El juicio en Cuba a Robert Lee Vesco, un financiero estadounidense reclamado por la justicia de su país desde hace 25 años, y que desde hace mucho tiempo vivía en Cuba, desenterró una vieja fuente de conflictos entre La Habana y Washington.
La detención de Vesco, primero, y su enjuiciamiento, después, recordaron que, según fuentes gubernamentales de Estados Unidos, alrededor de 100 fugitivos de la justicia de ese país encontraron refugio en la isla durante los últimos años.
Sin embargo, funcionarios cubanos se limitan a reconocer que se está hablando de "un solo caso" y para Marianela Ferreol, vocera de la cancillería, el caso Vesco no tiene nada de relevante.
Cuando fue detenido en su casa de La Habana el 31 de mayo del pasado año, Vesco llevaba 13 años viviendo en Cuba y 25 acusado de un frade por 224 millones de dólares a una compañía de fondos mutuos con sede en Suiza.
Natural de Detroit, el hombre, de 60 años, fue acusado en 1973 de una contribución ilegal de 200.000 dólares a la campaña para la reelección de Richard Nixon y, en 1989, un tribunal del Estado de Florida lo reclamó por conspiración vinculada al narcotráfico.
Sin embargo, a pesar de semejante expediente, el financiero estadounidense nunca fue extraditado y vivió de una forma bastante cómoda en la isla, bajo el nombre de Tom Adams, hasta su arresto el pasado año acusado de colaborar con servicios de inteligencia extranjeros.
Libre de una posible sentencia a muerte por no haberse probado la acusación de espionaje, Vesco espera ahora su condena que podría llegar a 20 años de prisión, confiscación de parte de sus bienes e indemnizaciones por 974.000 dólares.
En una calurosa sala del Tribunal Provincial de Ciudad de La Habana, ante un público de 70 personas y corresponsales extranjeros, el estadounidense insistió en proclamarse inocente de los delitos de "perjuicio a los planes económicos o la contratación estatal, estafa y actividad económica ilícita".
"¿Qué motivos podría tener yo para estafar al país que me salvó la vida?", se preguntó el empresario que reconoció haber violado "algunas leyes" pero siempre bajo la justificación de intentar "romper el bloqueo de Estados Unidos a la isla".
Luego de tres días de maratónicas sesiones, que incluyeron más de 30 testimonios, la vista oral y pública contra Vesco y su esposa cubana, Lidia Alfonso, quedó, "conclusa para sentencia" el día 4.
Con iguales cargos, los acusados están implicados en un intento de producir y vender por su cuenta el fármaco Trioxidal (TX), creado por el médico estadounidense Stephen Herman, y al que se le atribuyen cualidades curativas contra el cáncer, el Sida y otras enfermedades que afectan el sistema inmunológico.
La fiscal Eldelmira Pedris reconoció que Vesco propuso el estudio del novedoso medicamento a las autoridades sanitarias de la isla y que el Ministerio de Salud Pública cubano autorizó las investigaciones.
Sin embargo, añadió que el acusado atrajo inversionistas foráneos a lo que llamó "proyecto tx" asegurando que contaba para ello con el respaldo oficial y adelantando supuestas primicias en la comercialización del medicamento.
Llegó incluso a establecer compromisos comerciales y a vender producciones inexistentes, por lo cual recibió considerables sumas de dinero, empleadas mayoritariamente en sus gastos personales, asegura el documento.
Según la fiscalía, Vesco aseguró a sus asociados que la industria medico-farmaceútica cubana estaba produciendo el "tx" y creó las empresas Rutenol Chemicals y Carinada Investment como supuestas contrapartes de Cuba en el proyecto, que jamás fueron registradas en el país.
De acuerdo con el expediente, el 28 de diciembre de 1994, ante los primeros indicios de irregularidades, el ministerio suspendió el proyecto, pero el acusado consiguió un contrato de licencia para la investigación con la empresa cubana Labiofam S.A., a la cual ocultó sus manejos con socios foráneos.
"Nunca conocí personalmente a Fidel Castro", alegó Vesco en su defensa, y negó haber utilizado el nombre del presidente cubano para ganar seguidores a su proyecto, dentro y fuera de la isla.
En el caso aparecieron como implicados varios empresarios extranjeros, un sobrino del ex presidente estadounidense Richard Nixon y altos funcionarios de los ministerios de Salud Pública y Agricultura, que fueron citados como testigos.
Mientras la fiscalía insistió en todos los cargos, la defensa consideró a los acusados inocentes de los delitos de perjuicio de los planes económicos o la contratación estatal y pidió al tribunal que declarara inexistente el de actividad económica ilícita.
Fuentes cercanas al tribunal aseguraron que la sentencia podría conocerse en unos 15 días y descartaron la posibilidad de que Cuba ceda en el tema de una posible extradición de Vesco.
La detención del fugitivo estadounidense en mayo de 1995, a sólo unos días de la firma de los acuerdos migratorios entre Cuba y Estados Unidos, fue interpretado en círculos políticos como un posible gesto de buena voluntad de La Habana hacia Washington.
Sin embargo, un año después la coyuntura es totalmente diferente. Tras el derribo de dos avionetas civiles por aviones militares cubanos se generaron entre ambos países nuevas tensiones, que condujeron a la aprobación en Estados Unidos de la ley Helms-Burton, que endurece el bloqueo a la isla.
El nuevo foco de tensiones parece girar alrededor de la actitud que las autoridades cubanas adoptarán en torno a la extradición de Vesco a Estados Unidos, eventualidad que observadores locales consideran poco probable.
Ferreol afirmó la semana pasada que Cuba nunca ha recibido una solicitud oficial de extradición a pesar de que el portavoz del Departamento de Estado estadounidense, Nicholas Burns, aseguró exactamente lo contrario y que el pedido se realizó hace ya seis meses. (FIN/IPS/da/jc/ip/96