Un nuevo caso de piratería aérea protagonizado por cubanos que intentaban llegar a Estados Unidos puso a prueba los acuerdos migratorios entre La Habana y Washington, que preceptúan la repatriación a la isla de todo emigrante ilegal.
El secuestro el viernes de una avioneta cubana recordó el caso pendiente del ex teniente coronel José Fernández Pupo, que el 9 de julio desvió un avión hacia la base naval de Guantánamo, enclave militar estadounidense a 971 kilómetros de La Habana.
"De no tomarse medidas ejemplarizantes, Cuba consideraría que Estados Unidos está alentando la emigración ilegal", dijo una fuente de la cancillería ante la posibilidad de que el gobierno estadounidense otorgara asilo político a Fernández Pupo.
A más de un mes de los hechos, permanece indecisa la situación de Fernández Pupo, quien no obtuvo el asilo solicitado ni sabe si será juzgado por tribunales estadounidenses. Tampoco hubo respuesta al pedido de extradición del secuestrador formulada por Cuba,
Los acuerdos migratorios firmados el 2 de mayo de 1995 entre La Habana y Washington obligan a Estados Unidos a repatriar a la isla de todo cubano que pretenda ingresar en su territorio de forma ilegal.
El convenio se aplicó rigurosamente hasta que Fernández Pupo aterrizó en la base de Guantánamo. El portavoz de la Casa Blanca, Mike McCurry, sugirió que Estados Unidos podría conceder asilo político al secuestrador.
Este viernes, tres cubanos obligaron al piloto de una avioneta de servicios turísticos a desviarse de su ruta y poner rumbo norte.
El noticiero nacional de la televisión cubana informó que el aparato, un monomotor tipo Wilga, fue secuestrada cuando se dirigía de una pista de aterrizaje situada al este de La Habana.
El Instituto de Aeronaútica Civil de Cuba comunicó que "aún se desconocen las circunstancias en que fue desviada de su ruta la aeronave cubana y se investigan los hechos, para esclarecerlos".
Versiones de prensa procedentes de Miami aseguraron que la avioneta se precipitó al mar en un punto situado al occidente de la península de Florida y que sus tripulantes fueron rescatados por un barco pesquero de matrícula rusa y entregados a un guardacosta estadounidense.
Radio Martí, emisora de Washington que transmite hacia Cuba, afirmó este sábado que el piloto secuestrado a punta de cuchillo decidió regresar a la isla y que los secuestradores pidieron asilo a las autoridades estadounidenses.
Un funcionario de la cancillería cubana informó que el gobierno confía en la repatriación de los autores del delito pues, en caso contrario, Estados Unidos convalidaría "actos violentos" cometidos "para emigrar por la vía ilegal".
La Habana espera también la repatriación de los 27 sobrevivientes del naufragio de una embarcación de madera que llevaba a 31 emigrantes ilegales hacia Estados Unidos.
El accidente, ocurrido el lunes a unas 25 millas al sur de cayo Maratón, en el estado de La Florida, provocó la muerte de una mujer de 47 años, una niña de 16 meses y la desaparición de otras dos personas.
Según el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, 529 emigrantes ilegales fueron devueltos a la isla hasta el 16 de julio, en cumplimiento de convenios firmados por La Habana con Washington y gobiernos del Caribe.
Estados Unidos entregó a 369 personas, de las cuales 278 habían sido interceptadas en el mar y 91 intentaron ingresar en la base de Guantánamo.
Este sábado trascendió que se aguardaba el arribo de un nuevo grupo de repatriados, que debía llegar a La Habana a bordo de un buque del servicio de guardacostas estadounidense. No se aclaró si se trata de "balseros" o de los piratas aéreos. (FIN/IPS/da/ff/ip/96