicas, entre ellos Birmania, China, Corea del Norte, Egipto, India, Iraq, Irán, Israel, Libia, Paquistán, Siria y Taiwan.
La mayoría de los países árabes se rehúsan a renunciar al derecho de poseer arsenales de esa naturaleza a menos que Israel renuncie formalmente a las armas nucleares, biológicas y químicas que supuestamente almacena.
Mientras Israel se resiste a ese planteo, los únicos países que ratificaron la Convención sobre Armas Químicas son Arabia Saudita, Argelia, Marruecos y Omán.
En un informe difundido el año pasado, el Consejo por un Mundo Soportable sostuvo que la primera guerra mundial fue la única instancia hasta ahora registrada de ataques recíprocos con armas químicas a gran escala.
El primero de esos ataques se registró en abril de 1915 en Ypres, Bélgica, donde el ejército de Alemania abrió las válvulas de casi 6.000 cilindros de gas clorín. (FIN/IPS/tra-en/fah-td- pc/pz/mj/ip en/96