Alemania manifestó un desencuentro con sus aliados de Occidente al lanzar su propia campaña mundial por la eliminación de las minas de tierra antipersonales, una de las armas más mortales en la actualidad tanto en áreas en conflicto como en las que ya alcanzaron la paz.
"Debemos hacer todo lo posible para acabar con esta tragedia", dijo el ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, Klaus Kinkel, en una carta al secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Boutros Boutros-Ghali.
Kinkel recordó que Alemania impuso en enero de 1996 una "moratoria unilateral ilimitada sobre todas las exportaciones de minas antipersonales", y que los militares del país europeo renunciaron en abril de forma "total e incondicional" al uso de esos artefactos bélicos.
El ministro aseguró a Boutros-Ghali que "todas las existencias" de minas en Alemania "serán destruidas".
Además, el país elevará el asunto al Consejo de Seguridad de la ONU y ya propuso que la detección y desactivación de las minas desperdigadas sea parte integral de las futuras misiones de mantenimiento de la paz del cuerpo mundial.
El Comité Internacional de la Cruz Roja (ICRC) dijo que, a la fecha, 35 de los 185 países que integran la ONU respaldaron la prohibición inmediata mundial de minas de tierra, 16 renunciaron a su uso, cuatro lo suspendieron y por lo menos cinco están destruyendo las que poseen.
Una conferencia sobre esta cuestión en Ginebra concluyó en mayo sin conclusiones, lo cual dejó frustrado a Boutros-Ghali. "Debo dejar sentada mi profunda desilusión", declaró en un discurso al cierre de esa reunión.
La conferencia, que se celebró para analizar un tratado ya existente sobre armas convencionales, se negó a respaldar la campaña mundial emprendida por el secretario general de la ONU para prohibir la producción, uso y exportación de minas de tierra.
Los países que asistieron a la reunión acordaron la restricción del uso de esos artefactos dentro de la próxima década.
Pero Boutros-Ghali se lamentó porque, para ese entonces, "millones de minas continuarán siendo usadas, producidas y vendidas".
La conferencia también decidió que las minas, eventualmente, podrían fabricarse de modo que sean más fácilmente detectables, o aun que se desactiven por sí solas transcurrido cierto período.
Los expertos distinguen entre "minas inteligentes", que se autodestruyen automáticamente con el paso del tiempo, y las "minas tontas", que permanecen indefinidamente activadas.
Estados Unidos, el país más importante entre los que participaron en la conferencia, se rehusó a unirse a los que pretenden la eliminación de las minas.
En la poco probable eventualidad de que se alcance un acuerdo de prohibición en la ONU, Washington procurará excepciones para que el uso de minas antipersonales se permita en conflictos específicos y en ciertas regiones.
Alemania, en cambio, es una de las pocas naciones de Occidente que ha reclamado una prohibición internacional de todos los tipos de minas de tierra antipersonales y la única que se ha embarcado en una campaña en tal sentido.
En su carta a Boutros-Ghali, Kinkel dijo que "esta arma cruel e inhumana debe ser erradicada de una vez y para siempre de la faz de la tierra".
Alemania reclamó a la Unión Europea no solo la imposición de una prohibición total de las minas de tierra, sino también de las exportaciones. Además, pretende que el bloque inicie un programa de eliminación de minas aun activas y diseminadas para ayudar a los países que carecen de la tecnología necesaria.
"Europa no podría, por sí sola, resolver el problema", acotó Kinkel. El ministro recomendó a todas sus embajadas en el extranjero que trabajen en estrecho contacto con organizaciones internacionales para adoptar una posición común con el objeto de "ilegalizar las minas antipersonales en todo el mundo".
Alemania sostiene que tanto la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) como la Unión del Occidente Europeo (WEU) "no podrán permanecer al margen" de la búsqueda de una solución a este problema mundial si se adopta un programa de acción.
"He hablado en la OTAN y con los secretarios generales de la WEU para pedirles que hagan todo lo que esté a su alcance para apoyar estas iniciativas", dijo Kinkel.
Las posibles contribuciones de esas alianzas podrían incluir la transferencia de experiencia para respaldar la limpieza de minas en Europa, agregó.
Según la carta, cada año mueren o quedan minusválidas unas 20.000 personas a causa de minas que detonan. Las estimaciones más actuales revelan que aún existen entre 85 y 100 millones de minas de tierra activadas en los territorios de 65 países.
Las posibilidades de que se imponga una prohibición inmediata dentro de los próximos cinco años son remotas, pues la próxima reunión de la conferencia de revisión de los tratados al respecto está prevista para el 2001.
"El mundo no puede esperar por la eliminación de las minas de tierra. Deben ser eliminadas ahora", dijo Boutros-Ghali.
De acuerdo con la información del del Departamento de Asuntos Humanitarios de la ONU, los países más afectados por las minas son Egipto, Irán, Angola, Afganistán, Camboya, China, Iraq, Vietnam, Croacia y Bosnia-Herzegovina.
Existen 3,5 millones de minas de tierra en Vietnam, 10 millones en China y 9.900 en Dinamarca. (FIN/IPS/tra-en/td/jl/mj/ip/96